En el país de la nube blanca, de Sarah Lark

Publicado el 11 julio 2011 por Isi

Esta es una de esas novelas que das gracias por haber tenido la oportunidad de leer; que después de terminarla te preguntas cómo no han publicado antes la obra de esta autora que tiene tantísimos pseudónimos y, por supuesto, cómo no es posible tener en tus manos el resto de las novelas que componen la saga.

Es que solo con ver la portada el libro se te pega a las manos y, desde las primeras páginas, te quedas enganchado a la historia, a los escenarios y a sus protagonistas, que seguirán contigo durante mucho tiempo después, o eso espero. He quedado encantada y de verdad que estoy deseando continuar leyendo esta saga.

El argumento gira en torno a dos mujeres y comienza en Inglaterra. Gwyneria es una joven noble de 17 años; el negocio de su familia gira en torno a la ganadería, ya que crían ovejas para lana de buena raza, así como collies de excelente pedigree para el pastoreo. Pero el padre de Gwyn recibe a un comprador procedente de Nueva Zelanda, Gerald Warden, y comete un error jugándose a las cartas la mano de su hija (y también un rebaño de buenas ovejas); perderá la partida y Gwyn deberá embarcarse con Gerald para casarse con su hijo Lucas, dejando atrás Inglaterra y a su familia. Para la chica esto no supone un trauma pues ella es atrevida, amante de los animales, buena amazona… y además está deseosa de correr aventuras junto con su futuro marido, que se imagina como un fuerte y aguerrido colono de estas nuevas tierras.

Por otra parte tenemos a una institutriz, hija de un difunto párroco, que trabaja para sacar adelante a sus hermanos holgazanes y que, viendo pasar los años, siente que su sueño de formar su propia familia no va a realizarse nunca. Helen es una mujer bien educada, refinada e inteligente, pero no tiene un apellido noble que le ayude a formalizar una buena boda; además de no tener dote. Un día lee un anuncio en un periódico: los colonos de Nueva Zelanda escriben en busca de una posible esposa, así que comienza una breve correspondencia con un caballero llamado Howard O’Kefee. La verdad es que ella ya estaba medio convencida de hacer ese viaje y casarse por fin -aunque con un completo desconocido-, pero los acontecimientos se precipitan cuando en el horfanato deciden enviar a 6 niñas a aquel lejano país como sirvientas y necesitan a alguien que las cuide durante el viaje en barco. Helen es la mujer ideal para ese cometido, y de las pocas disponibles, así que embarca con ellas.

Gwyneria y Helen se conocerán en el barco y desde entonces se forjará una gran amistad entre ambas que superará las desavenencias entre las que serán sus nuevas familias. Durante el trayecto Helen instruirá a las huérfanas para convertirlas en unas señoritas que puedan tener una buena colocación y no den motivo de queja a las familias que las contraten; también las niñas tendrán su protagonismo en la historia viviendo sus propias aventuras en Nueva Zelanda.

Tras la llegada a su nuevo hogar, Helen y Gwyn sufrirán muchas decepciones, pero intentarán adaptarse y sacar lo mejor de sí mismas para salir adelante. En la historia conoceremos además a un montón de carismáticos personajes secundarios muy importantes para la trama y que, pese a ser sólo eso, secundarios, la autora los presenta tan bien como a las protagonistas y nos contará también sus peripecias; no dejará ni un hilo suelto, lo cual me ha encantado. Nadie en esta historia desaparecerá sin volver a aparecer más adelante.

La foto la hice aquí.

Me llaman la atención dos puntos claves del libro: uno es el enfrentamiento y la guerra fría que se han declarado dos grandes ganaderos de la zona; de esos odios infinitos que se tienen dos personas y que, si los hijos fueran tan estúpidos como ellos, sería heredado por los siglos de los siglos para perjuicio de ambas partes. El otro punto son los maoríes, los indígenas de Nueva Zelanda, que le dan un toque exótico a la historia, sobre todo al principio cuando nuestras ladys protagonistas llegan allí y descubren que lo último que tienen sus ayudantes maoríes son tapujos con ciertos temas .

A pesar de todas las flores que le puedo echar al libro, es cierto lo que dice Booki en su reseña: al final todo va a toda pastilla, pero no me refiero al final de la historia, sino a las últimas 200 páginas, nada menos. La verdad es que me había gustado mucho esa expectación que la autora creaba al principio; todo te lo contaba con mucho detalle, hasta que llegaba el acontecimiento relevante (por ejemplo: ¿cuánto tardó Helen en conocer a su marido? ¡Yo creía que me iba a dar algo!) y eso le da un aura de distinción a la novela: has de ser paciente y no adelantarte a los acontecimientos, que primero hay que ocuparse de unas cosas y luego de otras…

Aún así, y dejándome guiar por el entusiasmo con el que he leído la mayor parte de la novela, le pongo la máxima puntuación porque en verdad me ha encantado y he disfrutado muchísimo de toda la historia. Una vez más, todos los personajes y los escenarios me han calado tan hondo que por la noche soñaba con ellos, con líneas del libro, con las praderas de pasto bajo el sol… Me veía cabalgando a lomos de Igraine por aquel paisaje infinito, ¡Cómo me hubiera gustado ser una de las protagonistas!

Título: En el país de la Nube Blanca
Autor: Sarah Lark
Editorial: Ediciones B
Encuadernación: Tapa blanda con solapas
ISBN: 978-84-666-4671-0
Páginas: 752
Precio: 21,00 €
Propósito personal: no lo cumple
RETO 2011: Potasio, K