En el reino de Cospedal, Cospedalia –también conocido como Castilla-La Mancha--, ocurren cosas maravillosas. Y es que no hay nada como tener de reina a la mujer-finiquito que lo mismo te simula y hace desaparecer 200.000 euros en diferido, que quita los sueldos a los parlamentarios, con lo que se asegura que todos los que se presenten sólo pueden ser ricos de origen, o simplemente se pone una peineta y una mantilla para acudir al Corpus y pedir por su España, esa que según dice, el año que viene crecerá el 2% y nos colmará de miles y miles de puestos de trabajo. Por cierto que también se ha procurado su vocero propagandístico nombrando al franquista Nacho Villa director de Castilla-La Mancha TV.
Pues bien, también en la Sanidad es capaz de hacer milagros la Sra. Cospedal. El primero es colocar a un tipo que demostró su incompetencia y su amor a lo privado en la Comunidad de Madrid, como consejero de Sanidad, el nefasto Echániz, uno de los teóricos de la privatización de la Sanidad Pública. Aunque no siempre su dios la acompaña. Porque la pobre pretendía ahorrar al erario público un pastón, cerrando centros de salud y urgencias en pueblos menores, y sin embargo unos jueces malos se lo denegaron. Y es que la Justicia no la quiere mucho, hoy mismo ha perdido el juicio con Bárcenas, con lo que la ofendió el puto amo y los jueces dicen que no ha habido ofensa de honor, ya me gustaría que estos magistrados filibusteros vivieran en la Edad Media y supieran lo que es respetar el honor de una dama ‘honrada, católica, aristócrata y con señorío’.
Pero en fin, vayamos al grano. Resulta que la mujer del Consejero de Economía de Castilla-La Mancha tenía una hernia discal y lo pobre se moría de dolor, lógicamente no podía aguantar y la operaron a los quince días; y antes, la dejaron que se tomara tiempo para decidir si quería operarse. ¡Cómo debe ser! ¿Alguien no está conforme con que se atienda así al paciente. Pues eso. Pero ya saben cuál es el pecado capital de este país. Y resulta que en medios, de los llamados progresistas, se han llevado las manos a la cabeza y hablan de enchufismo. Como si la mujer de un cargo importante no tuviera que tener privilegios.
Además tampoco era para tanto: Que había 319 pacientes esperando operarse en ese hospital de Albacete, sí ¿y qué? Que de la misma enfermedad se habla de 335 días de lista de espera, y la mujer del consejero tuvo una espera de 15 días, sí ¿y qué? Que había 20 pacientes esperando por delante de la mujer del consejero y se los saltaron, bueno ¿y qué? Pero quién nos dice que los otros pacientes tenían dolores, ¡ah! A ver si es que ser mujer de … no va a tener privilegios. Sólo faltaba eso, que se lo digan a Ana Bottle. Además, ¿quién dice que los otros pacientes tenían igual dolor que esta pobre? Los otros pacientes seguro que se quejaban de vicio. Donde va a parar, donde estén los dolores de un responsable político o de su familia que se quiten los de los ciudadanos a pie. ¡Faltaría más!
Salud y República