En la Biblioteca Nacional EXPOSICIÓN SOBRE LOS 285 AÑOS DEL CONVENTO DE OCOPA

Por Joseantoniobenito

Primero estuvo en la Facultad Redemptoris Mater, La Punta (Callao) con Encarnación, luego en la UCSS con el P. César y los jóvenes del CEPAC.

Una exposición documental que recuerda la historia del convento de Santa Rosa de Ocopa y la actividad misionera de la orden franciscana en la selva central se inaugurará este 21 de octubre a las 19.00 hrs. en el hall de la Biblioteca Nacional del Perú, Av. De la Poesía 160 San Borja.

La muestra lleva por nombre “Convento de Ocopa, foco de peruanidad y de luz evangélica y dará a conocer temas diversos como los antecedentes y la historia del convento, situación geográfica, reseña de misioneros ilustres e importancia cultural. Podremos apreciar textos como diccionarios de lenguas nativas, apuntes de viaje, memorias, entre otros, todos ellos pertenecientes a la biblioteca del convento.

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285 años de historia
El Convento de Santa Rosa de Ocopa se encuentra en la provincia de Concepción, departamento de Junín. Fue fundado en 1725 por fray Francisco Jiménez de San José y bautizado con dicho nombre por situarse cerca de una capilla dedicada a la santa limeña. El propósito era establecer un colegio de misioneros que sirviera de punto de partida fundamental de la evangelización católica hacia los puntos más remotos de la selva peruana.

Actualmente el convento cuenta con una magnífica biblioteca que contiene 40,000 volúmenes, una pinacoteca con una colección de pinturas de diversos autores y escuelas y un Museo de Historia Natural de la Selva donde se exhibe una colección de animales disecados.

El Convento ha forjado grandes misioneros y mártires, pioneros en explorar la selva de nuestro país y estudiosos gramáticos de las lenguas nativas cuya labor constituye una gran aporte cultural a nuestro país.

La muestra podrá visitarse hasta el 3 de noviembre de lunes a sábado de 8.30 a 20.00 hrs.

El ingreso es libre.

Convento de Santa Rosa de Ocopa,

foco de misión, cátedra de peruanidad

El Convento de Santa Rosa de Ocopa es el corazón de la peruanidad en el Oriente, brasero misionero de la Selva, centro de espiritualidad franciscana de los colegios misioneros, fragua de santidad, catedral del Valle de Mantaro. Administrativamente pertenece a la Provincia de Concepción y al Departamento de Junín en Perú, y está ubicado entre la triangulación que conforman las ciudades de Jauja, Huancayo y Concepción; más exactamente a la altura de Matahuasi, por la Carretera Central del Perú. Este grato lugar de reposo, se encuentra enclavado en un hermoso valle poblado antiguamente por aguerridos y religiosos indios huancas; quienes vivían al pie de cerros, como nos atestiguan sus ricas ruinas arqueológicas.

El nombre Ocopa, proviene de la palabra quechua "ucupi" que significa "dentro" o "rinconada". En la actualidad, Ocopa es un rico centro de espiritualidad que tiene como centro su célebre convento, con casa de retiro, archivo, biblioteca y museo. Hacia el lado norte de la entrada principal, se yergue el cerro Jerusalén, en cuya cima, los estudiantes de teología de Ocopa, sembraron entre 1950 y 1954, una gigantesca cruz de eucalipto con la inscripción: “¡Te adoramos Cristo porque por tu santa cruz redimiste al mundo!”

Histórica fundación

El convento de santa Rosa de Ocopa fue fundado por Fr. Francisco de San José (1654- 1736), en 1725, con la intención de ser un centro esencialmente misionero. El que fuese denominado nuevo San Francisco Solano llegó al Perú en 1708, desempeñando un trabajo evangelizador titánico, por la restauración de antiguas conversiones y fundación de otras nuevas. En pleno afán misionero, y en compañía de Fr. Pedro Navarro, Fr. Francisco Suárez, y Fr. José Ansorena dio con Ocopa, en el Valle de Jauja, donde encontró la pequeña capilla titulada Santa Rosa de Santa María como lugar idóneo para levantar un convento que albergaría a los misioneros destinados a la selva y a la montaña. Su situación estratégica la convirtió en el centro de operaciones para acometer la gesta evangelizadora de la tercera parte de nuestro actual territorio nacional. Ocopa cumplió con creces los objetivos que se propusieron con su fundación: 1) dar estabilidad y continuidad a la misiones entre infieles; 2) ser un centro de formación y enseñanza donde los nuevos misioneros se prepararan para la tarea evangelizadora y 3) ser el lugar donde se repararan corporal y espiritualmente los misioneros después de sus excursiones.

Colegio Misionero de Propaganda Fide

Alcanzó el rango de Colegio Misionero de Propaganda Fide mediante Real Cédula de Fernando VI, del 2 de octubre de 1757, confirmada por el Papa Clemente XIII a través del Breve Militantis Ecclesiae del 18 de agosto de 1758. Por tal razón, dependió paralelamente del Papa a través de la Congregación Romana de la Propagación de la Fe, y además del Ministro General de la Orden franciscana. En este sentido, se puede hablar con propiedad que el Convento de Ocopa fue Colegio Misionero desde su fundación, 1725, hasta 1907, año en que se fundó la Provincia Misionera de San Francisco Solano.

Uno de los episodios trágicos, sucedió un 1 de noviembre de 1824, cuando el Libertador Simón Bolívar firmó en Canta el decreto de supresión de Ocopa, y lo convirtió en escuela de enseñanza para los hijos de los caídos en la guerra de la independencia. Su restauración sucedió recién en 1838. A pesar del amargo trago, el trabajo evangelizador fue realizado por el padre Manuel Plaza convirtiéndose durante casi veinte años en el héroe de las misiones. Su permanencia en las misiones, es digno de toda una epopeya, porque fue el único misionero que permaneció internado en la Selva, con la esperanza que pronto se restauraría su Colegio. Ocopa logró su restauración gracias a las gestiones y el esfuerzo personal del Arzobispo de Lima Jorge Benavente, que antes de la independencia había sido párroco en Concepción. El Arzobispo limense lograría que el gobierno peruano, siendo presidente don José de Orbegoso, promulgara la derogación del decreto de supresión del Colegio de Santa Rosa de Ocopa, el 11 de marzo de 1836. Además recibió las facultades para enviar un comisionado a Europa en busca de religiosos y restablecer la Comunidad de Ocopa. La restauración se hizo efectiva dos años después, con la llegada de 19 religiosos, traídos desde Europa por Fr. Andrés Herrero, de los cuales cinco eran sacerdotes, ocho estudiantes y seis frailes legos religiosos. El 31 de enero de 1838, el Arzobispo Benavente promulgó solemnemente el decreto de restauración del Colegio.

Parte de la Provincia Misionera de san Francisco Solano

El 1 de noviembre de 1907 por medio del Decreto Dulce quodam pondere se creó la Provincia Misionera de san Francisco Solano del Perú, quedando integrada, en su mayoría por los conventos que hasta ese momento eran Colegios de Propaganda Fide: Cajamarca, Ica, Arequipa, Santa Rosa de Ocopa y Los Descalzos de Lima. Ocopa ha seguido trabajando en la evangelización, porque ha mantenido sus misiones y ha fundado nuevas, como en sus mejores épocas, y esto en el amplio territorio que primero fue la Prefectura Apostólica del Ucayali, creada en 1900, y luego al convertirse ésta en Vicariato en 1925, posteriormente la misma es dividida en tres, dos de los cuales son confiados a la Provincia: el Vicariato de Requena (Bajo Ucayali) y el Vicariato de San Ramón (Chanchamayo). Así tenemos que, los Padres Agustín López, Enrique Leuque y Leonardo Díaz, exploran los ríos Tapiche y Blanco. El padre Agustín López es el fundador de la ciudad de Requena. Mons. Francisco Irazola exploró los ríos Purus, Yurúa y Yaravi. Irazola es igualmente el gran organizador y ejecutor de la evangelización de los valles de Satipo y Pangoa, el que abrió la gran vía desde Concepción y Ocopa a Satipo y Puerto Ocopa, realizados entre los años 1916-1919.

Desde 1928 hasta 1972 fue la casa de Estudios Superiores Filosófico-Teológico, fueron años en que se impartió una excelente formación de la persona del religioso franciscano y académica, con estudios religioso-eclesiásticos, y esto se le debe al P. Agustín Arruti, a quien se le considera el fundador y principal promotor de Ocopa como casa de estudios. Una de las personalidades más importantes que han pasado por sus aulas, tanto como alumno y luego como profesor, ha sido el Cardenal Juan Landázuri Rickets. Cardenal Landázuri fue Provincial y Definidor General hasta que fue nominado Arzobispo coadjutor de Lima. Ocopa fue considerada como una de las más notables casas de estudios. Así mismo Ocopa es casa de Noviciado de la Provincia desde 1977, y desde 1999 es así mismo casa interprovincial de Noviciado de las cuatro entidades franciscanas del Perú.

Cátedra de peruanidad

La labor evangelizadora de Ocopa se puede apreciar con mucha nitidez a partir de la segunda mitad del siglo XVIII, es el tiempo en que debemos a sus misioneros la acción evangelizadora y exploración de toda la Amazonía Peruana; la evangelización del Archipiélago de Chiloé en Chile, en las antiguas reducciones de los padres jesuitas, que al ser expulsados fueron atendidas por los misioneros de Ocopa desde 1770, hasta los tiempos de la independencia. Además el afán misionero de los religiosos franciscanos de Ocopa les llevó a evangelizar las islas Tahití, en Oceanía. En 1790 el Colegio llegó a contar con 85 religiosos, que ejercían su acción evangelizadora y cuidados en sus propias conversiones, fuera de las de Chiloé, por los grandes ríos Huallaga y Ucayali, una demarcación que contaba con 103 pueblos y estaciones misioneras y una población de 31.000 habitantes. Además Ocopa amplió su campo misional, en 1802, cuando, por una Cédula Real, se le encomendó las misiones de Maynas, antiguas reducciones de los jesuitas de Quito, en el nor-oriente, que comprendían las zonas regadas por los ríos Marañón, Pastaza y Napo, y alto Amazonas.

El convento es un museo vivo. En el interior del templo, sus altares muestran el estilo barroco en el que fueron diseñados. Sus paredes lucen altorrelieves cincelados en piedra de Huamanga y en sus claustros, se puede apreciar una importante colección de pinturas coloniales en su mayoría de la Escuela Cuzqueña. También se encuentra otra colección de la escuela flamenca, compuesta por 156 vistosos lienzos y de autor desconocido representando Escenas de la Pasión de Cristo.

En la Capilla de la Misericordia, se venera precisamente una imagen de Nuestra Señora de la Misericordia, que lleva la siguiente leyenda: "...sudó, lloró el 29 de setiembre de 1675". Esta pintura está rodeada de otra valiosa colección de cuadros en honor a Santa Rosa de Lima, tallados en piedra de Huamanga. A la entrada de la biblioteca, existe otro cuadro, posiblemente de la Escuela Huamanguina, en honor a la Virgen del Carmen y que sigue la estética de patrocinio por la que con el manto desplegado protege a cuantos portan el escapulario.

Otros lienzos de pinturas conventuales, como la colección denominada Martirio de los Misioneros de Ocopa en la Montaña. El Vía Crucis, suponen otra bella colección compuesta de 14 lienzos, pertenecientes al pincel del padre Antonio Gravolosa. El padre misionero, explorador, cartógrafo, músico y pintor Gabriel Sala, también dejó tres importantes obras: Procesión en la Sierra, Rebelión de Juan Santos Atahualpa y Restauración de las misiones del Cerro de la Sal.

Ya más reciente, decorando uno de los claustros existe una excelente colección de pinturas costumbristas pero referidas siempre al Evangelio y confeccionadas por Guillermo Ponce bajo la inspiración del P. Goicochea. De igual modo el refectorio cuenta con 400 m2 de pinturas murales del artista huancaíno, Josué Sánchez, de estilo neofigurativo, verdaderos estallidos de color y vida, que recrean los diversos aspectos de la vida rural y urbana de los pueblos del interior del país: el trabajo, la familia, las fiestas populares, los mitos. Casi todas las paredes, exhiben algún lienzo o leyendas espirituales.

En 1970, se acondicionó un salón especialmente para que sirviera de pinacoteca, especialmente del P. Lorenzo Pelossi, franciscano y pintor italiano de un talento superior que vivió en Ocopa la mayor parte de su vida hasta el 2003. En ella se exhiben cuadros de la naturaleza circundante, rostros de niños, escenas cotidianas del Valle de Mantaro y varias reproducciones de lienzos del Museo del Prado como los de Velázquez, Ribera y Murillo y que por su calidad pareciera que son auténticos.

Por último, cabe resaltar un Museo de Historia Natural de la Selva, complementa sus centenarias instalaciones. En él, se detalla el trabajo científico-cultural realizado por los padres franciscanos, durante las obras evangelizadoras que realizaron en la Sierra Central. También se exponen una colección de animales disecados como: mariposas, monos, un cocodrilo negro de unos tres metros, oso hormiguero, el Paiche, serpientes, entre otras especies.

La Biblioteca, su mayor tesoro

Cuenta con más de 25.000 volúmenes, entre los que se encuentran numerosos incunables. Estamos ante una valiosa colección, perfectamente archivada y catalogada gracias al talento y dedicación del P. Julián Heras, OFM. El contenido de las obras abarca un rico arco temático: religioso, derecho canónico; historia franciscana e historia en general, sin descuidar varios ejemplares de la Biblia o libros eminentemente científicos. Es digna de admiración y gratitud por brindar a historiadores y estudiosos la posibilidad de consultar e investigar.

Aunque no hay noticias seguras del despojo de la antigua, es muy probable que durante los años que estuvo suprimido el convento (1824-1836), por el decreto de Bolivar, se extraviaran algunos de sus volúmenes. Lo cierto es que su valioso archivo fue llevado a Lima por orden del Gobierno de entonces, quedando disperso en distintos centros oficiales. El local data de 1944, que tiene como guardián al P. José María Mazzini. La estantería, sólida y sencilla, hecha con madera de la Montaña, es obra totalmente conventual, ejecutada por el hermano. Fr. José María Agüero. Contiene los mejores y más valiosos libros que se editaron en latín y castellano en los siglos XVI, XVII y XVIII; no solamente obras de religión y teología, sino también obras de historia, geografía, filosofía, ciencias naturales, medicina, literatura y lingüística. Guarda varios incunables europeos y limeños, así como ediciones príncipes, aldinas y plantinianas, muy apreciadas por los bibliógrafos. La Biblioteca se fue formando desde la misma fundación del convento, esto es, desde hace dos siglos y medio, pues hay libros que pertenecieron al fundador y a sus primeros compañeros. Se incrementó luego con libros repetidos del Convento de San Francisco de Lima y con muchos traídos por los religiosos cuando venían de España y con importantes colecciones conseguidas en diversas épocas por la comunidad. También ha sido favorecida con valiosas donaciones, como la del insigne benefactor de Ocopa, el Sr. Waldemar Schroeder y Mendoza, que en total ha obsequiado unos dos mil volúmenes, por intermedio y afecto al P. Odorico Sáiz. Entre los libros más valiosos, el más antiguo es el de “La Summa Angélica” de Fray Angel Clavasio, es de 1490. Posee el segundo libro impreso en el Perú, titulado “Tercer Catecismo”, impreso en Lima en 1585, en quechua, aymara y castellano. Posee igualmente la segunda edición de las “Crónicas de Cieza de León y del Inca Garcilaso de la Vega”. Estos y otros curiosos ejemplares pueden apreciarse en un vitrina central, así como “Los Libros Corales”, de gran tamaño y hechos en pergamino; fueron confeccionados en 1763 en el mismo convento por el P. Francisco Javier Llaguno. Conserva también la Biblioteca algunos manuscritos. En esta misma sala se exhiben dos mapitas en alemán: Uno, el del P. Manuel Sobreviela, misionero de Ocopa, que fue el primer mapa gravado en el Perú y salió en el antiguo Mercurio Peruano en 1791, después editado en alemán en 1814; el otro comprende la Audiencia de Lima, editado también en 1814 en Weimar, pocos años antes de la Independencia del Perú.

¡Operación rescate!

Lamentablemente, el rico patrimonio ha sido dañado por los robos. Si tiene alguna pista, ¡ayúdenos a recuperarlo!

El 11 de enero del 2003 fue sustraída una valiosa colección de 12 cuadros pintados sobre laminas de cobre, de la escuela flamenca y autor desconocido, con escenas de la Pasión de Cristo (Siglo XV), un cuadro de Nuestra Señora del Rosario con santo Domingo y santa Catalina y otro cuadro más pequeño que representaba los misterios del santo rosario, con un marco de plata.

Dos cuadros de Santa Rosa tallados en piedra policromada de Huamanga, con marco dorado, del siglo XVII pertenecientes a una colección de 14 cuadros que narran la vida de Santa Rosa de lima: SRL viste el hábito dominico, La virgen del Rosario con san Francisco de Asís y Santo Domingo de Guzmán.

El 5 de julio del 2008 robaron valiosos libros y documentos: El más antiguo de los libros “Summa angelica” de Fray Angel Clavasio, de 1490; incunable europeo forrado con pergamino. El segundo libro impreso en el Perú, titulado “Tercero catecismo”, impreso en Lima en 1585, en quechua, aymara y castellano, forrado con pergamino. Un Atlas geográfico de 1644, forrado con pergamino. Una biblia latina vulgata de 1532, utilizado por el padre fundador Fray Francisco de san José. Un manuscrito de física del siglo XVIII, forrado con pergamino.

En conclusión: Ocopa, al cumplir 285 años de fundación, es y seguirá siendo “foco de peruanidad y de luz evangélica”, tal como lo catalogó nuestro ilustre historiador Raúl Porras Barnechea, y hará siempre presente el lema que motivó y dinamizó la evangelización de nuestra patria: “La religión, la ciencia y el trabajo constituyen el progreso y la felicidad de los pueblos”. Con la presente muestra, los franciscanos queremos compartir con el gran público de Lima lo más representativo de nuestro rico tesoro cultural. Hacemos un llamado a la conciencia cultural para defender, recuperar y acrecentar lo que, siendo nuestro, queremos que sea de todos.

José Antonio Benito

Director de CEPAC