«La isla y el sexo. Gabo, diez años después»
La polémica no ha durado mucho, no sé si por respeto a la memoria del padre del realismo mágico o porque vivimos tiempos de debates de usar y tirar. Pero es triste que el último libro, el último regalo de Gabo a sus lectores, se recuerde más por si sus hijos deberían o no haberlo hecho llegar al gran público. Que los primeros titulares se centren en el afán crematístico de los herederos más que en la obra en sí, es triste.
Y en este punto, con el autor fallecido y por tanto huérfanos el resto de sus declaraciones sobre su obra, las interpretaciones no se hacen esperar, que si no hay nada agregado, que si su editor Cristóbal Pera, director de Random House México, llevó a cabo un meticuloso proceso de recuperación de todas las notas que durante décadas han sido testigos mudos de las dudas de su autor y del que nadie podría dudar, que si ya no queda nada mas inédito…
Y así, el making of acapara los focos. Hasta en eso, en la gestión de su legado, García Márquez ocupa un lugar entre los grandes de la Literatura universal porque en la misma tesitura le precedieron Virgilio, que si por él hubiera sido nadie conocería “La Eneida” y lo mismo ocurrió con Kafka y “El castillo” o con Nabokov y “El original de Laura”.
Nunca sabremos con exactitud si “En agosto nos vemos” cumplía las exigencias de su autor, porque su cerebro ya no estaba en disposición de discernir lo bueno de lo excelente. Pero sí tenemos la certeza de que, una década después de su muerte en Ciudad de México, Gabo regresa en los meses bulliciosos de presentaciones de novedades, que calienta motores para lucirse, en forma de libro, en las casetas de todas las ferias y, en cierto modo, es como si él mismo estuviera porque se colará en las conversaciones de los visitantes que buscan la mejor lectura y recordarán “Cien años de soledad”, “Crónica de una muerte anunciada”, “El coronel no tiene quien le escriba”, “Relato de un náufrago”, “El amor en los tiempos del cólera”, “Memorias de mis putas tristes”… y unos dirán que tal título es el mejor y otros, defenderán con vehemencia tal otro.
Y entre todos ellos, sobresaldrá Ana Magdalena Bach. Su protagonista póstuma. Una mujer con un matrimonio feliz que usa el sexo como liberación. En la época en la que el Nobel comenzó esta novela así se consideraba, no tengo tan claro si hoy en día ese elemento sería el único para que una mujer se sienta plena e independiente y no se vea sometida al hombre. Pero eso, tampoco lo sabremos nunca porque el autor falleció hace una década y ya no está para explicar el universo de Ana Magdalena.
Pero igualmente, volvemos al punto de inicio: es García Márquez y su manera de describir el mundo y la psicología de sus personajes es personal e intransferible. Y trasciende las opiniones de los gurús culturales. Tan sólo los lectores podrán juzgar la obra cuando el oleaje de la polémica comercial cese y el libro sea tan sólo eso: una historia póstuma que se defenderá por sí misma e imagino que es la máxima aspiración de cualquier escritor.
La lectura de “En agosto nos vemos” nos resucita al novelista colombiano que regresa veinticinco años después una lectura sorpresiva del primer capítulo en Madrid, en Casa de América. Por lo que estamos ante una novela que se empezó a pergeñar a finales del siglo pasado, cuando Gabo era Gabo.
Imagen de la lectura de “En agosto nos vemos” de Gabriel García Márquez en Casa de América de Madrid el 1 de marzo de 1999.
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Una sucesión de hombres, a los que conoce cuando acude a visitar cada agosto la tumba de su madre, enterrada en una isla. A esa cita con la progenitora acude sola para limpiar su tumba, vestirla con nuevas flores y hacerle el resumen de cómo le ha ido la vida desde la última vez que la visitó y en ese relato, realmente le habla a su madre muerta de la vida de su familia, aunque le confiese, en el último momento y justo antes de despedirse hasta el año siguiente, la primera infidelidad con un hombre al que conoce en las horas posteriores a su tradicional visita.
Y así, de repente, lo que es una costumbre inherente a su vida se ve trastocada por un suceso que ni siquiera ella misma hubiera podido sospechar porque no había nada en su vida que le empujara a acostarse con otro hombre que no fuera su marido. Un amante del que no quedó rastro al abrir los ojos al día siguiente y del que confirmó que no había sido un sueño porque encontró en la mesilla 20 dólares, cambió su vida. A partir de ese momento, deja de ser sólo una madre de dos hijos, con las preocupaciones recurrentes, y una esposa de un marido al que ama y que le ama.
Y a ese amante le siguen otros. Diferentes, desconocidos, a los que nunca vuelve a ver y ni siquiera los busca. Son ocasionales porque ella así lo decide. En esa noche que pasa en la isla, una vez al año, el hedonismo es lo único que tiene sentido. Sólo una noche al año, como un impasse que se concede para saberse mujer.
Tan sólo añora a uno y es el detonante del final, tal vez un poco abrupto pero brillante. Un giro en el relato que lo cierra con un broche tan surrealista como impecable.
Inevitablemente, “En agosto nos vemos”, que en su gestación era un libro de cuentos, se convierte en la novela del último García Márquez, que no termina de verla hasta su quinta versión y aún así pide que no se publique.
Mención especial merece la adenda para los morbosos de la realidad ajena porque la edición se completa con explicaciones del que fuera su editor, un prólogo de sus hijos y fotografías de páginas de las galeradas cuando seguía siendo un proyecto en la cabeza del Nobel. Un proyecto en el que asomaban pilares sólidos, pero proyecto al fin y al cabo; como los esqueletos de los edificios que nunca se terminan.
Y sin embargo, no haber publicado esta obra hubiera sido hurtarnos, a los lectores, un último relato más del gran escritor, un relato magnífico. Una oportunidad de volver a disfrutar de su literatura cuando ya no está y se sabe con certeza que jamás volverá, como una noche en la isla que hay disfrutar porque será la única.
Gracias por no cumplir su voluntad y que me perdone el Nobel.
El autor:
Gabriel García Márquez (1927- 2014), nacido en Colombia, es una de las figuras más importantes e influyentes de la literatura universal. Ganador del Premio Nobel de Literatura en 1982, fue, además de novelista, cuentista, ensayista, crítico cinematográfico, autor de guiones y, sobre todo, un intelectual comprometido con los grandes problemas de nuestro tiempo, y en primer término con los que afectaban a su amada Colombia y a Hispanoamérica en general. Máxima figura del llamado «realismo mágico», en el que historia e imaginación tejen el tapiz de una literatura viva, que respira por todos sus poros, fue en definitiva el hacedor de uno de los mundos narrativos más densos de significado que ha dado la lengua española en el siglo XX. Entre sus novelas más importantes figuran Cien años de soledad, El coronel no tiene quien le escriba, Relato de un náufrago, Crónica de una muerte anunciada, La mala hora, El general en su laberinto, el libro de relatos Doce cuentos peregrinos, El amor en los tiempos del cólera y Diatriba de amor contra un hombre sentado. En el año 2002 publicó la primera parte de su autobiografía, Vivir para contarla; en 2004 volvió a la ficción con Memorias de mis putas tristes, y en 2012 sus relatos fueron recopilados en Todos los cuentos. En agosto nos vemos (2024) es su novela inédita.
El libro:
En agosto nos vemos ha sido publicado por la Editorial Random House. Encuadernado en tapa dura con sobrecubierta, tiene 120 páginas.
En este ENLACE podrás ver y escuchar a Gabriel García Márquez durante la lectura del primer capítulo de En agosto nos vemos, gracias a una grabación de RTVE.
Para saber más:
https://www.cervantes.es/bibliotecas_documentacion_espanol/creadores/garcia_marquez_gabriel.htm
Gabriel García Márquez en Wikipedia.