Afirma Lummis que no solo fueron los españoles los primeros conquistadores del Nuevo Mundo, sino también sus primeros civilizadores. Ellos construyeron las primeras ciudades, las primeras iglesias, escuelas y universidades, montaron las primeras imprentas y publicaron los primeros libros; escribieron los primeros diccionarios, historias y geografías, y trajeron los primeros profesores y misioneros. Una de las cosas más asombrosas de los españoles, es el espíritu humanitario y progresista que desde el principio hasta el fin caracterizó sus instituciones.
Los españoles no exterminaron a ninguna nación aborigen, como exterminaron docenas de ellas nuestros antepasados los ingleses… Entre el Cabo de Hornos y el Polo Norte no había ni una mala casucha inglesa ni un solo hijo de Inglaterra… España se desangró en una conquista tan enorme que ni aún hoy podría nación alguna dar los hombres o el dinero necesarios para una empresa semejante en pos del progreso mundial.
Algunas historias han pintado a esta heroica nación como cruel para los indios; pero la verdad es que la conducta de España en este particular a nosotros debería avergonzarnos. La legislación española referente a los indios de todas partes, era incomparablemente más extensa, comprensiva, sistemática y humanitaria que la de la Gran Bretaña, la de las Colonias y la de Estados Unidos juntas.
El mayor fracaso de España como primera potencia mundial, papel que ejerció durante tres siglos, es no haber sabido crear un relato veraz sobre su obra conquistadora, descubridora y civilizadora, todo un fracaso cultural que permitió que los ingleses y otros pueblos derrotados por las armas españolas tergiversaran la Historia, denigraran a España y le arrebataran con impunidad logros, méritos y avances.
Francisco Rubiales