En el Museo

Publicado el 07 julio 2020 por Alfredojramos


Ilustración ©️Javier Serrano, 2020.

A veces me echo andar en compañía por la ciudad repleta de señuelos. Madrid es una suma escandalosa de afanes y rumores bajo el cielo más hermoso del mundo. Y están también —claro— sus museos: promesas de un viaje interminable que casi siempre emprendo de la mano de algún alma gemela..., o eso creo: pues es sabido que a menudo vivimos —todos: también tú, hipócrita lector— al socaire de más o menos nobles ilusiones. Estas caminatas, que me llevan hacia puntos diversos de la villa, son episodios naturales de una crónica en marcha y tienen la virtud de conducirme hacia territorios y experiencias donde siento que aún puedo aprender a mirar: esa lección que no se acaba nunca.
Recuerdo bien las tantas veces que he traspasado los tornos del Museo del Prado («yo tenía quizá, la vez primera, pájaros de barro en los ojos») y en especial aquellas en que, gratis et amore —como suele ser lo mejor de la vida—, he podido compartir la visión y matizarla con comentarios nacidos desde dentro mismo del arte de pintar. Un privilegio. Como lo fue aquella ocasión —¿recuerdas, Javier?— en que subimos las amplias escaleras de la Casa de la Moneda para pasar unas horas, solitarios, deambulando por sus salas, seducidos por la gracia y el empeño y los juegos de manos de un pintor de ángeles, que además fue tu amigo... O, en fin, las incitaciones espontáneas, incluso intempestivas, para adentrarnos por el amplio zaguán de la calle Castelló hacia trozos de historia sensible colgados en paredes y en torno a los que siempre es fácil —incluso hasta la reconvención— enfilar un rosario de impresiones como cerezas que van saliendo una tras otra, cosecha inevitable, de la cesta del gozo, la ocurrencia, el entusiasmo, la mirada perpleja y la emoción. En suma: los privilegios de la vista.
En realidad, el mejor museo de Madrid son sus calles, tan llenas de museos, y de piezas, obras y personas dignas de figurar en el mejor museo: el que cada día se inventa la amistad.