Estos días me he encontrado en la calle con dos personajes "de cuidado".
Nº1 : El encargado de una tienda en una archiconocida cadena textil, explicándole a la dependienta con la que hablaba que "...la política de conciliación de la empresa no es para que la mamá se vaya al parque o a tomar café..." ¿¿¿Qué??? Me tuve que morder la lengua para no meterme donde nadie me llamaba. Será cretino, ¡qué forma de tergiversar y hacer sentir mal a la pobre mujer! Esto da para rios de tinta, pero el temita se las trae y no estoy de humor. Por ejemplo y para empezar, si la madre se queda en casa friendo croquetas mientras el niño ve dibujos en lugar de ir a los columpios, ¿le parecería mejor al tipejo?
Nº 2 : Ancianita con cara afable, viene directa hacia mí en el semáforo. Ay, ¡qué me lo veo venir!. ¡Qué mono el niño !-Me dice, y se equivoca claro, porque es una niña. No sé qué hicimos el padre de los Chiquininis y yo, que al niño me lo confundían siempre de bebé con una niña y ahora nos pasa al revés. Quizás será que la gente se equivoca por hablar tanto, que les gusta más hablar que a un tonto un lápiz, y como la Chiquinina llevaba una gabardinilla azul, pues tenía que ser un niño, lógico. Bueno, pues a continuación la señora me recomienda que no le dé el sol en los ojos a la niña, que le puede provocar conjuntivitis y bla, bla, bla. - Perdone, señora, ¿nos conocemos de algo?