¿Truco o trato? Las tradiciones se transfieren de cultura a cultura, las costumbres se modifican convirtiéndose en algo totalmente nuevo. Una de ellas, la que surge de la pregunta, es esa manía que tiene mucha gente en buscar una excusa para desinhibirse y poder disfrazarse de algo o alguien. Por un día todos dejan volar su imaginación e intentan adoptar roles distintos a los que habitualmente la vida les subyuga.
Sega, en la época de Megadrive, quería ofrecer un título sumamente original. Para ello contaron con uno de los factores más atrayentes en aquella época. La variedad, para comprender este concepto deberíamos remontarnos a los años 1992 cuando Super Nintendo reinaba en cuanto a consolas domésticas y Super Mario World ofrecia una jugabilidad exageradamente superior a la de su sucesor.
Una partida, una oportunidad, eso sí, una cantidad considerable de vidas y “continues” que se iban adquiriendo a medida que el juego avanzaba. Todo ello adornado por el máximo atractivo del título, los disfraces. Y es que Kid Chameleon como indica su nombre, podía mutar y adoptar cualquiera de las 9 máscaras que irán apareciendo durante las múltiples pantallas.
Un desafío, algo que atentaba contra el orgullo de aquellos intrépidos que por salvaguardar el amor propio buscaron la forma más directa de llegar al enemigo final, con algunas oportunidades de éxito. Ya que la muerte mermaba poco a poco el subconsciente hasta “creer” que todo aquello era una auténtica pesadilla. Kid Chameleon un título sin igual, con pocos parangones en su época que a pesar de todo dejó un buen sabor de boca a aquellos “locos” que se aventuraron en él lo suficiente como para valorarlo en su justa medida.
- Sega, 28 de Mayo de 1992, Megadrive