Como dice el refrán, EN ABRIL DEJA TU VIÑA DORMIR, la poda debe de estar terminada al igual que todas las labores invernales: abonado, atado de brazos y elementos de renovación, bajar los alambres, aplicación de herbicida, retirada de los restos de poda…. Y sobretodo es muy importante no labrar el terreno, para evitar perder humedad y que las posibles heladas sean menos acusadas. Una vez pasado el periodo de heladas, ya podemos labrar el suelo para eliminar malas hierbas y acondicionar el terreno.
Uno de los riesgos de esta época, son las heladas, sobretodo en zonas como en la que nos encontramos, sur de León, en la que las primaveras se caracterizanpor periodos de elevadas temperaturas y otros con bajadas importantes, gracias a la cercanía con los Picos de Europa y Montes de León. Estos días los viticultores están con el alma en un puño por el riesgo elevado de heladas que pueden provocar grandes daños en los brotes tiernos de la vid.
Después de un periodo de abundantes lluvias y temperaturas elevadas, la planta comienza a movilizar la savia hacia las yemas para provocar la brotación y desarrollo de las partes vegetativas. Cuando la planta se encuentra en plena actividad por las condiciones propicias, aparece un frente frio que baja de manera brusca las temperaturas y en un periodo corto de tiempo, incluso por debajo de 0ºC, lo que puede llegar a provocar grandes daños en los brotes verdes recién desarrollados. Estos brotes tienen un alto contenido de agua en las células de sus tejidos, lo que provoca que se hielen con facilidad.
Los daños de las heladas son visibles en uno o dos días, cuando esos brotes comienzan a presentar un aspecto pardo, como si se hubieran chamuscado, esta es la sintomatología de la helada, al congelar el agua de la célula y descongelar de manera rápida el agua sale de las células deshidratándolas y provocando un efecto quemadura que da lugar a la muerte de los tejidos.
Los órganos helados a estas alturas, son las yemas que han brotado primeras y que por lo general se trata de las francas, aquellas que nos van a dar lugar a los racimos, con lo que el efecto de la helada es devastador, mermando en consecuencia la producción de ese año.
Por lo general la vida de la planta no corre peligro, gracias a la cantidad de yemas que aun no han brotado y que posteriormente lo harán, aunque la probabilidad de traer fruto de estas yemas es muy baja, la formación y obtención de material vegetal esta asegurado.
Por suerte para los viticultores, el frente frio que ha pasado en estos días la península, ha venido acompañado de nubes y lluvias, lo que hace un efecto tampón, suavizando las temperaturas y evitando que estas caigan de manera excesiva y causen los temidos daños.
Para terminar hago referencia a otro refrán que dice: HASTA EL CUARENTA DE MAYO NO TE QUITES EL SAYO, lo que nos marca la fecha en la que estaríamos libres de las temidas heladas.
Estos refranes populares, nos marcan los intervalos de tiempo y las condiciones climatológicas mas probables aunque con el cambio climático, estas fechas se van desplazando y variando.
El periodo de heladas también es muy importante tenerlo en cuenta, en una fase muy importante de la viticultura, que es la plantación. Una mala elección de la fecha de plantación, puede traer graves consecuencias y marras importantes en una plantación nueva, con el consiguiente perjuicio económico y las diferencias en cuanto a homogeneidad de las plantas y sus correspondientes labores de formación.