En el club de la espía, Etta Palm (1743-1799)
Por Sandra
@sandraferrerv
En los años previos y posteriores a la Revolución Francesa, París se llenó de salones políticos e intelectuales en los que se debatía y reflexionaba sobre la situación del país en aquellos tiempos difíciles. Como en otros muchos ámbitos de la sociedad, estos salones eran mayoritariamente masculinos. Algunos empezaron a aceptar de manera tímida la presencia de mujeres; eran conocidos como sociedades mixtas. Etta Palm fue una revolucionaria y espía de origen holandés que fundó el primer club exclusivamente femenino. Las reivindicaciones que en él se debatieron se verbalizaron en su famoso discurso feminista en la Asamblea Nacional.
Etta Palm d’Aelders nació en abril de 1743 en la ciudad holandesa de Groningen. Miembro de una familia burguesa, su padre Jacob d’Aelders era comerciante, Etta recibió una esmerada educación más parecida a la de una joven de la alta sociedad. Antes de cumplir los veinte contrajo matrimonio con Christiaan Ferdinand Palm. Un matrimonio desgraciado en el que Etta perdió a una hija con pocos meses y él la abandonó tiempo después.
Empezó entonces un largo periplo para Etta que la llevó por varios lugares de Europa en los que conoció a hombres influyentes que la fueron introduciendo en los círculos de la alta sociedad. En 1773 se encontraba ya en París, instalada en un piso cercano al Palais Royal y convertida en cortesana. Fue entonces cuando los servicios secretos franceses la reclutaron para una misión de espionaje en La Haya.
Aquello le reportó una importante suma de dinero que invirtió a su vuelta a París en un piso más grande en la Rue Favard. Convertida en baronesa por su propia voluntad, empezó a invitar a su cada vez más famoso salón a políticos e intelectuales.
Con el estallido de la Revolución Francesa, además de continuar su actividad en el salón de la Rue Favard, Etta se implicó en las sociedades patrióticas mixtas, como la Sociedad Fraternal de uno y otro sexo o la Sociedad Patriótica de Amigos de la Verdad. Etta fue más allá y decidió crear una sociedad en la que sólo pudieran asistir mujeres, la Sociedad Patriótica y de Beneficencia de las Amigas de la Verdad.
La obra política de Etta Palm culminó el 30 de diciembre de 1790 cuando ante la Asamblea Nacional pronunció su famoso Discurso sobre la injusticia de las leyes en favor de los hombres a expensas de las mujeres, todo un alegato feminista en favor de los derechos de las mujeres y su importante papel en la sociedad.
En 1795 las fuerzas revolucionarias francesas invadieron Holanda. Su intento de llegar a una paz entre ambas repúblicas la convirtieron en sospechosa por parte de los revolucionarios holandeses. Etta fue detenida y encarcelada en la fortaleza de Woerden donde estuvo recluida tres años. Tiempo que hizo mella en su salud. Al salir en libertad a finales de 1798, cayó enferma y falleció meses después, el 28 de marzo de 1799.