En caso de robo...

Publicado el 16 febrero 2012 por El_observador

A pesar de que vivimos en una sociedad desarrollada que goza y disfruta de múltiples derechos y libertades en la mayor parte de los países del mundo, la propia naturaleza de la especie humana ha hecho que desgraciadamente continúen produciéndose episodios de violencia entre nuestros congéneres. Una de las manifestaciones de esta innata maldad humana son los temidos robos con violencia e intimidación. Se producen constantemente en todas las naciones, incluidas las más desarrolladas. A pesar de que la lucha contra ésta modalidad delictiva suele ser una de las principales prioridades de las fuerzas de policía  de todo el mundo, la lotería del destino no te exime de que en algún momento puedas ser víctima de un asalto. Este riesgo forma parte de muchos otros inherentes a la vida misma, y no hay que vivir con temor a él. Sin embargo, nunca está de más aprender unos cuantos y pequeños consejos que pueden ayudar a protegerte de ésta experiencia traumática. Hoy os ofrecemos un decálogo de consejos orientativos sobre cómo actúar en caso de sufrir un asalto.
 NOTA IMPORTANTE: Los consejos que vas a leer son puramente orientativos. No los tomes como una norma general puesto que cada robo o asalto tiene sus propias características. Si se encuentran presentes, atiende siempre a las instrucciones de las fuerzas de seguridad de tu localidad. Al igual que en las restantes situaciones de la vida,  si eres víctima de un robo hay dos cualidades que por encima de todo deben destacar: prudencia y sentido común

La prevención nunca está de más

Obviamente, el método más eficaz para defenderte de un posible robo es evitar que éste nunca ocurra. Aunque en ocasiones ser víctima de un asalto únicamente depende del azar, con seguir una serie de recomendaciones básicas de seguridad se pueden reducir espectacularmente las probabilidades de que ocurra. Algunas de estas medidas preventivas son:

  1. Evita llevar joyas, relojes y objetos valiosos a la vista. Son sinónimos de un poder adquisitivo alto y suponen un auténtico cebo para los criminales
  2. Nunca saques dinero en cajeros automáticos que se encuentren en zonas solitarias o poco iluminadas.
  3. Evita en la medida de lo posible las vías poco transitadas, especialmente de noche. Si no tienes más remedio que atravesarlas, procura hacerlo siempre en grupo e intentar permanecer cerca de vías de circulación: la presencia de coches puede ser disuasoria para quién intente asaltarte.
  4. También evita caminar pegado a los muros: Pueden ser utilizados como obstáculo para impedir tu huida.
  5. No te adentres por zonas conflictivas o conocidas por su peligrosidad si no es absolutamente imprescindible. Si viajas a lugares que no conoces, infórmate previamente de las condiciones de seguridad de la localidad o barrio.
  6. En casa evita abrir a personas desconocidas, especialmente si estás sólo.
  7. Si se presenta un técnico de luz, agua, gas...exigele siempre mostrar la identificación.

Analiza el ataque
Aunque tomes medidas de auto protección, en ocasiones ser víctima de un atraco no es más que una cuestión de puro azar: encontrarte en el sitio equivocado a la hora inadecuada. Si sufres un robo con violencia e intimidación lo primero que debes tener en cuenta es la forma en que el agresor te está abordando: no es lo mismo que se te acerque pidiéndote un cigarrillo a que sin mediar palabra te coloque un cuchillo en el cuello.
En el caso de que despliegue una gran violencia (exhibiendo armas, empujándote contra una pared, tirándote al suelo, agarrándote del cuello...) lo más sensato en esa situación es no desplegar ningún tipo de resistencia. Muchas veces por puro instinto tendemos a revolvernos cuando nos atrapan de alguna forma, sin embargo ello puede provocar que nuestro agresor nos cause aún más daño al tratar de neutralizarnos. La persona que no duda en tirarte al suelo para quitarte la cartera posiblemente no dudará en patearte las costillas si intentas defenderte. 
Así pues, en estás situaciones límite intenta permanecer lo más tranquilo posible. No hagas movimientos bruscos, ten siempre a la vista del agresor tus manos, y facilítale el robo entregándote lo que te exige: la mayor parte de las veces únicamente estará interesado en tus efectos y no en lesionarte, por lo que cuando más rápido pase ésta situación de crisis será mejor. La misma regla es aplicable cuando sean varias las personas que te aborden, encontrándose en una situación de clara superioridad frente a ti.
Cuestión distinta es el supuesto de que el acometimiento se desarrolle sin que el delincuente despliegue (al menos inicialmente) ningún tipo de fuerza física. Ejemplos típicos son los casos de criminales que abordan a su víctima bajo un falso pretexto, (¿me das un cigarro?) o que exigen tus efectos en actitud intimidante (dame todo lo que tengas). En estas situaciones  podemos entrar a valorar otras circunstancias.
Analiza al agresor

Cuando nos encontremos de frente a nuestro agresor (y siempre que no hayan desplegado una violencia física relevante, como vimos en el punto anterior) podemos evaluar el nivel de riesgo que supone para nuestra integridad con unas sencillas pautas. Obviamente, no es lo mismo que te intenté atracar un curtido y musculoso malchehor de dos metros y 130 kilos, que un niño de tres palmos de estatura.
Hay algunas pistas que nos pueden ayudar a comprobar el tipo de asaltante que tenemos delante. Una de ellas es la vestimenta. Es obvio que las apariencias engañan, pero si el asaltante presenta ropas andrajosas o raídas, se le puede suponer un estilo de vida marginal, frecuentemente asociado al consumo de alcohol o drogas. Y si nuestro agresor consume drogas su conducta es peligrosa e impredecible, puesto que el consumo habitual de estupefacientes puede degenerar en un estado de intoxicación, en enfermedades mentales o en un síndrome de abstinencia que les impida dominar adecuadamente su capacidad de raciocionio. Otros síntomas propios de estados de drogadicción son el fuerte olor a alcohol, la incapacidad para articular palabras, los ojos enrojecidos con las pupilas dilatadas y los movimientos torpes o descoordinados. En este caso, conviene tener extremo cuidado con el asaltante. Es fundamental tranquilizarlo en la medida de lo posible, dándole la razón en todo lo que diga y evitando los movimientos bruscos. No obstante, si su estado físico se encuentra notablemente deteriorado y no es un sujeto agresivo, podemos valorar la opción de marcharnos del lugar.
Cuando examines al agresor, evalúa su corpulencia física. Si se trata de una persona sensiblemente más pequeña que tú, puedes de igual forma intentar pasar de largo sin hacer caso a la agresión. En cualquier caso no te fíes: un señor de 1.20 metros de altura puede causar daños muy graves con un arma blanca en la mano. La presencia de bultos sospechosos ens bolsillos pueden revelar la existencia de armas. Ante la duda, actúa siempre con suma prudencia. La misma regla es aplicable a individuos de corta edad.
Examina el lugar
El lugar donde se produce el robo es fundamental a la hora de valorar nuestras posibles opciones. Aunque los delincuentes procuran practicar sus asaltos en lugares poco concurridos, no es infrecuente que éstos ocurran a plena luz del día, con multitud de personas a tu alrededor.
En el supuesto de que el robo se produzca en sitios donde la posibilidad de recibir auxilio sea nula (descampados, callejones sin tránsito, pasos subterráneos), tus posibilidades de defensa se ven reducidas considerablemente, con lo que si además la actitud o la apariencia de tu agresor te intimida notablemente, lo mejor es que obedezcas sus requerimientos, siguiendo las pautas ya expuestas (no hacer movimiento bruscos, darle la razón, ofrecerle tus efectos...)
Si por el contrario el robo se produce en un lugar concurrido, una buena opción puede ser solicitar ayuda a viva voz. Con ello centrarás la atención del resto de trausentes en ti y en tu asaltante, lo cual permitirá que otras personas acudan en tu ayuda o que el agresor desista ante la numerosa presencia de testigos.
Busca pruebas 
Si a pesar de todas tus precauciones eres víctima de un robo, conviene que tengas muy claros una serie de pasos para ayudar a las fuerzas policiales a localizar a tu agresor. Estos simples consejos pueden ayudar enormemente a la posterior investigación judicial de los hechos:

  1.  En el momento mismo que tu asaltante te deje libre, debes intentar apuntar todos los rasgos físicos que puedas recordar de él. Acabas de vivir una experiencia traumática, y los recuerdos retenidos por tu memoria sensitiva son nítidos y precisos. Conforme pasen las horas, este recuerdo se difuminará de forma exponencial, llegando a un pico drástico a las 48 horas. Por esta razón, nada más sufrir el robo apunta con un bolígrafo o en la agenda de tu móvil los rasgos físicos de tu agresor: estatura, raza, vestimenta, color de ojos, color de pelo, acento, presencia de tatuajes o cicatrices....ayudarás enormemente a las fuerzas policiales a dar con él.
  2. También es importante dar cuanto antes el aviso a las fuerzas de seguridad. Podrán realizar batidas por la zona tratando de buscar a un individuo que presente las mismas características físicas de tu agresor. Posiblemente te ofrezcan la posibilidad de montarte en un vehículo con ellos, para ver si identificas espontáneamente al delincuente.
  3. Observa si hay cámaras en los alrededores y si hay testigos de los hechos, en cuyo caso pídeles sus señas para dárselas a la policía. Son datos que pueden ayudar enormemente a la identificación de tu asaltante.
  4. Aunque la policía te informará verbalmente de ello, si durante el asalto te han producido algún tipo de lesión debes ir a un centro sanitario para que te faciliten un parte médico que acredite las lesiones. Eso ayudará a la futura investigación judicial.
  5. La policía también te ofrecerá visualizar álbumes de fotos de posibles sospechosos. Por la razón expuesta en el punto primero, pide ver esos álbumes cuanto antes.
  6. Por último, un consejo práctico: nunca tires los recibos de los objetos que compres y que te puedan robar (relojes, móviles, joyas....). Si atrapan a tu asaltante pero no aparecen los efectos sustraídos, servirán para poder reclamar la cantidad que costaron.

 Esperamos que nunca os tengáis que ver en la desagradable sensación de ser víctima de un robo, pero si lo sufrís recordad: prudencia y sentido común

Si queréis obtener más consejos de prevención y seguridad ciudadana, podéis visitar las páginas de atención al ciudadano de la policía y la guardía civil española.