En busca del jefe ideal iii

Publicado el 26 diciembre 2019 por Carlosgu82

EN BUSCA DEL JEFE IDEAL III

Ahora el turno es para esos jefes que confunden a sus trabajadores, con su actitud «condescendiente» y es que no pude evitar ilustrar este asunto con la imagen del Sr. Burns, dueño de una planta nuclear que no se ha dado cuenta que tiene en Homero Simpson al peor de los trabajadores, o por lo menos al más estandar de los servidores, que nunca se preocupo por avanzar, por estudiar y superarse y lleva en su mismo puesto de trabajo 25 años, -tal vez más-, porque no hay manera de ascenderlo.

Esos jefes condescendientes, que se clasifican así porque no impulsan a que el trabajador se supere, corrija sus errores y mejore continuamente, es más, equivocadamente concebimos la idea que ese es el jefe ideal, pero resulta que no lo es, el que  acepten sin ningún tipo de miramientos tu trabajo, facilita el estancamiento e igualmente se convierte en el nicho de los errores comunes que resultan a futuro muy graves y delicados.

La típica frase: «así se hace aquí, o así se ha hecho siempre» son frutos precisamente de jefes que no exigen el  cumplimiento de un protocolo, o el seguimiento de instrucciones, o el establecimiento de los procedimientos para que una vez se produzca el cambio del personal, quien ocupe determinado cargo sepa con precisión el objetivo, la razón de ser y la forma como debe ejecutar sus labores de manera eficiente y eficaz.

El acomodo a los gustos de los trabajadores no rotula en forma inmediata a un jefe como el ideal;  claro que se necesita contar con un lider de grupo de trabajo, alguien que reconozca los logros de manera individual y potencialice al grupo para alcanzar su máximo, pero a ello no se llega «aceptándolo todo», sino siendo atento a corregir con respeto, cultura, dignidad y profesionalismo, los errores en que se incurren buscando no al culpable para llevarlo al cadalso, sino previniendo que se incurran en yerros, mejorando el proceso desde su base.

No se trata de abandonar a los trabajadores, para que logren el desempeño de sus funciones bajo el amparo de la divina providencia, y por la falta de presencia del jefe, entonces aprobar lo realizado sin  una debida retroalimentación, esa circunstancia mejora y favorece todas las labores realizadas, recuerdése que  cuando un proceso es debidamente evaluado, tiende a fortalecerse y a evolucionar.

Malentender la manera como debemos guiar y liderar a los equipos de trabajo es una falla a gran escala, que puede traer la ruptura de nuestros objetivos estructuralmente y lo peor sin que nos demos cuenta a tiempo, sin posibilidad de reaccionar, muchas compañías descubren esta afirmación cuando su situación es tan penosa que no hay redención.

Por lo tanto el jefe ideal tampoco es el que nos deja «ser», sin importarle quienes somos en realidad, puede verse muy atractiva esa postura de Homero Simpson, soy quien soy, igual sin cambiar, ni inmutarme por 25 o más años, pero ese era todo su potencial, solo a ese puesto podía aspirar, no debí proponerme una meta más alta y luchar por alcanzarla, ojalá que estas preguntas no nos atormenten cuando a los 65 o 70 años, no podamos retroceder lo suficiente para corregirla.