Según una nueva investigación de la Universidad de Texas (UT), en Arlington, los científicos, en busca de planetas habitables fuera de la Tierra, no deberían pasar por alto las estrellas de tipo F a favor de sus más abundantes, más pequeñas y más frías primas.
Las estrellas se dividen en siete categorías, cada una con una letra en función de su temperatura superficial, pero también difieren en otros factores tales como la masa, la luminosidad y la abundancia en el Universo. Los científicos que buscan planetas habitables, normalmente se han centrado en el extremo menos masivo del espectro, donde nuestro propio Sol (tipo G), así como las estrellas tipo K y M, aún menos masivas, residen.
Una impresión artística de un exoplaneta, orbitando la muy conocida estrella de tipo F, Procyon. Es la estrella más brillante de la constelación de Canis Minor.
Las estrellas tipo F se encuentran en la mitad del diagrama HR, son más masivas y más calientes que nuestro Sol. Estas estrellas emiten mucha radiación ultravioleta. Se pensaba que este era un factor limitante para mantener la vida. Además, no hay muchas estrellas de tipo F.
Pero Manfred Cuntz, profesor de física de la UT, afirma que: “No está todo perdido con las estrellas de tipo F”.
También dijo que: “Hay una brecha en la atención de la comunidad científica en lo que respecta al conocimiento de las estrellas de tipo F, y eso es lo que nuestra investigación está tratando de rellenar. De hecho, parece ser un buen lugar para buscar planetas habitables”.
Cuntz y el estudiante de doctorado de la UT, Satoko Sato hicieron un equipo con investigadores de la Universidad de Guanajuato en México, para un nuevo trabajo publicado por la International Journal of Astrobiology. Ellos argumentan que las estrellas de tipo F tienen una zona de habitabilidad más amplia, o sea, una zona donde las condiciones son adecuadas para que los planetas de tipo Tierra puedan desarrollar y sostener la vida.
Representación de los distintos tipos de estrellas en el sistema de Morgan-Keenan. Las más frías y más pequeñas están a la izquierda, y se llaman de tipo M.
Las más calientes están a la derecha, son de tipo O y tienen una corta vida.
Los investigadores también exploraron las posibles limitaciones causadas por la radiación ultravioleta. Estimaron los posibles daños a los que las macromoléculas, basadas en el carbono estarían sometidas en las zonas de habitabilidad de las estrellas tipo F. Usaron como ejemplo el ADN, y compararon las estimaciones de los daños en el ADN en el caso de los planetas de las estrellas F con los daños causados en la Tierra por el Sol.
La investigación incluyó cálculos para diferentes estrellas de tipo F, en diferentes momentos de su evolución. Se encontraron resultados alentadores. En unos pocos casos, las estimaciones de los daños fueron similares a los daños en la Tierra, si ésta no tuviera atmósfera. La estimación de los daños era incluso menos si se asumía una atmósfera en el planeta de la estrella F.
En el estudio, se decía que: “Es una contribución más hacia la exploración de la idoneidad exobiológica de las estrellas más calientes, y por implicación, más masiva que el Sol… Al menos en las partes externas de las zonas de habitabilidad de las estrellas F, la radiación UV no se debería considerar como un obstáculo insuperable para la existencia y le evolución de la vida.
Fuente: Astrobiology