“En la casa”: La inteligencia emocional

Publicado el 10 noviembre 2012 por La Mirada De Ulises

[8/10]   En una clase de lengua coinciden un maestro y un discípulo que aspiran a encontrar en la ficción aquello que la vida no les ha dado. Germain es profesor de literatura y vive amargado desde que saboreó el fracaso como escritor para terminar encerrándose en un aula con alumnos desmotivados. Claude es un adolescente privado del afecto de una madre que le abandonó y que añora el hogar de los “chicos normales”. En su soledad y necesidad, con la lucidez de la palabra y una fructífera imaginación, ambos se enganchan en una novela por entregas que bebe de la vida y que transforman a conveniencia hasta confundir realidad y ficción. Uno no puede dejar de escribir ni el otro de leer lo que la ley del deseo impone, porque la escritura se ha convertido en cauce de reparación existencial que venga a paliar las heridas de su alma, y mientras que el profesor parece recuperar su fe en la literatura y en su capacidad creativa, el alumno trata de meterse en la casa de su amigo Rapha y ganarse el afecto de su madre.

La escritura de la novela avanza con palabras e imágenes de la mano de François Ozon, y el espectador de “En la casa” entiende que los límites entre la realidad y la ficción, entre lo vivido y lo deseado, son muy tenues y confusos… hasta llegar a no discernir dónde empieza uno y termina otro, dónde inspira uno y destruye otro. Estamos, por otra parte, ante un ejemplo modélico de escritura de guión, de estructura narrativa, tanto la que construyen Germain y Claude en un mano a mano, como la que Ozon levanta a partir de la obra de teatro “El chico de la última fila” de Juan Mayorga. Buen ritmo y continuados giros dramáticos que dinamizan la vida real y la imaginada hasta atrapar al espectador y llevarle a un final que no lo es… porque siempre hay nuevas casas en las que entrar, nuevas vidas que explorar. El director no pierde el tiempo con elementos que distraigan al espectador y evita profundizar en el sistema educativo, en la banalidad del arte contemporáneo o en la problemática social de las clases medias… pero sí deja apuntes críticos y mordaces sobre cada uno de ellos, sin llegar a caer en lo pretencioso ni en el exceso.

 

Si preciso es el guión y el montaje, no menos mérito tiene el dibujo de personajes y su encarnación por los actores. Fabrice Luchini transmite frustración y desconcierto a Germain sin abusar de lo gestual, y Ernst Umhauer cede a Claude un rostro inexpresivo y perturbador que unido a un sentimiento de orfandad emocional fascina e inquieta a la vez. Incluso los secundarios están bien dibujados e interpretados, y Denis Ménochet da el pego como padre de ideas simples y cortedad de miras o Emmanuelle Seigner combina frialdad y sensualidad a partes iguales. Aunque ver a Kristin Scott Thomas es siempre un placer, y se disfruta durante buena parte de la cinta mientras su personaje Jeanne intenta llenar su vacío con esa curiosa exposición o alimenta su curiosidad con las redacciones de Claude… cuesta creer su reacción final, porque el espectador que ha visto al matrimonio no ha sido preparado para ese desenlace. También la puesta en escena juega hábilmente con esos primeros acercamientos entre profesor-alumno y alumno-madre, creando un suspense y una sutil sospecha de las intenciones de cada uno.

 

Sin duda, el deseo se nos presenta como el motor de los personajes y el catalizador de una historia de satisfacción emocional que ha tenido un pasado sangrante, en forma de orfandad, fracaso vocacional o rutina matrimonial. Las salidas a cada coyuntura son tan variadas y imprevisibles como la capacidad creativa sea capaz de plasmar sobre un papel y la imaginación de llevar a la escena. Hemos asistido a un acto de presencia continuada -Claude es el voyeur por excelencia, a veces fantasma intervencionista para sus personajes de ficción- y de representación de la realidad, y al final no sabemos qué es más verosímil, si la primera versión o la segunda de cada entrega, si la vida o su recreación. En cualquier caso, lo seguro es que hemos convivido con unos personajes complementarios y necesitados de una educación sentimental, de una inteligencia emocional… que buscan en la vida o en la literatura, porque su deseo no distinguen ya.

Calificación: 8/10

En las imágenes: Fotogramas de “En la casa”, película distribuida en España por Golem © 2012 Mandarin Films, France 2 Cinéma, FOZ y Mars Films. Distribuida en España por Golem. Todos los derechos reservados.

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Publicado el 10 noviembre, 2012 | Categoría: 8/10, Año 2012, Críticas, Drama, Francia

Etiquetas: adolescencia, Denis Ménochet, educación, Emmanuelle Seigner, En la casa, Ernst Umhauer, Fabrice Luchini, familia, felicidad, François Ozon, Juan Mayorga, Kristin Scott Thomas, literatura