En busca del origen
“ El contarnos la historia fue una manera de aliviar la nostalgia por nuestras familias que permanecieron en el antiguo hogar”
Marcela Bravo Goñi
2019
A los 72 años comienzo este relato. No estoy segura de que lo que aquí relato, haya sucedido de la exacta forma en que lo cuento. Se impone una advertencia: ¿quién y cómo se puede comprobar si lo que aquí se cuenta es la verdad y toda la verdad? No es posible. Y aún así; durante mucho tiempo he estado estudiando, leyendo y haciendo investigaciones genealógicas sobre mi familia materna, por eso creo que este relato es lo más cercano a lo que puede haber sucedido en la realidad.
Se puede decir que este recorrido hacia el pasado lo inicié con mi salida de Chile el año 1975, hace 43 años. O puedo también ubicar el comienzo en 1984, cuando mi madre Pepita Goñi, nos visita en Estocolmo y me cuenta la historia de la familia, especialmente la de nuestros antepasados por el lado materno. Emocionalmente, es desde entonces que vengo sintiendo la profunda significación que tuvo para mi el exilio: emigrar e inmigrar, y también, como lo he podido entender, la profunda significación que tiene para todo el que se ha visto obligado a hacerlo. Cuando mi madre, estimulada por mi curiosidad, me entrega los primeros elementos para entender la migración de sus abuelos maternos, mis bisabuelos, que alrededor de 1890 dejan Polonia para instalarse en Chile, se despierta en mí una necesidad de hacer un “viaje”, de comenzar una búsqueda hacia el pasado remoto, que no termina sino en estos días en que quiero ya resumir el relato, sobre todo porque reciéntemente he recibido información decisiva que en algún sentido, cierra el círculo.
En este viaje hay fechas decisivas que desglosaré por capítulos:
I 1888 y 1892: la migración de mis bisabuelos con sus cuatro (o tres?) hijos, entre ellos mi abuela Sara Swiderski Kol
II Agosto/Septiembre de 1975: fecha en que la dictadura de Pinochet me expulsa de Chile y mi llegada a Suecia
III Julio de 1984: fecha en que mi madre, Pepita Goñi, nos viene a visitar a Estocolmo y con su información elaboramos un árbol genealógico de la familia
IV Noviembre del año 2007: fecha en que nuestro primo segundo, Claudio J, entrega el certificado de nacimiento de nuestra bisabuela, Gitel Kol, y el certificado de nacimiento de una de las hijas de Gitel, Bajla/Berta Swiderski, la abuela de Claudio, a nuestra prima hermana Carmen Goñi
V Octubre 2012: seminario televisado en Estocolmo, en memoria de Raul Wallenberg, en que entre otros participantes, el director de la Shoa Foundation muestra que es posible encontrar sobrevivientes del Holocausto en el sitio creado por Steven Spielberg. De esa forma encuentro a Roza Kol, la historia de ella y de su familia
VI Octubre 2018: fecha en que finalmente se confirma el parentesco de mi bisabuela Gitel – que en Chile se pasó a llamar Augusta, con Roza Kol. Ellas fueron efectivamente hermanas, hijas de Nathan Kol (1831- ) y Malka Fogel Nadel (1838- )
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I El viaje de los bisabuelos, Gitel Kol (1859 -1948) y Somer Swiderski (1854 -1928).
En mi búsqueda, el nombre de una ciudad marca un hito que me permite comenzar y realizar este viaje. Es el lugar donde la bisabuela Gitel nace, en Polonia. Este lugar lo lleva gravado en la memoria mi prima Adriana Goñi; nuestra abuela Sara se lo ha transmitido a ella. Es el pueblo de Kalisz. Según mi madre el marido de Gitel, Somer Swiderski, que era de una clase social inferior, vivía en un pueblo cercano llamado Sieradz. El matrimonio se realiza en Kalisz en 1882, y no fue bien visto por la familia de Gitel. (Hay comentarios en esta historia, como éste de mi madre, que no tengo como comprobar, solo los repito sin saber si hay algo detrás de la leyenda.)
Según los registros de Kalisz Gubernia/Poznan Province, del matrimonio Swiderski Kohl nacen varios hijos ya antes de emigrar: Efraim, n en 1884; Icek, n en 1885 muerto en 1886; Sura/Sara, n en 1888; Bajla y Marjem, n en 1890. También encontré el certificado de su matrimonio, donde aparecen ambos firmando; encargué el rollo con los documentos filmados a la Iglesia Mormona (“La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días”) que archiva estos datos, y me fuí a las oficinas de la Iglesia en Västerhaninge, Estocolmo. En un aparato especial, una especie de video antiguo con manopla, y con el código recibido pude encontrar el certificado. Estaba escrito con letras cirílicas, según una mujer rusa que investigaba en el aparato al lado mío. Según ella muy difícil de interpretar, porque no se parece demasiado al ruso actual. Pero los nombres, las firmas de Gitel y Somer, aparecen muy claras.
¿Porqué los documentos en idioma ruso? Gran parte de lo que hoy es Polonia, era en ese tiempo parte del Imperio Ruso. Entre otras cosas, se prohibía la lengua polaca en las escuelas y universidades. Todo documento emitido por la administración pública se escribía en ruso. (Según el libro del judío danés Georg Brandes que viaja a Polonia en 1888; su libro “Impresiones de Polonia” se traduce al sueco en 1890)
Ahora, si las familias Kol y Swiderski hablaron ruso, lo dudo. Mi abuela decía que los rusos eran “el diablo”, los polacos los odiaban. En ese tiempo los polacos y sobre todo los judíos centroeuropeos, admiraban principalmente todo lo alemán. Hablarían el jidish, el idioma de los judíos centroeuropeos que se dice es una especie de mezcla de alemán o polaco, según la zona, con el hebreo y con escritura hebrea? No creo tampoco; judíos eran, pero mi madre en su visita a Estocolmo, dice: “eran judíos sin ritos, pero no bautizaron a sus hijos”. Palabras icónicas! Dan una pauta importante, eran judíos mas bien seculares; lo que no he podido entender es cuándo, o cuál es la generación de esta familia la que se aparta de la religión. Porque en Polonia se registraba en ese tiempo la religión tal como se registra la fecha y el lugar de nacimiento de cada persona. Y los dos certificados de nacimiento que hemos encontrado, afirman que las hijas recién nacidas (Gitel en 1859 y su hija Bajla/Berta en 1890) fueron inscritas ante el rabino en la sinagoga de Kalisz. Cuando pregunté en el Instituto Histórico Judío de Polonia, en Varsovia, si eventualmente Somer Swiderski podría haber sido no-judío, me contestaron: no solo impensable, imposible! En aquel tiempo no se permitían los matrimonios mixtos de judíos con no judíos. Mi pregunta venía del conocimiento de que el apellido Swiderski en Polonia es bastante común, hay muchos Swiderski también no judíos.
Para más complicación: las ciudades de Kalisz y Sieradz, aunque efectivamente estuvieron bajo el dominio ruso, hay información en la historia por demás trágica de Polonia, que relata que estas ciudades – sobre todo Kalisz, que estaba cerca de la frontera con la germana Prusia, fueron – en distintos períodos y en las distintas llamadas particiones de Polonia, asimiladas por Prusia. Como mi abuelo Juan Goñi le decía “la alemana” a su esposa Sara, no estoy totalmente segura de que mis bisabuelos vivieran en la zona rusa, al menos no todo el tiempo, ni tampoco todos sus antepasados. Las fronteras se movían a menudo con las constantes guerras y particiones, de modo que en todas las ciudades de la europa central, vivían en ese tiempo grupos y etnias de distintas nacionalidades, más o menos mezclados entre sí. Se ve por ejemplo en el film de Andrzej Wajda, ‘Tierra Prometida’ cómo en Lodz, importante ciudad industrial cercana a Kalisz y Sieradz, coexistían judíos, alemanes y polacos. El mito dice que los que trabajaban duro eran alemanes y judíos; los polacos eran aristócratas, los que poseían la tierra, dedicados a las bellas artes y las diversiones, pero poco dados al trabajo.
Se dice que la administración rusa era caótica, cruel, y especialmente antisemita en ese entonces, mientras que la germana era reconocidamente disciplinada, organizada y algo más tolerante con los polacos, y por tanto también con los judíos polacos; aún cuando éstos también fueron discriminados allí. Por ejemplo: “La política de Prusia se caracterizó por la alemanización y por el ataque generalizado a los derechos de los polacos y católicos. En las escuelas nacionales, la educación de los niños polacos era impartida en alemán. También se establecieron políticas de transferencia de tierras de propietarios polacos a los alemanes. Prusia quiso asimilar a los judíos polacos a la vida civil prusiana/germana, disolviendo las comunidades y juzgados judíos, para hacer de ellos personas occidentales. Debían hablar o polaco o alemán y fueron los idiomas que se impusieron en las escuelas judías.” (Prussian Poland, 1920)
Siguiendo con el viaje. Todo indica que el bisabuelo Somer viajó solo a Chile–según la leyenda a raíz de que la familia Kohl le exigió que se estableciera primero para después mandar a buscar al resto. El viaje de Somer está registrado en el barco Abydos, el 30 de diciembre de 1888. Somer, 30 años, registrado como ‘Kaufmann’, comerciante. El barco que parte de Hamburgo, se detiene en Amberes, Bélgica. Luego, en marzo de 1892 aparecen en los registros Gitel con sus cuatro (o tres?) hijos embarcando en Hamburgo y Amberes, hacia Chile en el barco Kambyses. El lugar de residencia para ambos se registra la ciudad de Kalisz, “Russisch Polen”. Ambos barcos arriban a Valparaíso. (Hay una discrepancia en las fechas. Somer viaja en 1888 y una de las mellizas, Bajla es inscrita en la sinagoga en 1890; en realidad habían nacido el año anterior. Ver certificado más adelante.)
El viaje de Gitel con sus hijos está rodeado de mitos y leyendas y es considerado, – al menos por mí y las primas con que he conversado el tema, como el origen del trauma familiar. Lo siguiente se ha transmitido en nuestra familia, de distintas formas, como en el juego del “teléfono”, cuchicheos que deforman el mensaje original: el mayor de los hijos, Efraim/Román, de unos 7 años habría sido díscolo y desobediente con su madre, al punto de ‘jugando’ haber colgado a una de las mellizas por una claraboya del barco! O bien: tira los juguetes de sus hermanas por la claraboya, para regalarlos a los niños de un barco vecino. O: Bajla/Berta, una de las mellizas, se asomó al ojo de buey con ayuda de su hermano Efraim/Roman. Luego se cuenta que de los cuatro hijos que partieron: Efraim/Roman, las mellizas Berta/Bajla y Marjem, y la que luego será mi abuela Sara, 5 años, sólo llegaron tres. Marjem habría fallecido en la travesía. Pero, en los registros del viaje de Gitel aparecen sólo tres hijos: Roman, Salomea (que en realidad es Sara) y Bajla/Berta. O sea la historia de la melliza muerta en el barco, que ha marcado a la familia, no parece haber sido tal. Marjem puede haber fallecido en Kalisz, antes de la partida. En el certificado de nacimiento de Bajla/Berta aparece ella como “la primera de unas mellizas”. El duelo de Gitel por su hija y la nostalgia por su país y sus padres, han estado inscritos en nuestra sangre y DNA familiar.
La familia Swiderski Kohl a su llegada a Chile, se instala en Rancagua, donde después el matrimonio tendrá otros tres hijos: Luis, Marta y Estér. Porqué en Rancagua? También en la leyenda familiar se manejan dos versiones divergentes, o es sólo que hasta ahora no hemos podido comprobar cómo las dos versiones se conectan; puede ser que ambas historias sean verídicas.
Un rastro de la primera versión es que anteriormente a Somer y Gitel, habría emigrado un pariente o hermano de Gitel que habría instalado una tienda de paños en esa ciudad. Efectivamente, después de mucho buscar he encontrado a ese hermano desaparecido hasta ahora: Adolfo Kohl, nacido en 1863. Adolfo llega bastante antes que los Swi Kol, en 1882 a Chile, de 19 años, en el barco Denderah. También parte desde Hamburgo, su lugar de residencia es Kalisz, y su nacionalidad: ‘Russich Polen’. Incluso Román, el hijo de Somer y Gitel, que también ha estado algo perdido para las generaciones siguientes, aparece en los documentos que he encontrado, firmando en 1925 la disolución de una empresa en Rancagua junto a su hermano Luis Swiderski. ¿Puede haber sido Adolfo el que comenzó la tienda o algun tipo de empresa, en Rancagua?
En todo caso la tienda existió. En el artículo de Felix Miranda Salas ‘Historia de Rancagua’, puede leerse: “Acaso…. sea conveniente, por encima de la mera curiosidad dejar constancia en estos apuntes de los establecimientos que había en la ciudad, en ese año, 1900 y 1901, las Tiendas, de Germán Cohl, Sommer Swidersky y Antonio Soltura”. (Germán Cohl, medio hermano de Gitel también emigró en esos años.)
Digo “desaparecidos” porque no se conoce el paradero posterior ni descendencia de Román Swiderski Kohl o de Adolfo Kohl. Lo que yo he encontrado este último tiempo es una novedad para nuestra familia; Román y Adolfo existieron y trabajaron en esos años en Rancagua, junto a los otros de los cuales tenemos mucha información y que tuvieron gran descendencia. Mi madre hablaba de Román: “intelectual drogadicto, se casó con Rosita, una argentina”. Mi hermana Paulina ha constatado reciéntemente que Román está enterrado en el mausoleo de la familia Goñi Swiderski, sin fechas. Desgraciadamente y a pesar de que nuestras familias en la generación siguiente convivieron cercánamente, nunca les preguntamos a tiempo para saber los detalles de sus vidas pasadas. Esta es una de nuestras grandes penas, al menos una de las penas mías; sé que también otras primas así lo han sentido; no haber preguntado más y a tiempo, sobre ese acontecimiento que hoy en día se nos aparece como grandioso, el viaje tan definitivo que nuestros antepasados hicieron a esas tierras lejanas.
Israel Brockman y Pessa Kohl son los personajes de la otra leyenda, la colindante o divergente. Pessa, nacida en 1854 en Kalisz fue la hermana mayor de Gitel. Se casó en 1871 con Israel Brockman, también en Kalisz. Dos hijos nacen en esa ciudad: Ester en 1873 y Mayer en 1874.
Traducción de certificado, gracias al eslavista sueco Lennart Kihlander: “1874 (en cirílico): Nachman Kohl inscribió a su nieto MAJER BROKMAND KOHL, por ausencia del padre, el 26 dic 1874. Majer era hijo de Yzrael Bersli Brockmand (26) y Pessa Kohl (22). Fueron testigos: N. Kohl y J. M. Wartski.”
En el Archivo Histórico del Judaísmo chileno se puede leer:
“Brockman Cohl, Mauricio 1874-1932. Hijo del matrimonio de inmigrantes polacos formado por Yzrael Bersli Brockman y Pessa Kohl, acontecido el año 1871, quienes viajaron a vivir a Chile. Nacido con el nombre de Majer cambió su nombre a Mauricio Brockman Cohl, se transformó en un destacado médico y fundador de la Clínica Alemana de Santiago. Destaca su participación durante la epidemia de influenza y rebrote de tifus 1918-1920, que afectó al país. “
Resulta que Israel emigra a Chile en 1874 (“por ausencia del padre inscribe el abuelo Nathan a su nieto”) de 24 años, en el barco Sakkara. Profesión, ‘handelsmann’, comerciante. Al parecer viaja solo. Pero en algún momento después viajan Pessa, que en Chile se da en llamar Paulina, con sus hijos. La hija Ester, que en Chile se llamará Ernestina, se casa alrededor de 1894 con Amadeo Heiremans, “ícono” de la familia, como lo describe mi prima Carmen Goñi en su excelente blog. (parentela.blogspot.com) Amadeo, del cual hay también leyendas dispares: habría sido hijo de “campesinos pobres” en Bélgica o ya recibido de ingeniero emigra a trabajar en Chile en la construcción de ferrocarriles. Nacido en 1869, se convierte en un industrial de peso importante en Chile. Exactamente cuándo esta pareja se casa, y dónde, es algo que todavía no he encontrado en los archivos. Lo más probable es que su encuentro y su casamiento hayan acontecido en Chile ya que el nacimiento de su primer hijo, Oscar, está registrado en los anales chilenos, en 1895.
Aquí empieza entonces la otra leyenda, el motivo del viaje de los Swi Kohl habría sido el llamado “de la selva” de Pessa, Israel y Amadeo con su esposa Ester: ‘vengan, acá hay trabajo y lugar para ustedes’. ¿Porqué supongo que esta leyenda es probable? Porque Israel Brockman ya está en Chile en 1874, o sea casi 20 años antes de la partida de los Swi Kohl. Pero no tenemos antecedentes de que Israel con su familia hayan vivido o trabajado en Rancagua. Más bien esta historia nos lleva a pensar que es por el lado de Amadeo Heiremans que los Swiderski Kol o al menos algunos miembros de la familia, pueden haber obtenido trabajo en la construcción de ferrocarriles u otras empresas que el industrial Heiremans fundó. Entre otras, Heiremans instaló al principio del siglo XX un aserradero en Santiago.
También en el ilustrativo libro del ingeniero belga Gustav Verniory, Diez Años en la Araucanía, 1889-1899 (con prólogo del poeta Jorge Teillier) se menciona tanto a Amadeo Heiremans como a sus suegros ‘Mr. y Mme. Brockman’. Verniory cuenta que en 1898 recibe en el sur de Chile, donde trabaja en las obras del ferrocarril a Pitrufquén, la visita de Amadeo Heiremans, compatriota y colega, “uno de los financistas de la obra”. El episodio que relata es por demás triste y cruel; juntos inventan una triquiñuela para engañar a los indios: Amadeo se hace pasar por el Presidente de la República, a quién los mapuches han estado esperando para presentarle sus quejas y peticiones.
Cuando Verniory ya está en Santiago, preparando el viaje de vuelta a Bélgica, almuerza un día en casa de Amadeo. Este lo convida para ir al encuentro de sus suegros a Portillo, en la cordillera. Mr y Mme. Brockman vienen llegando de Buenos Aires, “de vuelta de su país natal Polonia que no visitaban desde hace 20 años”. Toda una aventura en tren, en coche y en mulas! Aquí se comprueba que esta pareja Brockman, ella es Pessa/Paulina Kohl, había ya llegado alrededor de 1874-78 a Chile. (El dato sobre este excelente libro lo encontré en el también excelente blog de Gabriel Bunster.)
Según se puede leer en el informe de la Comisión Parlamentaria de Colonización “Informes, proyectos de ley, actas de las Sesiones y otros Antecedentes. 1912 Empresas de Colonización”(Pág 245): don Amadeo Heiremans habría recibido del gobierno de Chile tierras en el sur de Chile, en Rupanco, en la Isla de Coihueco, y se le habría permitido traer numerosas familias de colonos. (Concesión a don Amadeo Heiremans, por decreto número 2099, de 18 de octubre de 1904.)
La política del gobierno chileno en esos años era extremadamente europeizante, y promovió con todo el poder de que disponía, la inmigración europea para colonizar el sur de Chile, para desgracia de los ahí milenarios residentes, los mapuches chilenos.
(Para una visión algo distinta, es decir que no sólo llegaron profesionales y destacados empresarios europeos, ver: La inmigración extranjera en Chile a revisión: también proletarios, aventureros, desertores y deudores. Gilberto Harris Bucher, 2011)
Todo esto lo relato para poder entender una, la segunda de las leyendas de la inmigración de los Swi y Kohl. Heiremans tuvo suficientes medios y recursos, y sobre todo apoyo gubernamental como para traer a Chile y dar trabajo a muchos inmigrantes europeos. ¿Tal vez también a miembros de la familia de su esposa?
Queda claro que en ese tiempo no era problema establecerse en Chile, aquí o allá. Pero ¿porqué abandonan nuestros ancestros Polonia? Aquí la leyenda familiar es muda, el relato se lo guardaron mis bisabuelos, mi abuela y sus hermanos. Y nadie de las generaciones siguientes preguntó lo suficiente, como en un pacto; triste por demás! Tuve que experimentar en carne propia las peripecias y tristezas del exilio para comenzar a pensar en ellos, los que en realidad nos dieron vida y nos salvaron de la catástrofe, teniendo en cuenta que con su partida esquivaron tanto la I como la II Guerra Mundial; de modo que yo los respeto como visionarios.
Lo que sigue es lo que he encontrado en libros de historia y literatura europea de la época, también he conversado con mi amiga y colega judía-polaca, Krysia F. He leído bastante sobre “la cuestión judía” para hacerme una idea de las vidas de nuestros antepasados. Para saber qué sucedía con los judíos en Polonia, tanto la rusa como la germana, de esos tiempos.
Desde más o menos el año 1850 hasta comienzos del 1900, emigraron cientos de miles de europeos sobre todo a América del Norte, pero también a la del Sur, agobiados por sequías, hambrunas y persecusiones, no sólo a los judíos. La libertad de religión no existía en ese entonces; más de un millón de suecos emigraron tanto por pobreza, como porque la Iglesia luterana dominante prohibía las llamadas Iglesias cristianas libres.
Un recuento muy somero que no pretende ser histórico ni cronológico, es comenzar relatando el hecho de que Polonia desde muy temprano– ya en el siglo XII, recibió a cantidades de judíos, venidos de geografías muy distintas donde se les había obligado a convertirse al cristianismo, se los perseguía y/o se los expulsaba. Los motivos de la persecución milenaria del pueblo judío: hay información que sostiene que las primeras persecuciones se debieron a que la religión judía fue la primera religión monoteísta. Mucho más tarde, el cristianismo los culpa de haber instigado la crucificción y muerte de Jesús. Esto último ha sido lo que ha influído y exacerbado el antisemitismo durante cientos de años, a través de la mitología difundida por las iglesias cristianas, protestantes y católicas. (Para un análisis profundo recomiendo el libro clásico de Raul Hillberg, La destrucción de los judíos europeos.)
Es, sin embargo un hecho aceptado que donde mejor estuvieron los judíos, al menos en Europa, fue justamente en Polonia. Fueron sobre todo los reyes polacos los que aceptaron con benevolencia la presencia de judíos en sus territorios. Los reyes los necesitaban en sus cortes, sobre todo por los conocimientos en materia comercial y económica que los judíos aportaban. La primera moneda acuñada en Polonia se grabó con letras hebreas! Hubo épocas en que la convivencia funcionó bien, se dictaron también leyes que protegían a los judíos, pero siempre viviendo en comunidades apartes: contaban con sus propios juzgados y con leyes provenientes de su religión mosaica. Tanto los reyes polacos como la comunidad judía estuvieron de acuerdo en esta forma de convivir. Los judíos ortodoxos nunca tuvieron como aspiración la de mezclarse con el pueblo polaco. Pero el pueblo polaco – a nivel local, no veía con la misma benevolencia la convivencia con los judíos. Entre otras cosas, los reyes los ocuparon para recabar impuestos de los campesinos polacos. Tampoco el clero católico veía con buenos ojos las costumbres ni la religión judía. Exacerbados sobre todo por el clero, el pueblo polaco desarrolló animadversión contra los judíos. Hubo conflictos también de tipo económico y gremial, en que las agrupaciones de artesanos polacos exigían una cantidad fija de talleres, que no entraran a competir con los talleres polacos. Los artesanos judíos sólo podían funcionar y comerciar dentro de los límites de su comunidad, cuando traspasaban estos límites con el permiso de reyes o gobernadores, los artesanos polacos los atacaban. También se les impedía ingresar en ciertos sectores de la producción, por el mismo motivo para no competir con polacos. Estos ataques, los mal conocidos progroms, se instigaban periódicamente; grupos descontrolados de polacos destruían sinagogas, y maltrataban judíos, sin que se les aplicaran después represalias. Las relaciones entre los dos pueblos pasaron por épocas de mucho conflicto. Lo que siempre causó malestar en la población judía fueron los altos, incluso dobles, gravámenes a que estaba sometida; los impuestos por no participar en los ejércitos o en las guerras, eran altísimos, por ejemplo. A pesar de pagar para no entrar en el ejército, se reclutaba a la fuerza a los jóvenes judíos y se los obligaba a convertirse. A los judíos se los gravaba con bravura en las localidades, y muchas veces tuvieron que recurrir al rey de turno para que se les impusieran impuestos con más justicia.
Polonia fue repartida en tres ocasiones, las llamadas particiones: Prusia, el Imperio Ruso y el Imperio Austro-Húngaro se repartían las distintas zonas.
No estoy siguiendo un relato cronológico, pero es necesario comentar que a comienzos de 1800 Napoleón entra triunfante a Varsovia y por unos pocos años establece el Ducado de Polonia. Napoleón fue bien recibido, en general, tanto por polacos y judíos; en Kalisz así como en todo el país. La constitución establecida por Napoleón garantizaba iguales derechos a todos los ciudadanos, incluyendo a los judíos. Sin embargo, los judíos no deseaban completa igualdad. Aspiraban sí a la libertad de religión, a la abolición de la prohibición de residir en ciertas ciudades y en ciertos sectores de las ciudades, a la abolición de la prohibición de participar en ciertas ramas de la producción, y a la abolición de ciertos impuestos y gravámenes. La completa igualdad les habría impuesto los mismos deberes de los otros ciudadanos, tales como el reclutamiento en el ejército – lo que significaba la violación del Sabbath, comer comidas ‘trefa’, no aceptadas por los ritos judíos, tener que rasurarse las barbas y los rulos, etc.
El Ducado duró sólo unos 15 años; después se impone el Imperio Ruso. Hay suficiente material histórico que sostiene que todo el país, tanto polacos como judíos padecieron injusticias y represión bajo el Imperio Ruso. En 1863 se produce un levantamiento contra el Imperio Ruso, en él participaron activamente muchos judíos de Kalisz; judíos y no-judíos fueron expulsados a Siberia. Otro suceso en la historia de Kalisz que puede haber tenido importancia para nuestros antepasados: el Imperio Ruso y las autoridades rusas expulsaron de Kalisz, en 1881, a los judíos que carecían de nacionalidad rusa.
Estas informaciones las he encontrado principalmente en ‘The Kalish Book’, escrito por sobrevivientes judíos que escaparon durante la II Guerra Mundial, originarios de Kalisz. También ahí se relata sobre los trabajos típicos de esa zona y de los judíos en especial: acuñación de monedas, fabricación de encaje y telas, sastrería y sombrerería. Los judíos comerciaban con estos productos fuera de Kalisz y de Polonia, hacia Rusia y Prusia, principalmente. La población judía en Kalisz era numerosa, aproximadamente un tercio de la población total.
Con el tiempo y el desarrollo industrial, algunos judíos fueron dejando la comunidad cerrada para mezclarse y establecerse en los centros de viviendas polacos. Sobre todo los empresarios y los intelectuales; sus hijos comenzaron a ingresar a los colegios polacos, rusos o germanos, según la época. Es el tiempo de la emancipación judía, que comienza alrededor del siglo XVIII. Los judíos tradicionales tenían sus propias casas de estudios, habitualmente colindantes con la sinagoga; los ortodoxos no mandaban a sus hijos a los colegios seculares o cristianos. La división entre judíos fue haciéndose más profunda; igualmente fueron saboteados por los empresarios polacos que no apreciaban los éxitos económicos de sus vecinos judíos, por temor a la competencia.
II Agosto/Septiembre de 1975: fecha en que la dictadura de Pinochet me expulsa de Chile, sin juicio ni acusación ninguna, y mi llegada a Suecia, a los 29 años
Después de haber estado detenida unos meses (3 + 7) en diversas cárceles o establecimientos que la dictadura ocupó en Concepción y en Santiago para recluir a los presos políticos, apareció mi nombre en una lista de detenidos que serían expulsados del país, publicada por la misma dictadura. Tuve la suerte de obtener una visa para exiliarme en Suecia, por haber trabajado – después del golpe militar, e inmediatamente antes de ser detenida por la segunda vez, unos meses en la Embajada de Suecia. Obtuve mi diploma y título de psicóloga en la Universidad de Chile, el 4 de diciembre de 1974, entre la primera detención en Concepción y la segunda en Santiago. Cuando fuí a dar mi examen final ese día, estaba el Instituto Pedagógico –donde funcionaba la Escuela de Psicología, controlado por militares; para pasar tuve que entregar mi carnet de identidad a un soldado estacionado en la entrada.
Este corte abrupto en mi vida: el cambio de un medio geográfico, linguístico y socioeconómico conocido a uno totalmente desconocido, sin mi familia ni mis amigos que, o fueron asesinados o quedaron en Chile en condiciones deplorables o también se vieron obligados a emigrar a otros países, se convirtió con el tiempo en el suceso o episodio de mayor importancia en mi vida, una ruptura que marca un antes y un después, que separa con una línea gruesa, los dos períodos. El integrar ambas vidas en una unidad me costó sangre, sudor y lágrimas. Y sobre todo mucho tiempo, en el que viví en un duelo prolongado de nunca terminar.
En el exilio trabajé como psicóloga, principalmente con las dificultades que los diversos grupos nacionales y étnicos enfrentan al emigrar e inmigrar; así pude entender que algunos procesos psicosociales son comunes y generales para los que se ven obligados a dejar su país. También pude entender que no todos los que se ven enfrentados a las dificultades de la migración las superan con el tiempo. Muchos quedan atrapados en la nostalgia por el pasado y no pocas veces su salud se deteriora como consecuencia.
No es raro entonces que en mi nuevo mundo haya comenzado a pensar en aquellos antepasados que hicieron el viaje en tiempos pasados en dirección contraria, de Europa a Chile. Lo raro es que no haya pensado antes en ellos; su odisea estaba en la historia pasada de la familia pero sin ningún detalle ni carga emocional. Nadie hablaba ni sabía porqué se había producido esta emigración desde Polonia a Chile. O talvez algunos de los mayores sabían más que otros, pero mi generación no sintió la menor preocupación por averiguar más. Mis recuerdos son, alguien preguntaba: “Seremos judíos? Sin duda, no ves las narices que tenemos?” Y ésto era más bien algo para divertirse y reir. No contenía un relato ni se hicieron más preguntas.
En algún sentido dice ésto también algo positivo de Chile. En Chile, ser judío no conllevaba – al menos en ese tiempo, ninguna carga negativa; con todos los inmigrantes europeos que poblaron el país en tiempos pasados, los apellidos puramente “chilenos” no eran mayoría. Y los apellidos extranjeros no eran considerados como algo extraño, eran parte del país y de nuestra cultura. Recuerdo entre mis compañeras y compañeros de estudios, profesores, vecinos: Johnson, Duffloc, Alterman, Klein, Bendit, Horvitz, Bronfman, Pirard, Corbeaux, Detmer, Stanley, Mackenna, Charme, Joannon, etc; además de una cantidad inmensa de apellidos españoles y vascos, entre otros los de mi abuelo materno, Goñi Urmeneta. Jamás escuché a mis padres decir algo negativo sobre los judíos, tampoco algo positivo en realidad, y a pesar de yo haber nacido en 1946, al año siguiente del término de la II Guerra Mundial, nunca se habló sobre lo sucedido. Recuerdo sí que mi madre se lamentaba, cada vez que iban al cine – y lo hacían todos los sábados, de los noticiarios que mostraban la crueldad y los estragos de los nazis en los campos de concentración. En general, en Chile se valoraban altamente las culturas europeas y se menospreciaba lo típicamente chileno, para qué decir lo mapuche. III Julio de 1984: fecha en que mi madre, Pepita Goñi, nos viene a visitar a Estocolmo y con su información desarrollamos un árbol genealógico de la familia
Mi hija Paula nace en 1980 y las cartas, paquetes y llamados por teléfono con mi familia en Chile, van y vienen. Me mandan ropa para ella, que mi madre cose; entre otras un ‘vestido de novia’ para Paula, que cuando comienza el jardín infantil dice que se casará con su amiguito Tommy. Ya han pasado casi diez años y aún se me prohibe entrar o volver a mi país. En el verano de 1984 convido a mi madre a Estocolmo a pasar unos meses de verano, principalmente para que conozca a su nieta, y su nieta a su abuela. Fué una visita especial, después de tantos años sin vernos. Paula y Pepita jugaban como dos niñas pequeñas, nunca había visto a mi madre tan entusiamada con una menor de edad!
Este viaje fue memorable porque yo ya había desarrollado una curiosidad por la migración de mis antepasados polaco-judíos. Lo que me impresiona hoy, cuando leo los apuntes que hicimos juntas y que aún guardo, es la memoria social de mi madre. Cuánto sabía de todos sus parientes! Fechas de nacimiento y de muerte, quién se casó con quién, los hijos que tuvieron, etc. También el hecho de que mantuviera contacto estrecho con sus tios, tías, primos, etc. especialmente de la familia de su madre, me impresiona. Un cariño entrañable por su tío Lucho y la tía Inesita, su mujer; por su tía Estercita, tan adorable, chiquita y cariñosa. También quiso mucho a su primo Eduardo J y su mujer Odette C. La hija de su tía Marta Swi, Gabriela Mateluna, llegaba en bicicleta por nuestra casa en Las Petunias a pintarle las uñas. Fue amiga con Verni, una señora alta de pelo blanco que yo conocí y que hablaba el castellano con acento alemán; ahora entiendo al releer los apuntes, que fue casada nada menos que con el Dr Mauricio Brockman; recuerdo que Verni visitaba a Pepita en nuestra casa. Pepita también guardaba recuerdos de su abuela materna, Gitel/Augusta, la que cruzó los oceanos: “dueña de casa perfecta, tierna, amorosa, santita, cariñosa”, son sus palabras.
La historia más increíble, y me encantan las historias que se transmiten de boca en boca, sin que sepamos si son exactas: “Mamina (así le decíamos a nuestra abuela materna Sara, la que llegó de 5 años a Chile) vivía en Rancagua, iba a estudiar a Santiago donde prima Ernestina ( la prima casada con Amadeo Heiremans) y vivía muy bien. Colegio La Ilustración, Directora Sra. Turén. Colegio muy avanzado. La familia tenía palco en la Opera. Sara, la única de las hermanas que se cría así. “(Por ser la mayor?) “Al morir Ernestina Amadeo se acerca a Mamina. Iban al cementerio juntos. Tia Paulina (Pessa Kohl de Brockman, madre de Ernestina, suegra de Amadeo) vivió en casa de Amadeo, casa fantástica, al fondo y Mamina la visitaba mucho”. Esta casa, en Avda República 475, es famosa por su arquitectura especial y por su historia; actualmente es la sede del Museo Salvador Allende.
También durante su estadía conversamos con Pepita sobre la religión. Como escribí más arriba, Gitel y Somer según mi madre, fueron judíos sin ritos, que no bautizaron a sus hijos. Mi abuela Sara, al casarse con mi abuelo Juan Goñi U. se convierte al catolicismo y el día de su matrimonio, en 1908, se bautiza. Su conversión a la fé cristiana fue sincera, la veíamos a menudo rezando, con el rosario en la mano. El resto de los hijos de Gitel y Somer creo que se consideraron judíos seculares o liberales y se casaron todos con parejas chilenas, comunmente de fé cristiana católica. Con la excepción de Bajla/Berta. Berta, la hermanita de mi abuela que llega con ella en el barco de 3 años, se casa primero con Eugenio J, judío-polaco, nacido en Lodz; y a su muerte, con su hermano Arturo. Según una de las leyendas, ella los habría ido a buscar a Polonia, o traído de allá, tal como muchos inmigrantes lo hacen para casarse con compatriotas y/o para ayudar a compatriotas a salir de su país, también hoy en día.
La otra versión la entrega Claudio J, uno de los nietos de Berta: “Mi abuelo Eugenio J, el marido de Berta, era ingeniero de minas. Hizo su tesis sobre el cobre y se fue de Polonia a USA. Sé por mi padre que mi abuelo trabajaba en el mineral del Teniente al lado de Rancagua. Estos datos me permiten formular la hipótesis de que mi abuelo conoció a Berta en Chile, en Rancagua mismo. Lo que tú señalas, que ella fue a buscar marido a Polonia no es imposible pero la coincidencia es grande con su formacion, ingeniero de minas, con su especialidad el cobre, etc. Yo creo que Eugenio trabajaba para la Braden Copper Co. ya en los US y que lo mandaron para Chile a su filial. Viviendo en Rancagua no era muy complicado que conociese otra famila que venía de Polonia y que estaba alli radicada en los comienzos del siglo 20 en una ciudad que debe haber tenido una poblacion bastante pequeña y aun más para que decir los que tenían una situacion acomodada y que además venían del mismo pais.”
Cualquiera sea la verdad, según informaciones que otra nieta de Berta, Eugenia J, me ha entregado en el último tiempo, tampoco se conservaron las tradiciones judías en esa rama de la familia. Eugenia J vino a tomar conciencia de su origen judío cuando ya en la universidad, un profesor le pregunta por su apellido. De modo que ahí tampoco se habló del viaje, de las razones, de los orígenes, nada!
Los árboles genealógicos creados en esos días por Pepita, también el de su padre Juan Goñi Urmeneta, son cinco páginas que guardo como tesoro, porque tienen tanto de la vida de mi madre y de todos los que ella quiso. Los datos y las fechas que ella recordaba, que yo he podido contrastar con Jewish Gen y Ancestry, están casi en su totalidad correctos. A pesar de que en esos años no existía por supuesto ni google ni internet, ni ella traía apuntes consigo.
Un dato que ella entrega está errado: “Pessa/Paulina, hermana de Augusta/Gitel (su abuela/mi bisabuela) vino después”. En los registros de partidas y llegadas de inmigrantes (Ancestry) figura Israel Brockman, el marido de Pessa/Paulina viajando en 1874. También el libro de Gustav Verniory confirma que ‘Mr y Mme Brockman’ volvían a Chile en 1898, de un viaje a su tierra natal que habían dejado hace 20 años. De modo que esta pareja en realidad fue de los primeros en llegar de todo el familión que emigra.
Por el camino me surgió también la pregunta: muchos partieron, pero ¿quedaron algunos en Polonia, y más exactamente en Kalisz? ¿Iban a dejar todos los hermanos Kohl a sus padres solos, no quedarían algunos hijos con Nathan Kohl y Malka Fogel Nadel? Y cuál fué su destino? Mi madre no sabía nada de esto, la única vez que se nombra el tema es cuando mi prima Adriana Goñi entrevista a la tía Nena, hermana de mi madre, unos años antes de morir. Ella dice en la grabación: “si quedaron algunos, sus descendientes de seguro fueron asesinados en el holocausto”.
IV Noviembre del año 2007: nuestro primo segundo, Claudio J, entrega los certificados de nacimiento de nuestra bisabuela Gitel Kol y de su abuela, Bajla/Berta Swiderski Kohl, a mi prima Carmen Goñi. Estos documentos tienen una gran significación para Carmen y para mí. Es la primera vez que se constata sin lugar a dudas el origen judío de nuestra familia. (Las traducciones hechas también por L. Kihlander, en diciembre del 2007. Las traducciones del sueco al español, son mías.)
El certificado de nacimiento de Gitel está escrito a mano, en polaco. Pero el formulario tiene un texto impreso en ruso, que dice más o menos así:
“El funcionario del Registro Civil para las inscripciones de las confesiones no cristianas en el distrito de Kalish, notifica que en los libros del Registro Civil se encuentra el siguiente Certificado de Nacimiento Nr 159 del año 1860”.
“Acta de nacimiento No 159 de 1860.
Sucede en la ciudad de Kalish el 16 de agosto del año mil ochocientos sesenta, a las cinco y media de la tarde. Comparece el israelita Nachman Kohl, sastre, 30 años, residente en Kalish, en presencia del testigo Lejzen Weiss, profesor y Fabian Katowski, asesor jurídico, cada uno de 64 años de edad, residentes en Kalish, y nos señala el nacimiento de una niña, nacida en Kalish el 20 de octubre del año 1859, a las 3 de la madrugada, de su mujer Malka Fogel nacida Nadel, de 22 años, y quisiera darle a la niña el nombre Gitel Kohl. Esta acta fue leída por los implicados y por ellos mismos firmada.”
Siguen las firmas y después está la ratificación del sello de la ciudad de Kalish.
Al final de la página, nuevamente impreso en ruso: “Confirmo la veracidad de esta copia, que está conforme con el original en los libros locales, con mi firma. Ciudad de Kalisz. 7 junio de 1911”.
(Una observación es que probablemente tanto Gitel como Somer por algún motivo necesitaron en Chile sus certificados de nacimiento el año 1911, y los mandaron pedir a Polonia. Hay un certificado de nacimiento de Somer, expedido también en 1911, el 15 de junio, en su ciudad natal Sieradz y enviado a Chile por su madre, Malka Szynkelewska. Se puede ver en el blog de Carmen, parentela. Pero éste certificado está en alemán. Sieradz parte de Prusia y Kalisz parte de Rusia, en 1911?)
“Certificado de Nacimiento Nr 65 de 1890.
En la ciudad de Kalish, a 6 al antiguo estilo (18 al nuevo estilo) del año 1890 a las 3 de la tarde comparecen personalmente Nachman Kohl, comerciante, 62 años, residente en la ciudad de Kalish, en compañía del testigo Marcus Wartski, secretario de la Sinagoga, de 54 años, e Icek Orlinski, “Disier” de la Sinagoga, de 47 años, residente en Kalish, nos señala el nacimiento de una niña, la primera de unas mellizas, las que habrían nacido en Kalish el 23 de junio al estilo antiguo (5 de julio al nuevo estilo) del año pasado a las 10 de la mañana, de su yerno Somer Swiderski, comerciante, de 32 años, con su señora esposa Gitel, nacida Kohl, de 32 años de edad, la hija del citado Nachman Kohl. Esta niña será llamada Bajla Swiderska. El retraso en la inscripción fue consecuencia de la ausencia del padre de la niña, el que tampoco en esta oportunidad se ha hecho presente en este acto. Esta acta fue leida y firmada por los presentes.
Siguen las firmas.”
La ausencia del padre, Somer, se debió – como se sabe, a que éste ya había emigrado a Chile.
V Octubre 2012: seminario televisado en Estocolmo, en memoria de Raul Wallenberg, en que entre otros participantes, el director de la Shoa Foundation muestra cómo es posible encontrar sobrevivientes del Holocausto en el sitio creado por Steven Spielberg.
De esa forma encuentro en el registro a Roza Kol, la historia de ella y de su familia, relatada por su nieta Marin K. nacida en Lodz, en 1920. Un resumen somero: Roza se casa en 1879 con Lipman Wolf Fajfer en Kalisz; tuvieron ocho hijos. Su hija Estera, n 1888, huye con su marido, hijos y nietos de Polonia el mismísimo 1 de septiembre de 1940, día en que Hitler invade Polonia. Su travesía es legendaria; ayudados por un cónsul japonés en Lituania llegan – junto a otros 6 000 judíos polacos a Shangai, donde se establece un gheto que perdura hasta el final de la guerra. Luego toda la familia se traslada a Australia. Roza, ya viuda en ese entonces, se queda en Polonia y es asesinada durante la guerra, en el guetto de Varsovia.
A comienzos del 2013 encontré a los hijos de Marin en Australia. Hay mucha descendencia y ellos sí han conservado las tradiciones judías. Cuando los contacté vivía Marin en una casa para ancianos judíos, la directora era su hija, Susan H. Es con la que tengo más contacto al día de hoy, pero hay hermanos y tíos aún vivos, como Marcel W. hermano de Marin, hoy de 92 años, poeta y traductor de poetas polacos que ha sido condecorado por el gobierno polaco.
Otra hija de Roza Kohl de Fajfer, Roma/Rebeca, permaneció en Polonia y sobrevivió. Los “parientes” australianos me conectan con Ania G. en Varsovia, nieta de Roma/Rebeca Z, nacida en 1900. Esta rama sufrió lo indecible durante la guerra, período en que vivieron en Varsovia, en el gheto hasta 1942. Roma/Rebeca se escapa después con sus dos hijitos, Wanda y Jan, y viven escondidos en la zona aria. La historia es larga, doy aquí solo un matiz. He visitado a Ania, hija de Wanda, en Varsovia.
Ninguna de las personas con que tomé contacto, ni tampoco la generación de los mayores, tenía recuerdos de algún ancestro que hubiera emigrado a Chile. Yo les relato la historia y les muestro los documentos en mi poder, que no son pruebas fehacientes, son indicios y la suposición mía que surge a raíz de que en todos los registros de ciudadanos de Kalisz aparecen Gitel y Roza juntas, a veces nacidas el mismo año (mellizas?) o con uno o dos años de diferencia. En alguna lista aparecen también los padres, Nathan y Malka Fogel Kol, e inmediatamente después Gitel y Roza, siempre juntas. Es esto lo que me llevó a pensar que Gitel y Roza podrían haber sido hermanas y lo que me llevó a centrarme en Roza y buscarla hasta encontrarla. Luego en los registros de matrimonio que reviso en la Iglesia Mormona también encuentro el certificado del matrimonio de Roza con Lipman Wolf Fajfer; lo que me impresionó fué la semejanza de las dos firmas, de Gitel y Roza. Pero como digo, ni los australianos ni los que quedaron en Polonia guardan en la memoria la historia de la emigración de Gitel y su familia.
Según mi interpretación, pueden haber sido las viscisitudes sufridas por los que quedaron o tuvieron que huir, o sea los traumas sufridos por esa rama de la familia: el asesinato de Roza, la huída de Polonia, las persecuciones sufridas, la vida en el ghetto, etc, lo que hace pasar al olvido los episodios anteriores a los traumas de la guerra. Sin que pueda comprobar mi interpretación me acerco a Ania que me recibe con mucha amabilidad en Varsovia, conozco a su familia: su marido Jasek, su hija Malgosia y su nieta Mania, de la misma edad de mi nieta Inez. Ella vino a saber de su orígen judío a los 17 años, su madre y su abuela le escondieron la historia de infortunios sufridos, también porque durante el regimen comunista posterior a la guerra no se destacó como especial y única la persecución y los asesinatos de judíos en los campos de concentración. Juntas vamos al Instituto Histórico Judío en Varsovia, donde se nos informa que no poseen documentos de identificación de esos años, para conocer el parentesco de Roza y Gitel. Por mail he estado conectada especialmente con Susan, en Australia, también con su hermano Andrew, destacado sociólogo que trabaja y escribe sobre cuestiones de migración; también me acogen con amablidad pero como no tienen ellos grabado en su historia pasada el relato que yo les hago, no puedo avanzar mucho más en mi investigación. Los contactos se hacen más y más esporádicos.
VI Octubre 2018: fecha en que finalmente se encuentra un comprobante que confirma el parentesco de mi bisabuela Gitel – que en Chile se pasó a llamar Augusta, y Roza Kol de Fajfer. Ellas fueron efectivamente hermanas, hijas de los mismos padres Nathan Kol y Malka Fogel Nadel.
Mi prima Carmen Goñi me escribe en septiembre de 2018 que ha sabido que Susan, de Australia, nos anda buscando por la red; por aquí y por allá, encuentra Susan el blog de un pariente lejano Kohl que a su vez contacta a Carmen. Cuando le escribo a Susan, me dice que no había guardado mi dirección pero está muy contenta de retomar el contacto. Sobretodo yo me emociono cuando entiendo porqué se ha esforzado en encontrarnos. Ella ha estado en el Instituto Judío de Varsovia, el mismo que yo visité con Ania hace años. Pero ahora sí Susan ha conseguido un documento importante. Es una lista de judíos polacos que durante la guerra buscan contacto con parientes en el extranjero, seguramente con la esperanza de conseguir visa para poder dejar el país; en esa lista aparece Roza Fajfer (su apellido de casada) escribiendo a Augusta Swiderski Cohl a la casilla 1256, Santiago de Chile. Es muy triste, no sabemos si esa carta salió de Polonia, si llegó a destino, ni si se hicieron esfuerzos en esos años por ayudar a los parientes en Polonia. No hay rastros en Chile de esos contactos. Según información entregada por Claudio J, nieto de Berta, la casilla 1256 existió y se ocupaba asíduamente por su padre y abuelo. Roza fue asesinada por los nazis en el guetto de Varsovia en 1942, la carta fue enviada en 1940.
En el certificado de defunción de Augusta Cohl Nadel, fallecida el 25 de diciembre de 1948, aparece la dirección de su domicilio habitual: Avda. Holanda 3823. Fue Sebastián V, hijo de mi hermana Paulina, quién consiguió este documento en el Registro Civil.
Ania me ha enviado reciéntemente el libro “We Couldn’t Understand Why… The Plight and Experiences of the Children of the Holocaust”, del cual ella ha sido la redactora. En la portada su madre Wanda y su tío Jan, de niños, los que junto a su madre se escaparon del guetto de Varsovia.
Una gran alegría es que me encontraré con Susan y Ania en Copenhagen, a principios de junio de este año.
Hasta aquí mi relato. No deja de tener alguna importancia y significación para mí el haberlo completado y ahora entregarlo a la familia, especialmente a mi hija Paula. Hace ya tiempo me pidió que escribiera algo ya que no entendía mis entrevesados relatos y mi entusiasmo con lo que iba encontrando, ni la cantidad de parientes y ancestros que le nombraba, acostumbrada a que aquí en Suecia hemos estado solitas. De modo que le dedico este escrito a ella, a sus hijas, mis nietas Inez y Paloma, y a su marido Sebastian, para que conozcan sus raíces.
Y mil gracias a las personas de la familia que me han ayudado por el camino, con recuerdos, datos y documentos: Carmen Goñi, Paulina B, Claudio J, Eugenia J, mi redactora; gracias también a los familiares lejanos, Ania de Varsovia y Susan de Australia. Y a mis amigas de antes y de ahora, Krysia F. en Estocolmo y Myriam K. en Santiago. Por supuesto que todos los errores y omisiones son de mi responsabilidad.
Marcela Bravo Goñi, Estocolmo, 23 de abril del 2019
Para terminar y para mayor claridad:
Roza y Gitel fueron hermanas. Sus padres fueron Nathan Kohl y Malka Fogel Nadel
Estera y Roma fueron primas hermanas de Sara (Mamina) y Berta (Nani) Swiderski
Marin, Wanda y Marcel: primos de segundo grado de Pepita, Tío Tano, Tía Kicha, Tia Nena, Tío Eduardo J
Susan y Ania: primas de tercer grado de Marcela, Carmen, Adriana, Paulina, Pilar, Anita B, Eugenia J, Claudio J…..