El 27 de octubre de 1948 es un día de niebla en Donora.O sea, un día normal. La pequeña localidad de Pennsylvania, atravesada por la herradura que forma el río Monongahela, está acostumbrada. Sus 14.000 habitantes viven, directa o indirectamente, de las fábricas metalúrgicas administradas por la United States Steel Company.
El humo de esas fábricas es parte del paisaje. Un peaje a pagar por sus nóminas, como las retenciones fiscales. Pero ese día de octubre se dan cuenta, primero en Donora y más tarde en todo el país, que es un impuesto que no se pueden permitir. Mueren 20 personas en una semana, otras 50 en meses posteriores. Miles sufrieron secuelas para siempre.
Tras la catástrofe de Donora la sociedad estadounidense vio por primera vez cómo la contaminación mata.
No me lo imagino, pero aquello debía tener hasta sabor. Buena densidad, color (amarillento), aroma, cuerpo y textura en boca inigualables. Los habitantes de Donora lo habían incorporado como el que llega a Escocia y se compra un chubasquero. No se preocupaban mucho por lavar el polvo que se iba acumulando en todas partes. Si vestían de blanco se llevaban una muda limpia para cambiarse a lo largo del día: problema solucionado.
Días negro y ocre en Donora
Pero el 27 de octubre de 1948 la naturaleza, una vez más, puso la lupa para ver si así nos dábamos cuenta de lo que estábamos haciendo. Ocurrió lo que se denomina “inversión térmica”. Normalmente el aire caliente tiende a subir hasta que llega a las capas frías y los contaminantes se marchan. En Donora pasó lo contrario. Se quedó una masa de aire frío a nivel del suelo mientras el aire caliente hacía de “tapa” un poco más arriba. Dentro de esa tapadera quedó atrapadoel humo de las fábricas con el cóctel tóxico descrito antes.
La niebla se hizo más densa, apenas se veía unos metros más allá de tus narices. Joann Crow tenía 12 años en ese momento. Según recuerda, a sus 72 años, a The New York Times: “Papá no podía llevarnos a la escuela porque era muy difícil de ver (…) Tuvo que llevarnos al colegio ese miércoles con una linterna, lo que nos pareció divertido“.
Pero la diversión acabó pronto. Según sigue explicando al diario, al día siguiente su abuela, de 62 años, rompió a toser, con fuertes dolores en el pecho. Murió al segundo día. Culparon al asma, aunque ellos sabían lo que la había matado.
Una noche de varios días
La niebla empieza a acumularse en Donora la noche del 27 y dura varios días. Afecta sobre todo a gente mayor y personas con problemas respiratorios, aunque todos sus habitantes lo sufren de alguna manera. Hay cuadros de irritación de tracto respiratorio, picor en los ojos, dolor de garganta, dificultad para respirar, dolores de cabeza, náuseas y vómitos.
Los médicos no dan abasto porque las personas afectadas son demasiadas. Incluso recomiendan la evacuación. Ya en los primeros momentos se cuentan 11 fallecimientos. Se movilizan sanitarios y bomberos de las zonas aledañas para ayudar en la emergencia. Los bomberos tienen problemas para repartir oxígeno a los enfermos porque la espesura del smog no les permite ubicarse y reconocer las direcciones donde se precisa su ayuda.
Donora se hace famosa
El humo tóxico se extiende un poco más allá de Donora y la noticia empieza a salir en diarios de la zona. Pronto salta a medios de ámbito nacional.
Mientras, la US Steel Company silba mirando hacia el cielo, culpa al clima y viene a decir que ellos solo pasaban por allí. Al fin y al cabo llevan mucho tiempo echando humo y nadie se ha quejado. Ah, y aportan riqueza y empleos que hacen falta en Donora. Son sus benefactores.
Los días pasan, la nube tóxica permanece y la gente de Donora sigue enfermando. Al final serán 20 los fallecidos directamente por el smog. Así que ante la presión, el día 31 la compañía decide parar la producción. Y, como si de un nuevo aviso de la naturalezase tratara, eso coincide con una lluvia que limpia el cielo de Donora y alrededores. El aire vuelve a ser –más o menos– respirable y se puede caminar por el día sin necesidad de linternas.
Donora Zinc Works and company
La mayoría de los investigadores hacen hincapié en la Donora Zinc Works. La fabrica ya había sido señalada como responsable de acabar con toda la vegetación de casi un kilómetro a la redonda. La empresa nunca admitió ninguna responsabilidad, incluso después de pagar indemnizaciones por diversas demandas. Para ellos, todo había sido “un acto de dios”.
El smog en Londres y mejoras en la legislación
En 1952, tiene lugar otro episodio de smog que tendrá un eco mundial. Esta vez ocurre en Londres, con lo que los números son mucho más espectaculares: 12.000 muertes y unos 100.000 enfermos.
Todo ello impulsa en Estados Unidos legislaciones que intentarán proteger a las personas de la contaminación. Empieza en 1955 con la Ley de Control de Contaminación del Aire, a la que seguirán nuevas regulaciones en 1963, 1967 y 1970.
Por medio, en 1956, tendremos la tragedia de Minamata, en la que no es la contaminación del aire sino la ingesta de mercurio la causante. Pero todo eso no se supo hasta muchos años más tarde. En este caso las autoridades japonesas consiguieron mantener el asunto en secreto.
En 2008 se inaugura el Donora Smog Museum, para que aquel desastre no se olvide nunca más. Bueno, esa es la intención.
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