Fuente: www.caretas.com.pe
Entrevista de Gustavo Gorriti
Gustavo Gorriti entrevista a "Artemio". El líder de Sendero Luminoso en el Huallaga acepta la derrota pero señala: "Hay un conjunto de problemas derivados de este conflicto armado que se tienen que discutir en una mesa de negociación".
Selva del Huallaga.- Es la tarde del jueves 1 de diciembre y luego de navegar largo rato en el torrentoso y encrespado río Huallaga, hemos avanzado a contracorriente por un tributario, y luego por otro. Al fin, desembarcamos en una playa muy pequeña, cubierta por la vegetación. Avanzamos un par de cuadras, por un camino que se adivina antes que se ve, hasta que un hombre armado emerge del bosque y ordena el alto.
Somos cuatro periodistas, tres de IDL-Reporteros y un británico. Hemos hecho un largo camino, por rutas solitarias y ríos embravecidos, hasta llegar ahí, y a nadie le molesta esperar un poco. El senderista que nos dio el alto sería indistinguible de un soldado, con el fusil Galil, el pantalón de camuflaje y el polo negro, si no fuera porque en este último lleva estampados la hoz y el martillo. Habla por un walkie-talkie, avanza y desaparece por un rato y finalmente retorna y nos pide que avancemos.
En unos metros, el bosque se abre en un claro y adentro, en rigurosa formación de orden cerrado, una treintena de senderistas armados permanece impasible, en atención, mientras que la persona de mayor edad que obviamente los comanda, deja su puesto al costado de la columna y se acerca a saludarnos. Es ‘Artemio’, el jefe senderista del Alto Huallaga, el único miembro del Comité Central de Sendero de las décadas del 80 y el 90 que se encuentra todavía en libertad, y uno de los más veteranos alzados en armas en el mundo, luego de 30 años de guerra continua, en parte de la cual llegó a tener un gran poder y a sentir la victoria al alcance de la mano, antes de la larga adversidad y la irreversible derrota, que hoy reconoce sin que ello lo lleve a rendirse.
El jefe senderista se aproxima y saluda afablemente a los periodistas. Somos Romina Mella, de IDL-Reporteros; Bladimir Angulo, periodista de Aucayacu y corresponsal de IDL-Reporteros; Dan Collyns, colaborador de The Guardian, corresponsal de la BBC hasta hace poco y ahora de la TV china; y yo.
Observo a ‘Artemio’ y la tropa que lo acompaña. Estos últimos son 31 senderistas, todos bien uniformados, aparentemente bien alimentados y en buen estado físico. No hay dos fuerzas armadas en el mundo que tengan los mismos detalles en los movimientos y maniobras de orden cerrado, pero este grupo sería virtualmente indistinguible de nuestro Ejército si no fuera por los símbolos comunistas en sus polos y por la mayor variedad de armamento. Hay fusiles Galil y AKM, junto con varias escopetas de corredera y hasta alguna mini-Uzi.
Luego de establecer las identidades de cada uno de los miembros del grupo de periodistas, ‘Artemio’ nos anuncia que tenemos una pequeña marcha por delante. Empezamos a buen paso por una zona de bosque relativamente ralo y plano, que parece haber drenado la borrascosa lluvia de la noche anterior, hasta que aparece delante nuestro un cerro barroso y empinado. El ascenso empieza y pronto las mochilas parecen multiplicar su peso, los pulmones se hacen casi tan deficitarios como la economía griega y los resbalones en la pendiente barrosa llevan a escoger la seguridad antes que la dignidad y agarrarse de cualquier rama, aunque la mano se pueda cerrar sobre el aguijón de una hormiga izula, como eventualmente sucede con dos del grupo.
Largos, agitados minutos después, se corona la subida en una meseta fresca, con un bosque abajo ralo, pero de dosel cubierto. Los senderistas han armado ahí un campamento rústico, con toldos de plástico negro, bancas improvisadas y una cocina de fuego abierto junto a toldos que actúan como difusores de humo. El lugar está oculto y a la vez en una posición dominante. Los senderistas ya han distribuido vigías y ‘Artemio’ está listo para la entrevista, que se dará ese día hasta bien entrada la noche y el día siguiente desde temprano hasta pasado el mediodía.
Hace algunas semanas recibimos en IDL-Reporteros el mensaje de que ‘Artemio’ estaba interesado en dar una entrevista. Nosotros no dudamos en aprovechar la oportunidad de esclarecer actos y justificaciones del pasado y el presente, pero exigimos que no hubiera condicionamiento alguno en la entrevista. ‘Artemio’ aceptó y pidió a la vez reserva en cuanto a la ubicación precisa del lugar. Aceptado ello por nosotros, viajamos al Alto Huallaga y seguimos la ruta de aproximación que nos dieron antes de establecer contacto con nosotros. Apenas lo hicieron fue evidente el control oculto pero preciso que tuvieron en todo el largo tramo final de recorrido. En el terreno, la inteligencia senderista parece funcionar con eficacia, y sus medidas de seguridad y contrainteligencia se ven simples pero competentes. Ninguno daba la impresión de estar preocupado de que hubiéramos sido seguidos.
Y ahí estaba ‘Artemio’, memoria viva aunque no precisamente imparcial de treinta años de violencia en el Huallaga, nacido en Camaná, licenciado del EP (sirvió en el BTQ 221, un batallón de tanques en el sur del país) que llegó al Huallaga entre 1980 y 1981 para zambullirse en la guerra que hasta hoy no acaba.
A continuación, algunos fragmentos de la larga entrevista cuya versión completa puede leerse en IDL-Reporteros (reporteros.pe).
Usted lleva virtualmente treinta años alzado en armas. Sin embargo, la guerra terminó (…) Abimael Guzmán Reynoso ya ha dado virtualmente por concluida la guerra y, sin embargo, usted prosigue alzado. ¿Por qué? ¿No le han notificado que la guerra terminó?
(Abimael Guzmán es) mi jefe, el jefe del Partido Comunista del Perú (…) De hecho que la guerra prácticamente ya terminó el 2000 (…) (La solución política no ha ocurrido) por la intransigencia política del Estado y de los gobiernos de turno que plantean una postura de rendición incondicional (…) cosa que objetivamente no podemos hacer. Nosotros planteamos una mesa de negociaciones para discutir los diversos problemas derivados de este conflicto armado interno que queda del post-2000.
¿Qué es lo que pueden discutir si ustedes mismos reconocen haber sido derrotados?
El problema es que no se resuelve solo a través de un mandato de orden de pacificación, que se rindan, depongan las armas y ya (…) hay un conjunto de problemas derivados de este conflicto armado que deben ser discutidos en una mesa de negociaciones y no simplemente como un mandato del Estado, de que los exterminen, los acaben y que no hay diálogo ni nada…
(…) ¿Usted está dispuesto a entregarse?
Yo pienso que hay que discutirlo en una mesa de negociaciones antes de plantear un tema así directo de ‘entregarse’.
(…) Pero su partido no está alzado en armas en este momento. El único que está alzado en armas es usted (aparte del SL-VRAE que ya no los obedece). Entonces, ¿no es usted mismo quien tendría que discutir los términos de la rendición?
Eso depende que lo autorice el doctor Guzmán. Si él autoriza que lo haga, yo lo hago. Pero yo trabajo por el conjunto de mi partido (…).
Entonces, ¿usted obedecería una orden directa de Abimael Guzmán Reynoso … de iniciar negociaciones de entrega?
Por supuesto que sí. De negociaciones para discutir los diversos problemas derivados de este conflicto armado interno… incluso de ponerse a derecho. Yo estoy dispuesto. Si debo inmolarme en aras de salvaguardar los derechos fundamentales de mis camaradas (…), lo haría. Pero tienen que haber las garantías necesarias para eso.
(…) ¿Usted está de acuerdo, coincide con que la guerra iniciada por ustedes el 17 de mayo de 1980 terminó en derrota para ustedes?
Sí, eso es real. No vamos a negarlo. (Gustavo Gorriti)