Emprendizaje inteligente

Por Falcaide @falcaide

El pasado 25 de febrero de 2010 tuvo lugar el I Symposium Internacional sobre el Pensamiento de Javier Fernández Aguado. Aquí dimos cuenta en un par de posts. Ahora están disponibles los videos-resumen de las ponencias en la web de AEFOL TV y está a punto de editarse un libro con todas ellas.


Os dejo mi ponencia con el título "Emprendizaje inteligente" dentro de la Mesa Redonda "La voz de los expertos" y dos vídeos (vídeo 1 y vídeo 2) que recoge unos cortes de esa participación. Actualmente se prepara un libro que recoge todas las ponencias de todos los participantes (La voz de los expertos, directivos y partners) en el Symposium.


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Muchas gracias, Fran. Buenos días a todos. En primer lugar, felicitar a Josep Lozano y AEFOL por la organización de este Symposium; dar la enhorabuena a Javier Fernández Aguado y finalmente agradecer la invitación que se me ha hecho a participar hoy aquí.


A Javier Fernández Aguado le conozco hace casi 15 años, he montado alguna empresa con él, hemos escrito un libro conjuntamente, participó en el "Who´s Who en el management español" y hemos colaborado en diferentes proyectos empresariales. Además, me he leído sino toda prácticamente toda su obra, que no es poca, unos 60 libros sólo o en colaboración. Pero de toda esa obra, hay uno que me gusta especialmente y que se ha vuelto editar gracias a LID Editorial que lleva por título 1010 consejos para emprendedores (2009).


¿Y por qué?


- En primer lugar, por su utilidad práctica. Libros de creación de empresas hay muchos y cada año aparecen nuevos títulos, pero la mayoría de ellos se centran en aspectos técnicos que, aunque necesarios, distan mucho de lo que es la brega del día a día. El elemento diferencial de esta publicación es que pone por escrito lo que sólo se aprende cuando uno está en la primera línea de la batalla empresarial. Fernández Aguado hoy día es conocido y reconocido como pensador, pero antes fue directivo y empresario en España y en el extranjero. Es, por tanto, un libro que allana el camino y anticipa escenarios que el emprendedor se va a encontrar.


- En segundo término, porque todos somos, en cierto modo, emprendedores. Algunos poniendo en marcha su propio negocio; otros, como intraemprendedores dentro de una organización desarrollando un departamento o área de negocio; otros como emprendedores sociales a través de la creación de una asociación, una fundación o una ONG; y otros emprendiendo un proyecto personal. Es, por tanto, un libro muy recomendable y oportuno para cualquier persona.


- En tercer lugar y como decía el economista Schumpeter, "el grado de desarrollo de una nación depende de la capacidad de asumir riesgos"; y son los empresarios los que asumen riesgos jugándose su propio capital (muchas veces incluso el que no tienen) y pasan muchas noches de insomnio por mantener a flote su empresa que genera ingresos para el Estado vía impuestos, satisface las necesidades de los consumidores a través de los productos y servicios ofrecidos, y da empleo a muchos trabajadores. Es, por tanto, un libro cuyos beneficios no redundan exclusivamente en el emprendedor sino en la sociedad en su conjunto.


Emprendizaje inteligente



Los 1010 consejos recogidos en el libro de Fernández Aguado, los condensaría en dos palabras: "Emprendizaje inteligente"; recomendaciones para afrontar con ciertas garantías la labor de emprender; y de ese "emprendizaje inteligente" destacaría cinco ideas estratégicas:


Primero. El emprendizaje como opción vital. La mejor alternativa profesional para cada persona es aquella que mejor se adapta a la personalidad de cada uno. El mejor trabajo para un individuo es aquel que exhibe nuestras virtudes y disimula nuestros defectos. Por eso, el éxito personal en la vida consiste, como le gusta repetir a Fernández Aguado haciendo referencia a la película de Disney "El Rey León", con "encontrar el lugar en el ciclo de la vida". Esto es clave, porque si no uno se frustra, y habitualmente los caminos de la frustración son dos: depresión o violencia. Ninguna opción profesional es mejor que otra, simplemente que igual que no todo el mundo sirve para ser consultor, abogado o comercial, no todo el mundo sirve para ser empresario. Por tanto, empresario, ¿sí o no? Sí, si es lo tuyo. Si no, dedícate a aquello que sabes hacer mejor, apaláncate en tus fortalezas y compensa tus debilidades.


Segundo. Las cinco preguntas del emprendizaje. Todo persona dispuesta a desarrollar un proyecto empresarial debería contestar cinco cuestiones:


- ¿Qué vendo? El producto ofrecido. Es importante conocer al detalle cuáles son sus ventajas e inconvenientes, su estacionalidad, los precios de mercado, los de la competencia, otros productos sustitutivos, las barreras de entrada, etc.


- ¿A quién? Que hace referencia al target destinatario del producto, nuestros clientes. La experiencia enseña que no se puede llegar a todo el mundo. Conocer muy bien a quién nos vamos a dirigir permite ajustar el tiro con mayor precisión y anticipar posibles cambios en sus gustos y necesidades.


- ¿Por qué me compran? Esto es, que tengo yo que los demás no tienen. Disponer de una ventaja competitiva es lo que justifica la aparición de una nueva empresa. Lo importante no es ser los mejores sino ser diferentes. Una campaña de Coca-Cola decía: "Lo que te hace diferente, te hace valioso; lo que te hace diferente, te hace único".


- ¿Durante cuánto tiempo? Todas las ventajas competitivas tienden a desaparecer o diluirse con el tiempo, lo que significa que no basta poner en marcha un proyecto sino que hay que estar trabajándolo, renovándolo y actualizándolo de manera permanente. La autocomplacencia es muy peligrosa en el mundo del emprendizaje. Como le gusta argumentar a este experto: "Quien siempre vende lo mismo y del mismo modo al final dejará de hacerlo". Emprendizaje e innovación son dos caras de la misma moneda.


- ¿Cuánto gano? El beneficio que es la consecuencia a todo lo anterior. Si se han hecho bien los deberes el dinero acabará llegando a las arcas de la empresa.


Tercero. Pasión en el emprendizaje. Amancio Ortega decía: "No vale la pena ser empresario sólo para ganar dinero". Cuando el dinero se convierte exclusivamente en "fin" y no en "medio" es fácil que una empresa, antes o después, se venga abajo. ¿Y por qué? Porque ninguna biografía, ni en nuestra vida personal ni en el mundo empresarial, es una línea recta. En todo negocio acaban apareciendo dificultades, problemas, adversidades, inconvenientes, y crisis, y en esos momentos, cuando todo tiembla alrededor, a uno le entran muchas dudas, y si uno no tiene unas convicciones fuertes y profundas, algo por lo que merezca la pena luchar, un sentido que le mantenga a flote, se desiste. A la hora de emprender es importante que exista una conexión y una sintonía entre lo que uno siente y hace, que uno desarrolle un negocio con el que se sienta plenamente identificado.


Cuarto. Sacrificio en el emprendizaje. La pasión es condición necesaria pero no suficiente. Resultados extraordinarios siempre van precedidos de esfuerzos extraordinarios. Detrás de cualquier logro notable hay mucha reciedumbre y capacidad de trabajo. Don Quijote se lo explicaba a su escudero: «Sábete Sancho, que no hay un hombre que sea más que otro, sino que hace más que otro». También Unamuno decía algo parecido: «No llegará muy lejos aquel que nunca sienta cansancio». Un emprendedor vive para su negocio y siempre lleva la empresa a cuestas. Los negocios exigen estar encima de ellos, y si el capitán del barco desatiende su responsabilidad, es fácil que el compromiso del resto de la tripulación también decaiga. El ejemplo no es una de las formas de influir en los demás, es la única. Por otro lado, en los comienzos de cualquier aventura empresarial el control de los costes es primordial y uno no puede darse grandes alegrías. La austeridad, a pesar de que es un concepto que no tiene mucho glamour en el mundo de la empresa, es fundamental. Todo el mundo aspira a tener una oficina en la mejor calle, chófer y secretaria... pero eso hay que ganárselo antes.


Quinto. Paciencia en el emprendizaje. No se quita el candado, se abre la puerta el primer día y los clientes están fuera esperando como locos para entrar. Más bien sucede lo contrario. El primer día no entra nadie; el segundo algún despistado; y así poco a poco hasta que uno va haciéndose un nombre, empieza a ser conocido y coge velocidad de crucero. Este proceso puede llevar meses o incluso años, por lo que armarse de paciencia es imprescindible hasta que se recogen los ansiados beneficios con los que se sueña. Fernández Aguado lo explica bien en el consejo nº 19: "Pocos negocios se resuelven con un veni, vidi, forravi. Más bien sucede que uno llega, ve y se estrella. Luego, desembarca, mira y tropieza menos. Y a la tercera, o a la cuarta, o la quinta, halla los caminos oportunos para ganar ese dinero al que aspira". Peter Senge, autor de "La quinta disciplina", decía: "Un bebe tarda nueve meses en nacer con independencia de que mucha gente que se ponga a trabajar en el empeño". Salvo excepciones, nada que merece la pena se construye de un día para otro.


Conclusiones

 
Para acabar, el mundo del "Emprendizaje inteligente", de ser empresario, suena muy bonito y lo es, se puede ganar dinero y obtener reconocimiento, pero todo ello debe estar orientado a un objetivo que es el fin último del hombre: intentar ser feliz. Ortega y Gasset decía que "la historia de la felicidad es la historia del hombre" porque ésa siempre ha sido la aspiración última del hombre con independencia de las coordenadas de espacio y tiempo. Por ello, de los "1010 consejos para emprendedores", si me pusiesen en un aprieto, y tuviese que quedarme con un sólo consejo, ese sería el nº 347: "El cénit de la vida de un empresario no es el enriquecimiento (que no es poco, porque significará que su proyecto ha salido adelante), sino alcanzar una vida colmada. Eso supone triunfar en varios frentes: el profesional, el familiar-afectivo y el de amistad. Centrar las esperanzas en el triunfo profesional es insuficiente". Nada más. Muchas gracias.