En los habituales espacios destinados a la venta de libros en el Prado cienfueguero las personas solo miraban los mostradores vacíos y alguno que otro preguntaba porqué no hay libros a la venta: pues porque los libros no han llegado a la provincia, y los pocos que han llegado están localizados en la Librería Dionisio San Román, en el Boulevard cienfueguero, lo que quiere decir que en ese lugar se concentran todos los que quieren comprar un libro a pesar del desabastecimiento y las largas colas.
A pesar de estos contratiempos se realizó la Gala Inaugural en el Teatro Tomás Terry, a la cual asistieron solo algunos de los invitados, pues la mayoría no pudo venir a Cienfuegos.
Muchos de los implicados en el evento literario en Cienfuegos se quejan de esta situación, y lo contraponen con las acertadas presentaciones de autores locales en La Habana, durante la feria habanera, y resaltan los excelentes resultados de las editoriales locales en los dicímiles eventos locales que aquí se organizan y que no dependen de recursos externos.
No se todos los motivos para que suceda este error organizativo tan garrafal, pero de una cosa estoy seguro: no se puede hacer una Feria del Libro sin libros.
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