"Missing" es el nuevo Piloto que llega a nuestras manos después de que la ABC lo estrenase el jueves pasado. A pesar de ser visto por algo más de diez millones y medio de espectadores, marcó un "triste" 2 en demos. Con estas cosas nunca se sabe ("GCB" subió una décima en su segundo episodio), pero no pinta nada bien para la serie protagonizada por Ashley Judd (que ejerce, además, de "co-executive producer").
En "Missing", Ashley Judd es Rebecca Winstone, ex agente de la CIA desde que hace 10 años su marido (Sean Bean) muriese en Viena en un atentado terrorista. Hoy, Rebecca trabaja en una floristería (o eso parece), junto a su amiga Mary (Aunjanue Ellis) y se dedica por completo a proteger a su hijo Michael (Nick Eversman) del mundo en general. Poco después de irse a Roma a estudiar, Rebecca descubre que su hijo ha desaparecido, y viaja hasta la capital italiana para encontrar alguna pista que le ayude a descubrir su paradero. Para ello contará con la ayuda de Giancarlo (Adriano Giannini). A su vez, Dax Miller (Cliff Curtis) tiene la obligación de detener a Rebecca, ya que un ex agente de la CIA no puede ir por el mundo resolviendo sus asuntos personales.
Para empezar: todos sabemos que Sean Bean NO está muerto. Así que en algún momento hará acto de presencia y veremos que se ha convertido en un traidor o algo por el estilo. Keith Carradine está ahí para dar prueba de ello. En cuanto al Piloto en sí, es una sucesión de mil momentos ya vistos. Al parecer la madre se va a recorrer media Europa en busca de su hijo (a ver quién es el guapo que la rescata del Sena). La verdad es que el Piloto me ha dejado algo más que frío. No me ha aportado absolutamente nada. Pero ya se sabe que muchos episodios Piloto son traicioneros, y aunque creo que las bases de la serie han quedado bastante claras (tiros y persecuciones a partes iguales con un par de flashbacks ñoños del pasado de "happy family"), igual nos llevamos una sorpresa.
Le doy un capítulo más. Pero me da un poco de pereza la serie en sí (y eso que le tenía ganas), pero que haya tanta gente empeñada en que Rebecca no encuentre a su hijo es demasiado "¡qué jartura!". Y todo para que luego lo tenga el padre. Por cierto, da gusto llegar a Roma y encontrarte todas las puertas abiertas.