La educación no puede ser la misma de antes, ¡exigimos un cambio! Y somos nosotros los docentes quienes haremos ese cambio. Al momento de hablar de educación el rendimiento académico no es el único factor que se busca desempeñar, pues necesitamos desempeñar también la emocionalidad y el ser de la persona. Cabe resaltar que al momento de desempeñar la emocionalidad no solo se involucra al niño; pues un maestro no esta capacitado para enseñar si no está emocionalmente equilibrado, pues el incorporar las emociones en el aula climatiza la clase, y hace que los estudiantes se motiven más a aprender. Per se es requerido que el maestro le ponga pasión a lo que hace, siendo creativo; pues es fundamental para la concentración y la producción en el aula.
Si bien sabemos, el sistema educativo es bastante rígido, sin embargo, es posible implementar estrategias para que los estudiantes aprendan más significativamente a partir de nuestras enseñanzas y estrategias en el aula, sin desligarnos de lo que es el sistema educativo; es importante que el docente tenga en cuenta las diferentes facultades y dificultades que poseen sus estudiantes, y que esté preparado para atender las diferentes formas de aprendizaje que tienen, es decir, si aprenden más visualmente, perceptivamente, si aprenden más por lo que escuchan, etc.
Un verdadero maestro es aquel que pone pasión en el aula, el que incorpora de una u otra manera a sus estudiantes, que los vincula directamente con el conocimiento, haciendo que estos quieran conocer más, investigar más; un maestro es aquel que motiva y hace amenas sus clases con la única intención de que los estudiantes aprendan y la disfruten.