Hace unos días unos cuantos descerebrados y anormales quedaron para partirse la cara, con la excusa de un partido de fútbol. Gracias a esa “cita tan pacífica” uno de esos descerebrados fue asesinado, por otro descerebrado, o sea los tontos se juntaron para pegarse y murió uno, uno que probablemente, y si hubiera tenido oportunidad, habría hecho lo mismo que le hicieron a él con cualquier otro.
Después de estos hechos llega la revolución y los golpes de pecho. Los clubes de fútbol, la LFP y el gobierno se empiezan a mover como pollos sin cabeza. Que si hay que hacer esto, que si hay que hacer lo otro, pero todo sin lógica y sin sentido, como también es habitual en España. De la Federación de Fútbol no se espera nada porque al impresentable de su presidente, Villar, ni está ni se le espera. ¿Que se puede esperar de alguien que es presidente de la federación de fútbol y no sabe ni hablar? Dice fúrbol en lugar de fútbol.
Ahora se decide que los insultos también son un motivo de violencia y se decide que se debe echar de los campos a quien insulte. Que curioso, ya hemos vivido varias finales de fútbol de la Copa del Rey en las que se ha silbado al Jefe del Estado y al himno que representa a todos los españoles y se expulsa del fútbol a gente que grita “Messi subnormal”. Que nadie se equivoque, yo no voy a justificar que se insulte ni a Messi ni a nadie, pero tampoco voy a justificar lo absurdo.
En un Domingo cualquiera no se cuanta gente puede acudir a los campos de fútbol, pero estoy seguro que serán millones de personas. ¿Por qué esos millones de personas tienen que pagar el pato de los cuatro descerebrados que hay no sólo en el fútbol si no en la vida en general? En un estadio de 80.000 personas, ¿tienen que pagar las consecuencias las 80.000 personas porque haya 2 imbéciles que se maten a palos? No tiene sentido, ni sentido ni justificación alguna. Esto es como si en las carreteras se prohibiera ir a más de 80 km/h porque un día hubo uno que se mató por ir a 250 km/h.
Es lo de siempre en España, el país de los responsables irresponsables. Una persona tiene un puesto de responsabilidad, en este caso en el fútbol, por el que gana un dineral y nunca hace nada hasta que sucede algo grave. Como cuando sucede algo grave es culpa y responsabilidad suya, como máximo responsable que es, y no quiere que se le pidan responsabilidades hace el ventilador, empieza a repartir unas responsabilidades que son sólo suyas a todo el mundo.
Aquí los responsables deben ser como siempre los que menos responsabilidad tienen, los que pagan sus cuotas de socio o sus entradas todos los Domingos y que son, además, de quien viven los responsables con sus mega-sueldos. Si eres tan responsable para cobrar un sueldazo también lo eres el día que tengas que justificar el sueldo que cobras, no lo va a justificar encima quien te lo paga. Y así va España, no sólo en el fútbol o la política, así va en todo.