Quien emprenda y no haya tenido una mala racha en su negocio que tire la primera piedra. Creo que era Voltaire quien decía que “suerte es lo que sucede cuando la preparación y la oportunidad se encuentran y fusionan”, y lógicamente se estaba refiriendo a la buena suerte. Pero ¿qué pasa cuando hablamos de la mala? Pues en ese caso podríamos decir que es lo que sucede cuando la falta de acción y la desesperación se encuentran y se fusionan.
Al final todo se reduce a cosas que suceden y que en función de cómo nosotros las gestionemos y resolvamos pueden derivar en buena o mala suerte. De las primeras hay que disfrutar y aprender. De las segundas hay que salir cuanto antes aprendiendo. Y lo que no hay que desistir jamás es de continuar en la búsqueda de lo que queremos y realmente nos hace felices.
Y tras este arranque filosófico que me ha dado, vamos a ver cuáles serían los pasos que te recomiendo que des de manera sistemática siempre que esto te suceda.
1. Mantener la calma y la cabeza fría
Esto puede parecer obvio y al mismo tiempo es lo que más cuesta muchas veces, pero has de tener claro que sólo desde ese estado te será posible analizar la situación con rigor y centrarte en el aquí y el ahora. Si empiezas a pensar en el futuro y en las consecuencias entrarás en un estado de ansiedad que te impedirá a todas luces salir de la situación.
La meditación diaria puede ayudarte mucho a calmar la ansiedad y centrarte en ti y en tu momento presente.
2. Mira el histórico
¿Esto para qué sirve? Pues básicamente para darte cuenta de la verdadera gravedad de lo que te está sucediendo y de cómo lo resolviste en otras ocasiones.
¿Es realmente tan mala la crisis?
Hay veces que estamos tan ofuscados que no nos damos cuenta de aquello de que en peores plazas hemos toreado e incluso que estamos mejor de lo que pensábamos. Por lo tanto mira las cifras en su conjunto y eso incluye la facturación y también todas las oportunidades creadas. No facturar es grave evidentemente, pero si resulta que cada vez creas menos oportunidades difícilmente vas a levantar las cifras de ventas.
Si estás creando oportunidades puede ocurrir que simplemente la mala racha se deba a un tema coyuntural. Por lo tanto, es importante que te enfoques como digo en abrir más y más oportunidades, que abras tu círculo.
¿Qué hiciste en otras ocasiones que funcionó?
Está claro, si una vez saliste de un atolladero al siguiente sabrás salir. Por lo tanto revisa con calma lo que hiciste en situaciones parecidas y vuelvas a poner en práctica aquello que ya te funcionó una vez. A veces vamos por el mundo con orejeras y no nos damos cuenta de lo que hemos sido capaces de hacer en momentos difíciles y se nos olvida por completo.
Si ésta es la primera crisis de resultados que tienes entonces hazte la siguiente pregunta:
¿Qué me ha faltado por hacer?
Si no es la primera, pregúntatelo igualmente porque lo que suele pasar es que hayas entrado en un círculo vicioso en el que por la propia frustración de no conseguir el resultado que esperas caigas en la desidia del “total para qué” y cada vez hagas menos. Entrar ahí es muy peligroso y es importante que salgas cuanto antes.
Una vez más ten siempre presente que no siempre puedes elegir lo que te pase pero lo que sí que puedes elegir siempre es TU ACTITUD.
Y con esto entramos en el siguiente paso…
3. Revisa tus acciones
Muchas veces una crisis de resultados viene porque realmente no estás haciendo lo que tienes que hacer. Sí, la mente es así a veces, te hace creer que no puedes hacer más o que en el fondo estás haciendo lo correcto cuando no es así. Nuevamente se trata que des un paso atrás y empieces a mirar las cosas en perspectiva. Aquí te recomiendo que hagas básicamente dos cosas para comprobar de manera objetiva tu productividad real:
- Seguimiento diario de acciones detalladas (incluidas las de “mareo de perdiz”) por franjas de tiempo cortas.
- Cuáles de todas ellas pueden generar ventas: márcalas y mira a ver si son suficientes.
Si hay muchos “mareos de perdiz” y/o las acciones que haces están más encaminadas a la producción y a la gestión que a la venta, ahí puedes tener una respuesta clara de por qué los resultados no llegan.
4. Redefine objetivos coherentes
Los pasos 2 y 3 deberían servirte para tener un diagnóstico más claro de la situación en la que estás. Ahora toca reenfocarse y eso pasa por revisar objetivos en el corto y medio plazo. Puede que los objetivos que te hubieras puesto fueran demasiado ambiciosos y te hayas sentido incapaz de cumplirlos porque aún no estás en ese punto podríamos decir de entrenamiento necesario para alcanzarlos. Por lo tanto, algo que funciona muy bien es trocearlos, hacerlos más “comestibles”. Por otro lado tampoco te pongas una montaña de objetivos. Céntrate en 2 ó 3 que sean fundamentales y enfócate en definir acciones para conseguirlos.
Aquí es importante que también revises la situación del mercado y de tu competencia. Si bien una buena parte de lo que logres tiene que ver contigo, también hay una que no y que depende de cuestiones coyunturales que pueden estarte afectando en ese momento. Por lo tanto tus objetivos y acciones deberían estar definidos teniendo en cuenta ese nuevo escenario.
5. Enfócate en el logro
De nuevo entramos en la parte digamos “mental” para salir del bache. Es muy importante que una vez tengas redefinidos tus objetivos y tu nuevo plan, es decir, tu estrategia, únicamente te enfoques en el logro. Ten en cuenta una cosa: donde pones el foco pones tu energía. Si estás pensando en que no vas a llegar te estás enfocando en la escasez y menos obtendrás.
Una cosa que te recomiendo que hagas es que sea donde sea que tengas tus objetivos descritos (un Excel, un panel, un programa de ordenador…), elijas un color que te guste y marques los objetivos parciales que vayas logrando de dicho color y te enfoques en llenar ese espacio de esas marcas. De esta forma no es que no te importe lo que no estás logrando, simplemente lo que haces es no prestarle tu atención.
Haz la prueba…si marcas los objetivos no cumplidos y cada vez cumples menos, llegará un momento que ni querrás mirar la página y eso lo que te provoca es que no pases a la acción. Mientras que si lo que vas marcando es lo que vas logrando tendrás más ganas de lograr más, es decir, te acabará “picando”.
CONCLUSIÓN:
Es importante que te centres en todo lo que está en tu mano hacer, actúes y a partir de ahí dejes que las cosas sucedan. Si empiezas a estar pendiente del resultado constantemente puedes llegar a obsesionarte y la obsesión sólo te lleva a conseguir menos. Perseguir es querer controlar y cuando controlamos en el fondo lo que estamos haciendo es un nudo al canal que nos permite recibir. Por lo tanto, pon el foco en la tarea
Por último, una vez superada la crisis revisa todo lo que has aprendido y anótalo porque de lo que se trata es no sólo de que los resultados vuelvan a venir, sino de que salgas reforzado y con un buen aprendizaje que puedas poner en práctica cuando vuelvas a darte otro tropezón.
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El post Emprender después de los 40: cómo superar una crisis de resultados es original de Infoautónomos.