Emprender ‘pa ná’ es tontería…

Por Joseldelcampo

Hoy toco un tema cuando menos peliagudo y más cuando la situación laboral. Se trata de ver el tema de ‘hecerse emprendedor como alternativa al paro‘. Y se que levantará diversidad de opiniones, pero me gustaría exponer las mias.

Y es que desde que salió la campaña de ‘marras’ en la que se nos quería abducir sobre las bondades de crear nuestra propia empresa y que esto salvaría a este mundo, es un cosa que ya me lleva unos días dando vueltas a la cabeza y de la que ya había hablado anteriormente, pero creo que esta es buena época para recordar.

¿Quién no quiere ser su propio jefe? Y no valen mentirijillas.

Yo diría que todo el mundo lo ha pensado alguna vez, pero por ‘hache o por be’ no se ha decidido a ello y ha preferido la paga a fin de mes como algo seguro a la incertidumbre de la emprendeduría. Esto es algo completamente respetable al igual que el hecho de emprender su propio negocio cualquiera de nosotros, llegando no sólo a ser respetable sino también loable en estos tiempos.

Pero por desgracia, durante mi trayectoria profesional me he encontrado con algo no muy placentero muchas veces y creo que desde ese punto de vista me permite sacar unas conclusiones, que repito, he visto y no persigue ser un dogma de fe, sino que es una realidad que he palpado.

Emprender en un sentido estricto no es alternativa al paro.

Es decir, cuando una persona que lleva digamos 10 años siendo empleado por cuenta ajena se queda en el paro, tiene 2 alternativas:

a) Buscar otro trabajo por cuenta ajena.
b) Emprender una actividad profesional o empresarial.

Yo he estado cierto tiempo de mi vida profesional gestionando el negocio del segmento de ‘empresas’ en una entidad financiera. Si, de los que daban los préstamos a emprendedores.

He visto muchos y variados proyectos, grandes o pequeños, más y menos técnicos,…, pero sobre todo he visto muchos empezar y morir.

Mis conclusiones después de analizar los diferentes casos, me dicen que quien ha optado por la opción b) forzado por las circunstancias,  con un alto grado de probabilidad, en un año a más tardar dos, se vio abocado a cerrar el negocio. Y eso no era el problema grave, sino las deudas que eso le había acarreado, tanto con las entidades financieras como con la seguridad social, Hacienda o incluso con su familia, a la cual en ocasiones le había pedido dinero prestado.

Pero todos (o casi todos) estos emprendedores tenían un perfil muy peculiar: gente que nunca había hecho nada laboralmente hablando fuera de ser trabajador asalariado y se ‘lanzaba’ a la aventura.

Y me dio por analizar a los que sobrevivieron. Muchos de ellos, ya eran profesionales o emprendedores desde hace tiempo que volvieron a embarcarse en otros proyectos, mientras que una pequeña parte era del perfil anterior, pero muy pequeña.

La conclusión a la que llegué era la de que los emprendedores con éxito poseían un perfil personal diferente a los que fracasaron: diferentes formas de pensar, diferentes valores en la vida, diferentes actitudes o formas de ver las cosas. En definitiva, interiormente tenián unos rasgos de personalidad muy diferenciados de los llamémosles ‘emprendedores forzados’.

El ser emprendedor va en los genes. Yo diría que desde joven ya se ve quien vale para ser emprendedor y quien no. Y es tontería el querer convencerse de que puedes serlo si no posees esas actitudes. Ojo, puedes llegar a tener éxito, pero te costará llegar más que el ‘que lo lleva en la sangre’.

Si te analizas y crees que no vales como emprendedor, te rogaria que eligieses la opción a) más que nada porque los quebraderos de cabeza futuros pueden ser muchos.

Un parado que no ‘mame’ ser emprendedor, deberá de seguir buscando un empleo por cuanta ajena. 

La alternativa para un trabajador por cuenta ajena que se queda sin trabajo es buscar otro trabajo no emprender.

El emprendedor nace y no se hace.

Esta es una duda que todo el mundo se plantea muchas veces y para muchos ámbitos, como por ejemplo el ‘vender’. ¿Un vendedor nace o se hace? ¿Para que están los cursos de ‘técnicas de venta’? Pues para enseñar a vender digo yo.

Pero si pensáis detenidamente y visualizais mentalmente a alguien que consideréis buen vendedor, ¿a qué posee unos rasgos personales propios diferenciados? Locuacidad, facilidad de palabra y conversación, saber preguntar y dialogar,…, cosas que se pueden aprender pero que suelen ser innatas en uno.

Lo mismo pasa con el ser emprendedor. Puedes llegar a aprender a ser un buen ‘emprendedor‘, pero si ya posees cualidades predispuestas a ello, te resultará más fácil. Además, el que nace emprendedor raramente le gusta el tema de ser asalariado con jefe y horario.

El emprendedor es un superviviente.

Siempre vive al límite de sus posibilidades, laboralmente hablando, como se suele decir, no vive mes a mes sino que vive día a día. Nunca hay ‘mañana’ porque siempre es ‘hoy’. El presente lo es todo, porque sin presente no hay futuro.

Esta forma de ver las cosas exige de una dureza de caracter y de personalidad que no todo el mundo posee, muchas veces no apta para cardiacos.

Todo emprendedor que se duerme en los laureles, siempre es ‘cogido por el tren’. No hay descanso. Es de los que se alegran con los pequeños triunfos diarios aunque la mayor parte de las veces no tenga tiempos para disfrutarlos.

La incertidumbre de lo que vendrá le acompaña siempre, y no todo el mundo vale para eso, ni lo puede aguantar.

El emprender debe de ser sinónimo de aprender.

Por último diré que el emprendedor que triunfa, suele ser aquel que todos los días aprende algo y sabe verlo como algo bueno aunque sea de una circunstancia negativa para su presona.

Con todo esto no quiero desanimar a nadie, no es mi intención, sólo quiero que el emprendedor se haga unas preguntas antes de empezar que considero vitales para su éxito futuro:

  • ¿Poseo las cualidades típicas de un emprendedor o es que me obligan las circunstancias? Si es lo primero, perfecto, si es lo segundo, ¿actuo bien?
  • ¿Cuales son mis puntos fuertes y débiles que me pueden llevar a tener éxito o fracaso en la actividad que emprenda? ¿Los puedo potenciar o cambiar?
  • ¿A qué o hasta dónde puedo, y sobre todo, me debo sacrificar?
  • ¿Puedo económicamente y mis circunstancias personales permitirme el ser emprendedor? Recordar que España es de los países de la OCDE que más trabas, requisitos fiscales y buocráticos pone para ser emprendedor. 
  • ¿Qué tienen mis competidores que yo no tenga? ¿Qué tengo yo que los demás no tienen?

Habría muchísimas más preguntas que hacerse pero estas son unas pocas y creo que bastante importantes y que según sus respuestas direccionarán basante la decisión a tomar.

No soy nadie para dar consejos, eso os lo aseguro. Lo único que os pediría es que meditáseis muy bien el tema de ser emprendedores, y no verse obligado a ello por las circunstancias, porque el fracaso estará muy cerca.

Debéis vivir  ‘el ser emprendedor’ y traspirarlo por los poros de la piel. No vale con decir ‘voy a montar algo’. No, es algo más.

Y recordar, ‘emprender pa ná es tontería’.