(En voz alta). Vuelven a recrudecerse las amenazas contra las lenguas clásicas y, en concreto, contra el griego. Se multiplican también las reivindicaciones para que no se perpetre un nuevo disparate. Oigo en la radio a una joven estudiante andaluza aportar una razón vital y poderosa: «Es que cuando vas aprendiendo griego te das cuenta de que las cosas encajan». Difícil explicarlo con mayor precisión. Y urgencia. Todos estamos concernidos.