Más allá de la identificación
Un chico escribe redacciones para la clase de literatura relatando fantasías con la madre de un compañero suyo. El profesor que tutela sus trabajos pasa del bochorno y la reprimenda inicial a convertirse en un yonqui de este peligroso culebrón que no distingue entre realidades y ficciones. Narración, aprendizaje, suspense y vida se mezclan en este juego de metalenguaje inventado por el portentoso dramaturgo madrileño Juan Mayorga en su obra teatral del año 2006 titulada El chico de la última fila, cuyo cuerpo y cimientos sirven para construir En la casa.Y si inteligente es la obra de teatro, más lo es la película de François Ozon, que respeta la base de este maléfico artificio, así como gran parte de los diálogos, e incluso los nombres españoles de los personajes, pasados por un gracioso filtro afrancesado. La merecida Concha de Oro a la mejor Película y Premio del Jurado al mejor Guion en San Sebastián 2012, recompensan las múltiples facetas de esta magistral película, cuyo casting también brilla a la misma altura, mérito también de la depurada dirección de actores de Ozon sobre los talentos del inmenso Fabrice Luchini y de esa joya de chaval, Ernst Umhauner, de mirada ambigua, capaz de seducir y acuchillar al mismo tiempo.¿se pueden imaginar mejor juego y compañía?Soy voyeur: pego el oído a las charlas ajenas, las ventanas me dominan, imagino lo que dicen esos chicos del fondo mientras ojean fotos en el móvil... Y vale, también soy profesor de narrativa: enseño a contar historias, a potenciar partos, a mejorar las argucias de los relatos, ¡y solo por eso algunos me acusan del enamoramiento que siento por esta película! De acuerdo, lo acepto. Pero, como dice mi amigo David Alonso: «Me gusta El Padrino, pero no por ello soy mafioso». ¿Entienden? Más allá de la pura identificación, siento envidia insana por esta especie de fiesta narrativa sazonada con maldades a lo Highsmith. Su mecanismo narrativo es como el del mejor reloj suizo. ¡Y sí, es la película que me habría encantado hacer o vivir!Creo que el plano final lo resume todo: de nuevo un enorme vecindario, pero esta vez sin ventana indiscreta, solo una enorme fachada diáfana, balcones sin persianas, poblados de vecinos dedicados a sus quehaceres, que incluyen cenas, broncas, amores y hasta asesinatos. Y allí enfrente, profesor y alumno elucubran sobre lo que ocurre en cada piso, y se contradicen y disparatan inventando relatos sin fin. ¿Se pueden imaginar mejor juego y compañía?Fernando Cámara
De los gritos de dolor del expresionismo a los más inquietos thrillers europeos sin olvidar los grandes clásicos de Hollywood, el equipo PRÓTESIS te trae el comentario crítico de cincuenta títulos escogidos. Este ensayo colectivo ha sido realizado por el Equipo PRÓTESIS para el número 8 de su publicación en papel, coordinado por David G. PanaderoNo te pierdas el monográfico