Lo más importante para mí: la conexión que se produjo con algunos de los presentes en el mientras tanto (esas cosas se saben en la mirada) y las palabras que hubimos intercambiado al finalizar.
Se me sigue haciendo difícil hablar en público, aunque ya menos. Sin embargo, leer poesía en voz alta (no cuentos, ni novela; poesía) me hace sentir bien, muy bien.
Agradezco a Estela Pittavino, directora del Instituto, por la invitación y la buena onda al organizar y dirigir el evento.