Además, aunque algunos no lo crean, estos libros han aportado algo a la literatura: nuevas formas de entretenimiento, perspectivas diferentes de lo establecido hasta entonces, el fenómeno saga con más intensidad que nunca. ¿Qué hay de malo en reinventar la mitología del vampiro, de los ángeles y demás? ¿Tenemos que resignarnos con las versiones cursis de los cuentos tradicionales? ¿Por qué las distopías actuales reciben críticas cuando su trasfondo es idéntico al de las primeras? Hay otro problema, y es que la gente que no lee estos libros y opina desde fuera se queda únicamente con el mensaje de “oh, ¿pero cómo un vampiro puede salir a plena luz del día?”. En la práctica, hay mucho más: tramas de acción trepidante, personajes carismáticos, historias que implican al lector. Por no decir que algunos preferimos los vampiros buenos por la sencilla razón de que el terror puro y duro no nos va (por muy buenas que puedan ser estas obras).
Por otro lado, es un error creer que todo lo que se publica dentro de este género es malo. Las modas suelen hacer que se dé salida a un gran número de pestiños, pero afortunadamente hay grandes excepciones, como Vampire Academy y Hermosas criaturas en el terreno fantástico, o Los Juegos del Hambre y Adorada Jenna Fox en las distopías. Se pueden escribir libros juveniles con vampiros domesticados de calidad, lo mismo que se pueden construir hilos argumentales fascinantes y ambientaciones exquisitas. Soy la primera que critica duramente los plagios y las novelas de poca monta, pero me parece injusto meterlos a todos en el mismo saco. Respeto que no todo el mundo guste de este tipo de libros y opte por los vampiros y la fantasía de toda la vida (cada uno tiene sus preferencias), pero ambas vertientes pueden convivir en paz.
*Con esta entrada empiezo una semana especial sobre Vampire Academy.