Los recuerdos no deberían guardarse.
¡Vamos a perder todos la memoria!
Prohibido acordarnos de la infancia
y sus zapatos nuevos, el primer beso
y su desengaño, las sábanas donde
lo eterno duró hasta la lavadora.
Viviremos sin memoria para poder
construir la vida nueva cada día
y repetirnos el "Te quiero" mil veces
como si jamás nos lo hubiéramos dicho.
El “no” no será un problema porque se
desvanecerá con el viento y cada
soplo será una bellísima promesa.