Del total de los hogares espańoles, “cerca de 800.000 tienen una asistenta, y sólo 300.000 estaban afiliadas a la Seguridad Social”. Esta era la situación del colectivo hasta el inicio de 2012.
Sin embargo, según los últimos datos, se produjeron 51.999 altas en febrero, hecho que permitió amortiguar el hundimiento del censo de cotizantes. Prácticamente 50.000 personas causaron baja en la Seguridad Social el mes pasado, quedándose la cifra final en 16 millones de inscritos, 450.000 menos que hace un ańo. Esta profesión y la nueva norma ha evitado que el saldo neto se reduzca en 100.000 cotizantes en 28 días.
Con normativas arcaicas, el colectivo dominado en un 98% por mujeres, se ha adaptado a las nuevas reglas que, a pesar de haberse diseńado recientemente, “siguen primando jornadas abusivas con salarios muy bajos”, según la portavoz de la Asociación de Trabajadoras del Hogar, Concha Gómez.
La entrada en vigor, hace apenas dos meses, de la reforma ha significado un mayor control. Desde la asociación justifican este cambio en “los despidos de las antiguas trabajadoras para contratar a otras con menores sueldos”.
El anterior marco detallaba que por debajo de las 18 horas semanales, el empleador quedaba exento de cumplir con la Seguridad Social. Sólo en el caso de superase esa jornada, “tenía que remitir un documento con el que comunicaba que empleaba a una persona, mientras que era ésta quien pagaba las cotizaciones. En concreto 164,60 euros al mes, sin importar cuantas horas ni lo que cobrase”.
Ahora, el contratador está “obligado a dar de alta a la asistenta desde la primera hora de trabajo”.
Como en el régimen general, la profesional cotizará en función del salario, aunque tendrá que asumir el 3,7% en concepto de pago a la Seguridad Social. Asimismo, la jornada laboral se establece en 40 horas semanales siendo el resto “de presencia y extras” con un precio mínimo de 5,02 euros por hora, a lo que se une la posibilidad de reducir el sueldo en un 30% si se percibe manutención.
“Esto puede suponer un recorte de 400 euros al mes para un sector que ha asumido que la trabajadora esté prácticamente todo el día en la casa sin apenas descansos”, explica Gómez. La rebaja duplica la media de otros países, como Francia, “donde se descuentan cuatro euros al día frente a los 10 de Espańa”.
Otro de los aspectos más controvertidos es el relativo a las bajas laborales. Hasta el momento, si la trabajadora enfermaba, el empleador no estaba obligado a pagar y hasta que no pasaban 28 días de ausencia laboral justificada, la Seguridad Social tampoco.
En el nuevo marco, a partir del cuarto día y hasta el octavo, éste inclusive, el contratante asumirá la baja. A partir del noveno, la Seguridad Social abonará el resto. Si se trata de un accidente laboral, como ocurre con el resto de trabajadores, la asistenta cobra de la Seguridad Social desde el primer día.
“No hay derecho al desempleo”, se lamenta Gómez. La reglamentación establecía hasta ahora una indemnización de 15 días por despido antes de cumplir el ańo y en el caso de superar este periodo, ascendía a 20. Bajo las condiciones actuales, la cantidad se reduce a 12 días por ańo trabajado para un contrato indefinido y sólo nueve si es temporal.
Después, "los ingresos se acaban porque no hay prestación ni subsidio que cobrar". El desamparo sitúa a este colectivo como uno de las más débiles del mercado laboral.