Empresa Familiar: La hora de pasar el testigo

Por Juan Carlos Valda @grandespymes

Preparar la sucesión es la última gran tarea que un empresario debe cumplir. Ésta es la máxima en la que coincidieron ayer todos los participantes de las jornadas Retos de la Empresa Familiar: El relevo generacional, organizadas por la Asociación para el Progreso de la Dirección (APD) en colaboración con la Asociación Andaluza de la Empresa Familiar (AAEF).

Pasar el testigo de una generación familiar a otra no es cosa fácil, requiere de una meticulosa planificación, que puede extenderse durante años, y de una gran generosidad. “Unos deben tener la voluntad de dejar el poder, no aferrarse a él, no pensar que son imprescindibles, y otros deben aceptar la transmisión del mismo y la responsabilidad que ello conlleva”, aseguró Mariano Puig, presidente de la Fundación Puig -compañía que ya va por su cuarta generación- y miembro fundador y ex presidente del Instituto de la Empresa Familiar (IEF). “Es un camino largo: desde el día en que decidimos organizar el futuro de Puig hasta que dejé de tener responsabilidades en las cuentas de resultados pasaron ni más ni menos que 18 años”, añadió.

El relevo generacional es la “clave de bóveda del edificio familiar”, simbolizó ayer Mario Carranza, director general de la AAEF. Pero el trasvase de liderazgo no siempre sale bien. Basta con echar un vistazo a las estadísticas. El 65% de las firmas familiares en España son de primera generación, pero sólo el 25% llega a la segunda, el 9% a la tercera, y un escaso 1% a la cuarta.

“No hay reglas mágicas para lograr” la continuidad de las firmas en el tiempo, advirtió Alfonso Chiner, profesor de la Cátedra de Empresa Familiar del IESE Business School, pero sí algunas recomendaciones. “La sucesión no debe retrasarse eternamente, hay que ser valientes”, indicó y, si es necesario, recurrir a la ayuda de asesores externos. Es más, el proceso debe planificarse cuando el predecesor está en la cresta de la ola, ya que tendrá la autoridad necesaria para aunar voluntades en torno a este asunto. Asimismo, los sucesores también deberán prepararse para el relevo.

Eso sí, no hay que obcecarse con que sean siempre los miembros de la familia los que tomen las riendas de la gestión del negocio. “Si éstos no tienen las capacidades y habilidades necesarias, hay que recurrir a directivos externos”, explicó Chiner. “Se trata de situaciones muy delicadas porque, en las empresas familiares, lo emocional juega un papel importante; hay que hacerlo con mucho tacto y cariño para no herir sensibilidades”, añadió Puig.

La fórmula del éxito de González-Byass, empresa jerezana que ya va por la quinta generación familiar, se puede resumir en el maridaje de tradición y modernidad. “Mi padre me enseñó que lo óptimo era contar con la experiencia de los veteranos y rociarla con la savia nueva de los jóvenes intentando buscar el equilibrio”, indicó el presidente de la compañía, Mauricio González-Gordon.

En las jornadas también intervinieron Guillermo José Burgos, director para Andalucía Occidental y Extremadura de Randstad, cuya firma familiar cuenta con 50 años de trayectoria y que destacó que las personas, el talento son la verdadera empresa. Por su parte, el socio de Garrigues Álvaro Silva abundó en la necesidad de proteger el patrimonio en el relevo generacional.

Fuente http://www.diariodecadiz.es/article/economia/1127549/la/hora/pasar/testigo.html

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