En La Cama

Publicado el 11 mayo 2019 por Carlosgu82

La suavidad que siento me encanta. No noto sus dedos. Sólo noto la suavidad que aquellos guantes me proporcionan.

Sin hablar, se sienta sobre la cama y me mira. Rápidamente entiendo lo que quiere y lo hago. Me desnudo. Me quito el vaquero y la camiseta. Repito la misma operación que el día anterior. Me acerco a él vestida con el sujetador y las bragas y siento cómo de nuevo apoya su frente en mi estómago y posa su boca sobre mis bragas. La sensación atiza mi clítoris y lo siento vibrar. Se quita los guantes y los deja sobre la cama. Me agarra la cintura con sus fuertes manos y me sienta a horcajadas sobre él. Me mira y susurra mientras siento su duro pene entre mis muslos y su aliento sobre mis pechos:

—¿Estás preparada para jugar a lo que yo quiero?

—Sí —respondo aguijoneada por el deseo.

—¿De verdad?

—De verdad.

—¿Para lo que sea? —murmura acercándose a mi boca. Poso mis manos en su corto cabello y le masajeo la cabeza.

—A todo excepto a…

—Sado —puntualiza, y yo sonrío.

Me desabrocha el sujetador y mis turgentes pechos quedan libres ante él. Con

avidez, se los lleva a la boca. Primero uno y después otro. Me endurece los pezones con su lengua y sus dedos y eso me impulsa a gemir.

—Ofréceme tus pechos —pide con voz ronca.

Sentada a horcajadas sobre él, me los agarro con las manos y los acerco a su boca. Cuando va a chuparlos se los alejo y él me da un azote en el trasero. Ambos nos miramos y las chispas que hay entre los dos parece que vayan a provocar un cortocircuito. Eric me da otro azote. Pica. Y, no dispuesta a recibir un tercero, le acerco mis pechos a la boca y los toma. Los mordisquea y los succiona mientras yo se los entrego.

Miro hacia la cámara.

Me parece increíble que yo esté haciendo eso, pero ni puedo ni quiero parar. Esa sensación me gusta. Eric y su arrolladora personalidad pueden conmigo y en un momento así estoy dispuesta a hacer todo lo que él me pida.

De pronto, siento sus dedos hurgar por debajo de mis bragas y eso todavía me calienta más.

—Ponte de pie —me ordena.

Le hago caso y veo que él se escurre y se sienta en el suelo entre mis piernas. Lentamente me quita las bragas y, cuando me las saca por los pies, me los separa, posa sus manos en mis caderas y me hace flexionar las rodillas.  Mi sexo.  Mi chorreante vagina. Mi clítoris y toda yo quedo expuesta ante él.

Su exigente boca sonríe y me incita con la mirada para que pose mi vagina en su boca. Lo hago y exploto y jadeo nada más notar su contacto. Eric me agarra por las caderas y me hace apretar mi vagina contra su boca. Me siento extraña. Perversa en aquella postura.

Texto extraído de: Pídeme lo que quieras