En China no juegan frente a culpables de corrupción.

Una de las fortalezas incuestionables de China es su efectiva y firme política anticorrupción. Allí no existen "vacas sagradas", lo cual queda demostrado en cada uno de los casos de condena que ese país difunde al mundo, como por ejemplo el caso de un alto funcionario de una provincia de ese país, condenado a cadena perpetua (cárcel de por vida).  Un tribunal de la ciudad de Nankín ha condenado a cadena perpetua el anterior vicegobernador de la provincia china de Shandong (este del país) por aceptar sobornos que superan los 12,23 millones de yuanes (1,97 millones de dólares, 1,5 millones de euros), según ha informado la agencia oficial Xinhua.
El condenado, Huang Sheng, recibió donaciones de hasta 21 empresas e individuos distintos a cambio de posteriores ayudas y tratos de favor entre 1998 y 2001, cuando era alcalde de la localidad de Dezhou -situada en esta misma provincia- y más tarde vicegobernador provincial.
El tribunal también ha ordenado la confiscación de las propiedades de Huang, según Xinhua.
En junio se informó de que Huang había sido expulsado por "graves violaciones disciplinarias", y la Oficina de Inspección de Disciplina -órgano anticorrupción del Partido Comunista de China- le destituyó de todos los cargos públicos que tenía en ese momento.
Según apuntó entonces el periódico oficialista "Diario del Pueblo", el alto cargo también era "moralmente corrupto" por el hecho de que había causado a la zona "numerosas pérdidas económicas".
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