La fuerza como garantía del derecho no es posible como bien señala Rousseau en el Contrato social, la dificultad para comprender la íntima relación entre fuerza y derecho, está en la función ejecutiva que exige ser muy vehemente decidido a la hora de emprender cualquier proyecto y mostrar fortaleza y firmeza de carácter. Además cuando esos proyectos son cada vez más grandes la violencia que se genera es mayor, y cuál es el proyecto más grande sino el de formar una nación política. La única manera de ejercer esa violencia consiste en que la función ejecutiva de los individuos (su poder ejecutivo), se ceda para tal proyecto y esto se hace mediante la deuda, como la figura más importante (no la única, por supuesto) de crear dependencia, el delirio último.
La fuerza como garantía del derecho no es posible como bien señala Rousseau en el Contrato social, la dificultad para comprender la íntima relación entre fuerza y derecho, está en la función ejecutiva que exige ser muy vehemente decidido a la hora de emprender cualquier proyecto y mostrar fortaleza y firmeza de carácter. Además cuando esos proyectos son cada vez más grandes la violencia que se genera es mayor, y cuál es el proyecto más grande sino el de formar una nación política. La única manera de ejercer esa violencia consiste en que la función ejecutiva de los individuos (su poder ejecutivo), se ceda para tal proyecto y esto se hace mediante la deuda, como la figura más importante (no la única, por supuesto) de crear dependencia, el delirio último.