William H. Gass irrumpe con fuerza en las librerías españolas con este En el corazón del corazón del país, de la mano de La Navaja Suiza Editores, una editorial joven de reciente creación que promete novedades más que interesantes.El debut no ha podido ser mejor. En Estados Unidos, William H. Gass es considerado un clásico y admirado por autores como David Foster Wallace. Este libro incluye una novela corta y algunos relatos gracias a los cuales podemos sumergirnos en el mundo particularmente sórdido del autor, pero también poético y lleno de vida.
El chico de los Petersen, el cuento que abre el libro, trata sobre una familia de la América Profunda. En medio de una nevada sin parangón, encuentran al chico de los vecinos desmayado en su establo. ¿Qué le llevó hasta allí? ¿Huía de algo? ¿Queria avisar de algo? Su estilo recuerda mucho a William Faulkner: no falta el habitual padre borracho ni el reflejo del habla local. Pero donde Faulkner ponía sus tórridos veranos, Gass pone la nieve. De hecho, la propia climatología acaba adquiriendo el rango de un personaje más durante todo el libro. En cuanto a La Señora Ruin, el autor cambia de registro y sitúa este drama vecinal en un barrio de las afueras de la ciudad, donde la gente se conoce de toda la vida y todos conocen la vida de los demás. Aunque a veces se topan con escollos desconocidos. La violencia diaria recorre el texto de principio a fin. En Carámbanos, un agente inmobiliario escaso de ventas se obsesiona con los carámbanos que han salido en su ventana. Cada día los mide y los observa con embeleso para ver si han crecido. Poco a poco, se convertirán en su único refugio frente al mundo. El orden de los insectos es también otro relato notable e inquietante, en el que el autor juega con la elipsis con maestría e involucra al lector para completar la historia. Un ama de casa comienza a encontrar unos extraños insectos en la alfombra. Su mundo comenzará a tambalearse a raiz de este descubrimiento. En cuanto al relato que da título al libro, En el corazón del corazón del país,William H. Gass analiza sus vivencias en forma de breves notas en las que plasma todas sus reflexiones y las entrelaza con recuerdos de la infancia. Fuera, queda la presencia de una mujer en otro uso magistral de la elipsis.
Asimismo, destaca el trabajo de traducción de Rebeca García Nieto, quien en el Epílogonos cuenta parte de esta monumental tarea y nos descubre algunas claves interesantes sobre el universo tan peculiar que crea William H. Gass en el texto.
Un libro muy interesante, para amantes de las historias en las que aparentemente no pasa nada, pero que mantienen unas corrientes subterráneas que hacen posible que el relato estalle en cualquier momento. No en vano el autor es oriundo de Fargo, lugar donde todas las historias son posibles.