Revista Cultura y Ocio

En Buenos Aires, Noam Chomsky volvió a desenmascarar a las “plutocracias globales que se hacen llamar democracias”

Publicado el 13 marzo 2015 por María Bertoni
En el Teatro cervantes, Chomsky fue ovacionado como una estrella de rock.

En el Teatro Cervantes, Chomsky fue ovacionado como una estrella de rock.

El público presente lo ovacionó como a un rock star; los seguidores del evento vía streaming abarrotaron sus cuentas de Twitter con los remates más impactantes de la clase magistral. Así será recordado el paso de Noam Chomsky por nuestra Ciudad de Buenos Aires, concretamente por el Foro Internacional por la Emancipación y la Igualdad que desde ayer transcurre con éxito de convocatoria en el Teatro Nacional Cervantes. Tras ser presentado por su compatriota Anthony Arnove, el lingüista y activista norteamericano analizó nuestro presente global desde una perspectiva geopolítica edificada sobre datos históricos, cifras estadísticas, menciones de funcionarios. Contudente, la ponencia dejó escaso margen para el optimismo (en coincidencia con lo que Gianni Vattimo dijo en la conferencia de prensa previa al evento) pero sugirió que, mientras haya resistencia, también hay esperanza.

Chomsky se retrotrajo, primero, quinientos años para afirmar que “por primera vez, América latina ha dado pasos significativos hacia la liberación del dominio imperial”. Luego avanzó hasta el siglo XX para referirse al poder hegemónico que los Estados Unidos construyeron en Occidente a fines de la Segunda Guerra Mundial (y en el continente americano tras la Conferencia de Chapultepec de 1945) y que buscaron prolongar -e intensificar con fines de dominación absoluta- a fines de la década reaganiana-thatcheriana de los ochenta, al término de la Guerra Fría.

En varias oportunidades, el lingüista mencionó a George Frost Kenan a quien presentó como el “arquitecto del mundo de posguerra”. También como el autor de la expresión “nuestra pequeña región de acá” en alusión a América latina (o a la ilusión de pertenencia que la dirigencia estadounidense conserva con respecto al resto del continente).

La última estación del recorrido histórico fue el siglo XXI. El conferencista definió la Cumbre de Cartagenas, celebrada en 2012, como un hito que reveló la decadencia del imperio estadounidense. “La supremacía de USA sigue por inercia” afirmó antes de advertir que lo que está en crisis no es uno o varios países, sino el sistema capitalista.

“Esta crisis es una de las peores y es mucho peor de lo que la describí” alertó. “Nuestra sociedad se encuentra cerca del suicidio virtual a partir del acecho de dos peligros inminentes: la guerra nuclear y la crisis ambiental”.


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