Mejor solos que mal acompañados“Saber escuchar es el mejor remedio contra la soledad”, Anónimo
Independencia sana“Es muy difícil encontrar la felicidad dentro de uno mismo, pero imposible hallarla en ninguna otra parte”, Nicolás ChamfortEl primer paso para reconciliarnos con ella consiste en gestionar mejor nuestra manera de compartir. A menudo, quienes padecen de soledad suelen buscar cualquier oportunidad para descargar sus aflicciones. Lo cierto es que cuando llevamos mucho tiempo conteniendo nuestra necesidad de compartir, en cuanto vemos la oportunidad abrimos al máximo las compuertas. Y por lo general, no obtenemos los resultados deseados. Tal vez la descarga nos aporte un alivio momentáneo, pero no nos libera de la cárcel de la soledad. Somos nosotros quienes tenemos esa llave.Al fin y al cabo, la soledad no entiende de física. Podemos sentirnos tremendamente solos en una sala llena de gente. No se trata de la cantidad de personas que nos rodean, sino de la calidad de los intercambios que realizamos con ellas. La necesidad de conectar con otras personas a un nivel más allá del superficial forma parte de la condición humana. De ahí la importancia de cambiar nuestra estrategia de comunicación. Si aspiramos a construir relaciones sanas, tenemos que empezar por interesarnos por los demás antes de avasallarles con un incesante monólogo. Y es que cada vez que nos abrimos a la escucha, conectamos con la parte más genuina de nosotros mismos.Dedicar tiempo a establecer relaciones de calidad es el primer paso para liberarnos de la soledad no deseada. En última instancia somos seres sociales que necesitamos de los demás para construirnos a nosotros mismos. Y no sólo para cubrir nuestras necesidades afectivas, sino para afianzar nuestra autoestima. En este proceso también es importante utilizar nuestra mente de manera creativa, ocupándola con pensamientos estimulantes en vez de maltratarnos con pensamientos nocivos. Por ejemplo, cada vez que nos asalte el pensamiento “me siento solo”, podemos sustituirlo por la afirmación “estoy acompañado por mí mismo”.No en vano, quienes sacan provecho de su propia compañía rara vez se aburren, y no necesitan de un ambiente externo favorable para sentirse bien. Es el resultado de darnos lo que necesitamos en vez de buscarlo en los demás. Depende únicamente de nosotros transformar el desierto de la soledad en un jardín secreto, un refugio del ruido que existe en nuestra vida. Un lugar donde podemos estar solos sin sentirnos desconectados del mundo. De ahí la importancia de comprometernos con el reto que propone la soledad. Si optamos por aliarnos con ella en vez de padecerla, podremos mejorar notablemente nuestra calidad de vida. Se trata de un proceso que requiere toneladas de honestidad y buenas dosis de voluntad. No en vano, implica mostrarnos desde la vulnerabilidad. Y estar dispuestos a realizar cambios importantes en nuestra conducta, nuestra actitud y nuestra rutina. Tal vez entonces seamos capaces de visitar ese jardín de vez en cuando, con la certeza de que estamos bien acompañados…por nosotros mismos.
En clave de coaching¿En qué situaciones me siento solo?¿Qué me aporta la soledad?
Libro recomendado‘Cien años de soledad’, de Gabriel García Márquez (Cátedra)
Metamorfosis, blog de Irene Orce