En la sucesión de las empresas familiares siempre se critica al heredero y a menudo se duda de su capacidad para abordar la gestión de la compañía. Aunque en ocasiones su labor acaba siendo exitosa, siempre se habla de los casos de fracaso y en pocas ocasiones se analiza la situación desde la piel del heredero y la dureza y soledad que supone ser un príncipe.
A veces no solo reciben imperios en decadencia y endeudados sino que la obligación de asumir la gestión, les supone una pérdida de libertad enorme para poder elegir su destino. Algo tan normal como: “no estoy motivado, me cambio de trabajo y busco nuevos retos” es una utopía para el príncipe. A la soledad habitual del directivo se suma el sentimiento de cárcel, un dilema entre la jaula de oro o la prisión al más puro estilo Alcatraz. En su crecimiento profesional son varias las fases que el príncipe debe afrontar.
Etapa 1: El heredero empieza a pasearse por la empresa y es observado con recelo, pero con admiración, por parte los directivos. Sin llegar a los 30 años, es risueño, todo es nuevo y presta atención en los detalles. Aún no lo perciben como amenaza.
Etapa 2: Asume un cargo importante. Es la antesala de su ascensión definitiva. Es un periodo complicado, donde tiene que demostrar su valía. Intenta plasmar un estilo diferente en la empresa que supone un cambio importante de cultura y valores.
Etapa 3: El príncipe es proclamado emperador. La sombra del padre es alargada. Pronto se da cuenta que su primer problema es el equipo heredado. Cambio de directivos de toda la vida.
Etapa 4: Domina del imperio. Es el momento más dulce de gestión, pero el peor de su carrera profesional. Tiene tiempo para pensar lo que ha hecho y lo que va a hacer. Se da cuenta que quizás esto es para siempre, y nota que necesita aires y retos nuevos. Se plantea la venta, la entrada de accionistas y duda de su existencia. La soledad en la que se ha curtido se transforma en prisión. Sus hijos comienzan a pasearse por la fábrica.
Etapa 5: Busca sucesor. “He mantenido el imperio, yo al menos no lo he hundido” piensa. Analizan los perfiles de sus hijos y quién es el mejor preparado para asumir el poder. Es fácil descartar e incluso algunos de ellos se auto descartan. Sin embargo, elegir a uno supondrá una potencial batalla en el seno familiar. Meditan también la entrada de profesionales fuera del entorno familiar o un modelo accionarial acorde a su descendencia y sus capacidades. El círculo se cierra.
La empresa familiar es un puntal de la economía, su buena salud impacta en la generación de empleo, riqueza y bienestar. Luchar contra la proclamación de los príncipes siempre ha sido complicado y quizás, como hizo el ilustre filósofo cordobés Séneca con Nerón, convertirse en consejero fiel de ellos es un camino ideal para influir y ayudar a la economía. Entender sus problemas y ponerse en la piel de ellos es un aspecto clave y determinante para ayudarles.
Autor Luis Soler Vázquez-Guillén - http://www.eleconomista.es/catalunya/noticias/4001181/05/12/las-cinco-etapas-del-principe-en-el-ciclo-de-la-empresa-familiar.html
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