Título: En el café de la juventud perdida (Dans le café de la jeunesse perdue)
Autor: Patrick ModianoEditorial: Anagrama (septiembre 2008)Año de publicación: 2007Páginas: 131
Precio: 14,50 euros
"Le Condé era para mí un refugio de la grisura de la vida. Habría una parte de mí mismo -la mejor- que algún día no me quedaría más remedio que dejar allí."
Gracias a que Karo de libro_génica ha hablado hace poco de él en su blog y a Lahierbaroja que reseñó este mismo libro en el suyo, he podido conocer a este autor francés que vais a ver más veces por el blog. ¡Seguro! Su estilo, la melancolía que destila, lo sugestivo y sensorial que es, cómo ha conseguido trasladarme al París de los años 60 haciéndome olvidar por momentos que no, que no estaba allí, me han convencido totalmente. Patrick Modiano me gusta y mucho, sé que entre los que seguís el blog hay much@s adictos a la literatura francesa, y os va a encantar Modiano. En el café de la juventud perdida nos traslada al París de los años 60, a las calles de Montmartre, al bulevar Saint-Michel, a Montparnasse, a Pigalle... El café Le Condé - ("por las inmediaciones de la glorieta de L'Odeon, que siempre me imagino igual de lúgubre bajo la lluvia") - es el punto de encuentro donde se reunen poetas, estudiantes, marginados de la sociedad, gente que no encuentra su lugar y que aquí no es cuestionada ni juzgada, donde ni si quiera se les pregunta de dónde vienen. Es el caso de la enigmática Louki, un apodo bajo el que se esconde una joven que nadie conoce realmente.
"De las dos entradas del café, siempre prefería la más estrecha, la que llamaban la puerta de la sombra. Escogía la misma mesa, al fondo del local, que era pequeño. Al principio, no hablaba con nadie; luego ya conocía a los parroquianos de Le Condé, la mayoría de los cuales tenía nuestra edad, entre los diecinueve y los veinticinco años, diría yo. En ocasiones se sentaba en las mesas de ellos, pero, las más de las veces, seguía siendo adicta a su sitio, al fondo del todo."
Varios hombres que la conocieron, en mayor o menor medida, serán los encargados de ir reconstruyendo las piezas del puzle de esta chica que no quiere ser reconstruida. Hija de una taquillera del Moulin-Rouge, Louki huye cada cierto tiempo de su pasado y de las personas con las que vive su presente en una continua huida hacia delante. Louki, que vagabundea con quince años por las oscuras calles de París y es detenida por vangancia de menor, la misma que se pierde entre los libros de una librería de viejo y rebusca entre obras de astronomía, la que busca sin saber qué busca ni si realmente busca algo. Todas esas Louki son reconstruidas por los demás, e incluso por ella misma. Perdida, encontrada y vuelta a perderse entre las calles de París. Una novelita que juega con la nostalgia, con los tiempos mejores que se fueron de la juventud para no volver, y que nos plantea un final inesperado, o quizá esperado también, pero trágico e intenso, un final digno de ser recordado. En el fondo, no sabremos nunca quién es realmente Louki ni falta que hace, porque como dice uno de los personajes de la novela: "Cuando de verdad queremos a una persona, hay que aceptar la parte de misterio que hay en ella".
"Hay electricidad en el aire de París en los atardeceres de octubre, a la hora en que va cayendo la noche. Incluso cuando llueve. No me entra melancolía a esa hora, ni tengo la sensación de que el tiempo huye. Sino de que todo es posible."
Patrick Modiano (Boulogne-Billancourt 1945) es un prestigioso escritor francés que ha recibido nada más y nada menos que el Gran Premio de Novela de la Academia Francesa en 1972, el Premio Goncourt en 1978, el Premio Roger Nimier, el Premio Fenéon y el Premio de la Fundación Pierre de Mónaco por el conjunto de su obra. La historia de amor de sus padres podría formar parte de una de sus novelas. Su padre Albert Modiano, descendiente de una familia judía italiana emigrada a París, y su madre, la actriz belga Louisa Colpijn, se conocieron durante la ocupación alemana de Francia. De hecho, ese periodo histórico suele repetirse en sus primeras novelas, que exploran la ocupación nazi en Francia y el colaboracionismo. Como os digo, yo pienso repetir con él, ha sido un flechazo lectora-autor que creo, durará bastante tiempo. Una de esas veces en que sientes que ha sido algo más que una lectura placentera, más bien una conexión.
Hoy miércoles es fiesta en Madrid, es el día de la Almudena, así que aprovecharé entre otras cosas para ver la exposición del Hermitage en el Museo del Prado, del que ya tengo las entradas. Os aviso, porque a mí me ha pillado de sorpresa, que hay que coger hora previa para la visita. Se puede hacer tanto por teléfono, como online o presencialmente (aunque está todo bastante a tope y es mejor cogerlas con tiempo). Para los periodistas como yo, o cualquier otra persona que pueda entrar gratis a la exposición, ojo, porque también tenemos que reservar hora previamente, no es llegar y ya está. Hay una opción para coger las entradas gratis online y una vez allí se canjean en taquilla enseñando la acreditación, aunque es obligatorio comprar una normal cuando se coge la gratuita (yo he aprovechado para coger la de mi chico que tiene que pagar). Tenéis toda la información aquí, de todos modos, este viernes, os traeré mis impresiones de qué me ha parecido este viaje a Rusia que tantas ganas tengo de hacer (también al país de verdad, ¡ojalá!) y toda la información que pueda reunir.