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Empresa Familiar: Atayde, cinco generaciones de un circo que se reinventa

Por Juan Carlos Valda @grandespymes
Empresa Familiar: Atayde, cinco generaciones de un circo que se reinventaLa compañía, con más de 120 años de historia en las artes escénicas, hoy compite con una vasta oferta de entretenimiento   Christopher Atayde, de ojos claros, cabello ondulado y sonrisa angelical, tiene 11 años, mide alrededor de 1.40 metros, es malabarista y es el último eslabón de un largo y prestigiado linaje circense. Para algunos en la familia, llevar el apellido Atayde implica la responsabilidad de conservar la reputación de una empresa que ha sobrevivido más de un siglo. ¿Qué quieres ser de grande?, se le pregunta al joven Christopher, quien un poco tímido pero sonriente responde: “Aún no sé, pero me gustaría seguir con los malabares”. A sus 11 años, Christopher Atayde presenta un acto de malabares que aprendió a los cinco gracias a la enseñanza de sus padres y su hermano. “Desde pequeño le gusto, lo tomó como un juego y lo dejamos, ésa es la disciplina que ha manejado desde los cinco años. Se le fomentará otras disciplinas para que complete su número pero por ahora está con los malabares”, comenta la madre de Christopher, Maritza Atayde, quien también es trapecista desde los 13 años. Sin embargo no toda la familia está consagrada al circo, algunos se dedican a otros negocios alejados de la artes escénicas. “Nunca quisimos forzar a nuestros hijos para que participarán en escena”, dice Andrés Atayde Guzmán, director general de la empresa. Una generación que nace En la familia lo principal es terminar una carrera, independientemente de su gusto por la escena circense. Christopher estudia el sexto grado de primaria en un programa de educación a distancia y “la esperanza” de sus padres y abuelo es que vaya a la universidad, como lo hicieron su hermano Christian y su primo Alfredo. “Los Atayde siempre hemos estado en la escuela, lo importante es la educación”, comenta Alfredo Atayde Chávez, comunicólogo y director escénico del espectáculo las “Nuevas galas navideñas”, que se presenta hasta hoy en la carpa Astros de Tlalpan. “Yo siempre he estado en el circo, de niño iba los fines de semana, era un poco raro porque mientras mis compañeros iban al zoológico o al parque yo iba al circo. Pero siempre crecí así. A mí nadie me obligó a estar aquí; me gusta. Llevó en la sangre ese amor por el circo”, afirma Alfredo. “Lo que me apasiona más del espectáculo es la parte de la producción”, continúa Alfredo mientras se coordina por radio con los que se preparan para presentar un acto de acrobacias en columpio, después de un pequeño intermedio, tras bambalinas. Con ese mismo entusiasmo Alfredo dirige, desde una cabina ubicada en lo alto de las tribunas, el audio y la iluminación del escenario en el que trapecistas, payasos, malabaristas y bailarines, ejecutan sus actos. Alfredo y Christopher forman parte de la quinta generación Atayde. Ambos están en preparación para, quizá, en un futuro próximo, tomar las riendas de la empresa y seguir alimentando la magia que provoca en niños y adultos el hecho de ir al circo. La leyenda de una estirpe Han transcurrido casi 123 años y la compañía que don Aurelio Atayde Guizar fundó, con la ayuda de sus padres y hermanos, sigue vigente. Ahora la empresa está dirigida por sus tres nietos, quienes siempre están en busca de nuevas formas para atraer a un público que cada día tiene más opciones de entretenimiento. Hace 35 años los hermanos Atayde Guzmán (Andrés, Alberto y Alfredo) heredaron de su padre Andrés Atayde Arteche la dirección de esta empresa familiar que, en palabras de Andrés, hijo, implica “una enorme responsabilidad” porque tienen la tarea de conservar la buena imagen que ha identificado a la firma Atayde Hermanos. “Hace 50 años era una sensación porque quizá llegaba a una población donde no había nada y el circo era la atracción, ahora hay mucho entretenimiento en todas partes”, comenta en entrevista Andrés Atayde. Las dificultades para una empresa de espectáculos como el Circo Atayde Hermanos están a la orden del día. Desde la idea de algunas personas respecto al maltrato a los animales en las carpas, pasando por la falta de cultura hacia las artes escénicas, hasta el desprestigio de ciertas compañías “piratas” que se cuelgan de la firma Atayde para atraer al público. La aventura de los Atayde comenzó en 1888, cuando don Porfirio Díaz culminaba su segundo periodo en la silla presidencial. En ese momento México se entraba en la era de la industrialización con la llegada del ferrocarril que conectaba a varias zonas antes completamente incomunicadas. En ese mismo año, al norte del país fallecía El Rayo de Sinaloa, el famoso bandolero y salteador de caminos, Heraclio Bernal, y Mazatlán festejaba la llegada del agua y la apertura del famoso Hotel Central. En medio de esas novedades, bajo una carpa que estaba instalada en la Plaza de Toros de Mazatlán, don Aurelio Atayde Guizar invitaba a los habitantes de la Perla del Pacífico a presenciar un espectáculo innovador que ni él mismo llegó a imaginar que perduraría hasta el siglo XXI. Fue en esa misma carpa donde, en 1909, se llevó a cabo un mitin antirreeleccionista en contra de Porfirio Díaz, encabezado por Francisco I. Madero. Durante más de un siglo la compañía ha experimentado muchas aventuras, accidentes y algunas pérdidas, como las muertes de algunos miembros de la primera generación, conformada por los hermanos Atayde Guizar. Una de esas pérdidas fue a causa del accidente de Refugio Atayde, de 12 años, que falleció en camerinos tras caer al suelo al romperse el trapecio, en los albores del siglo XX. La ejecución de ótro acto ocasionó también la muerte de Manuel Atayde, el hermano mayor, fallecido en plena función en Mazatlán a causa de la patada de un caballo en el pecho. Las celebraciones y éxitos Por supuesto también hubo triunfos: en 1927 los miembros de la segunda generación Atayde figuraron en libro de los records Guinness, con el título de los Mejores Barristas del Mundo. En su amplia trayectoria en las artes escénicas y en el mundo del espectáculo, la compañía ha sido distinguida en diversos niveles. En 2004 recibió el máximo galardón que otorga el Festival Internacional de Circo de Montecarlo. Hace poco se le otorgó el Premio Luna del Auditorio Nacional en la categoría de Mejor Espectáculo Familiar, mientras que la Presidencia de la República le concedió un reconocimiento por su trayectoria y contribución a la vida cultural y económica del país. Los premios para esta corporación familiar se siguen sumando. El próximo 16 de enero los Atayde pasarán a formar parte de la prestigiosa Pista de la Fama del Circo en Florida, en Estados Unidos. Ahí donde figuró, en su momento, el famoso trapecista sinaloense, Alfredo Cardona, una leyenda circense como también ya lo es la compañía Atayde Hermanos. Fuente http://oclesis.blogspot.com/2011/01/atayde-cinco-generaciones-de-un-circo.html

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