Si, estos días son de buenos propósitos, empezamos colecciones que nunca acabamos, pagamos la matricula del gimnasio al que iremos un par de semanas, y hacemos los mejores de los propósitos para la vida, que como dice Carlos Cano, no es otra cosa que la que nos queda por vivir.
El otoño es época de vendimia, el otoño es época de espejos asesinos en los que descubrimos nuestros excesos veraniegos, también son días para olvidar esos amores del calor y noches de insomnio.
Preparamos nuestras almas y nuestros cuerpos para el invierno. Son días de paseos sonoros por parques, por campos pisando hojas, que en otra época se creían inmortales y siempre verdes, pero cayeron del árbol que sigue su ciclo de regeneración.
Es una estación que invita a pensar en lo que fuimos no hace mucho, que invita a pensar en lo que queremos ser después del invierno.
Me gusta el otoño decididamente. Me gusta el ocre, o mejor dicho, los ocres del paisaje, de las frentes marchitas.