En la flor de la vida
El cielo casi blanco y el sol puro fuego cuando Loot pasea cubierto con largo turbante y buscando la sombra de las palmeras, algo le llama la atención en la orilla del río, se agacha, lo recoge y se lo lleva consigo. Le intriga; hacía mucho tiempo que algo le despertaba semejante interés y vuelve a casa pensativo caminando medio ausente, como si volviera a su mirada de una legua, un siglo, siempre más allá de lo evidente.Intriga.Su mujer le observa y rápidamente le nota algo extraño especialmente cuando se descubre la cabeza, su largo cabello sudado está perfectamente peinado, ni un solo pelo fuera de sitio.− ¿Acaso has hablado esta mañana con La Diosa? Te noto como ido, ¿ocurre o va a ocurrir algo malo?−No, no he visto a La Diosa paseando a la orilla del río, disculpa, voy a retirarme a mi estudio. Hace bastante calor, sí, una jarra de cerveza fresca me vendrá bien.Y con la jarra en las manos se retira a su fresco y oscuro lugar de estudio y reflexión. Lleva una pequeña bola de algo vivo consigo y no para de jugar con ella haciéndola saltar de una mano a otra y observándola con gran interés.¿Cómo lo ha hecho?Recuerdo haber visto esta ¿cosa?, hace unos días y apenas se había dividido la superficie en cuatro partes, ¿y ahora? Podrían, deberían ser sesenta partes, sí, sesenta, tengo que contarlas, ¡aj! Ya no tengo la vista de mis primeros doscientos años, ¡atención! No son sesenta.¿Y si la abriera?La partiré en pedazos, me intriga.
Pasados dos días Noer se presenta en casa de Loot, como siempre a su manera extemporánea y vocinglera, dando un fuerte achuchón a su cuñada y preguntando a voces por su hermano.−Bajaré a verle, ¿no queda vino en esta santa casa?−No le interrumpas, lleva dos días casi sin salir de su estudio, ¿para qué le quieres?−Hemos de preparar el Festival de Shamaash, gran señor de la luz y vida, apenas nos quedan ya tres días, ¿a qué se dedica nuestro sumo sacerdote que no va ni por la cantina?−Ni idea, y mucho me temo que este con otra de esas sus ideas locas. Averígualo, os dejo, tengo que preparar a mis bailarinas para la magna celebración; este año será algo especial, hay unas niñas nuevas que…−Ala, vete a danzar un rato guapetona, que yo me encargo de tu esposo.− ¡No le asustes! Por favor te lo pido. Me voy.−Solo un poco.Y tomando una jarra de vino pone su visión luminosa al máximo y baja al estudio.−¡¡Tablillas y más tablillas!! Que aburrido te estás haciendo, me gustaba más cuando esto era una bodega.−¡¡Err!! Dioses, tú, ¡apaga esa mirada! Ya no puedo beber tanto, según los dioses; ya sabes, después de los setecientos años: caldito y buenas siestas. Aproveché el lugar para mis tablillas de cuentas y cuentos.− ¿Y esto?, ¿esas figurillas de barro?, ¿qué dioses son estos?, ¡redondos!−No son dioses, es la vida.− ¿La vida?, ¿ahora no sabes lo que es la vida? Anda, límpiate las manos y echa un trago conmigo. ¿Cómo se te ocurre, a ti, hacer cosas con barro? mándalas hacer a algún artesano pero tú no te manches las manos. ¡Si te viera La Diosa!Dos jarras de vino más tarde deciden ir hasta el templo para hacer algunos preparativos pues el festival está cercano pero como Loot va algo cargadito con el vinito nuevo de la reciente cosecha no tiene mejor idea que chinchar un poco a su esposa, atareada ella con los músicos y las danzarinas. Todas ellas púberes.− ¡No, si ahora las mujeres vais a danzar igual que los hombres! Lo que me faltaba por ver.−Es una idea nueva que se me ha ocurrido este año, cuando llegaron de Oriente esos músicos tan peculiares.− ¿Qué vas a poner música del Indo en mi…?−Sí, la pongo. Y que sepas que a tu padre le ha encantado.− ¿Mi padre? Mírale, pero si está medio sordo. Él, con que las niñas se muevan de aquí para allá…−Tú estás peor, que a hacerte el sordo no te gana nadie. Pero, ¿qué hace tu hermano? ¡Párale, párale!
Qué sueño más tonto he tenido; había dos yo, danzando y repitiendo: ¡Soy tú! El que bebe es mi esposo, encenderé la lumbre y bajaré a ver cómo se encuentra.Pero al entrar en la cocina encuentra las lámparas encendidas y una pareja sentada a la mesa comiendo algo, ¿Loot ya está levantado?, ¿y esa mujer?Se queda paralizada mirando.¡Es idéntica a mí!− ¡Hola! Le saluda sonriendo la extraña.− ¡Tú!, ¿tú?, ¡Loot!, ¿quién es esa…?− ¿Quién va a ser?, eres tú.− ¿Qué esa yo soy yo? Espera, ¿tú no estabas desmayado y durmiendo con tu hermano?−No, yo me encuentro despierto y bien de salud y desayunando contigo.−Quieto ahí, ¡aquí pasa algo raro!Y con presteza toma su lanza y una lámpara y se precipita al dormitorio de su esposo, no necesita ni entrar, los ronquidos poderosos de los dos osos que duermen en el gran tálamo le dan la confirmación. Entra gritando.− ¡Loot, Noer, despertar!, ¡despertar! Hay extraños en la casa.Noer se yergue al instante, plenamente repuesto del disgusto que le ha dado su hija y salta de la cama como un león de los pantanos.− ¿Cómo que hay intrusos, cuñada?, ¿en tu casa?, ¿qué ocurre?−Ven, ven a la cocina. ¡Uff! Nada, este esposo mío sigue frito, le atizaste bien, pero vamos, vamos. Y la pareja se dirige a la cocina alumbrados con la potente mirada de Noer.−¡¡Joder Noer!! ¿Cuántas veces te hemos dicho que no pongas esa mirada en esta casa?, ¡apágala!− ¡Ahí va! Si son…Pero, sí, pero, son…es tú, y tú…− ¿Pero cómo va a ser? ¡¡Despierta cuñado!!−Baja la lanza que estoy más que despierto. Que sí, que son tú y el que está sobeta. ¡A mí no me pueden engañar! Que tengo visión divina, ¿esa jarra es de vino?−Sí Noer, sí, sírvete algo y desayuna con nosotros.− ¿Pero cómo va a haber dos yo?−Que dejes la lanza en el astillero y te sientes. Ya descubriremos qué está pasando aquí, tal vez cuando despierte el alquimista chiflado…Se oyen sus ronquidos desde aquí.− ¿A quién llamas tú alquimista chiflado?, ¿a que sales por la puerta…? ¡Volando!
Con la mañana ya avanzada consiguen entre los cuatro despertar al durmiente y contarle sin sobresaltos lo que ha ocurrido.− ¿Qué nos hemos multiplicado?−No empieces a usar palabras mágicas que no hay quien te entienda.−No es magia, son solo matemáticas.−Bueno, pues alquimia de esa rara que tú… ¡oye!, ¿esto no vendrá a cuenta de lo que estabas haciendo?− ¿El qué?−Esa cosa con las bolitas de barro.− ¿Las…bolitas?
Y los cinco se dirigen al estudio para intentar dar con la magia o el hechizo que está sucediendo. Sobre la mesa hay siete bolitas de barro ya cocidas y pintadas con vivos colores.−A ver, hermanito, explícanos que estabas haciendo con el barro.−Pues…estudiando la vida.− ¡La vida!, tú, ¿tú? El supremo servidor de los dioses, ¡si algo ignoras pregúntale a ellos! O a mí.−Te iba a preguntar, ¡te iba a preguntar! Es más, estuve soñando que te estaba preguntando.− ¿Y qué me quieres preguntar?− ¡Pues esto! Mira, mirar todos, ¿veis? La primera bola es perfecta, divina, sin división alguna. Pero la segunda se divide en dos, como hace la vida constantemente, en todo, miremos donde miremos.−Bueno, ¿y qué? la vida se divide en dos, en cuatro, en ocho, ¿cómo sigues la cuenta?−En diez y seis, en treinta y dos… me parece a mí que los dioses te dieron a ti esas luces tan solo para alumbrar viñedos y cazar patos.− ¡Bueno! ¿Y qué más da? Por cierto, el que se come los patos eres tú.−Pues que después del treinta y dos viene… ¡el sesenta y cuatro!, ¿lo ves en esta bolita?− ¿Y qué?− ¡Que no es el sesenta! El sesenta, por todos los dioses, ¿no lo entiendes? nosotros contamos de sesenta en sesenta pues así nos enseñaron los dioses. Somos sexagesimales pues así es la voluntad de los altísimos señores, ¡pero la vida no! cuenta hasta sesenta y cuatro; eso es lo que me tiene intrigado, aquí hay algo nefasto y necesito averiguar qué es. Dividimos el círculo y la esfera en sesenta y trescientos sesenta partes pues humanos somos, ¡pero la vida no! lo hace en sesenta y cuatro y trescientas ochenta y cuatro partes. ¿Por qué? Tú que todo lo puedes ver.−Pues ni la menor idea, ¿y alguno de vosotros?
Como a ninguno se les ocurre nada deciden subir a la cocina a seguir almorzar algo, que en esta santa casa no se pasa hambre, antes de irse al templo para preparar el festival del Gran Shamaash.−Y yo soy la primera, tú irás detrás.− ¿Por qué? le grita inmediatamente la otra tú.−Porque soy la que tiene la lanza y como rechistes te caliento a base de bien.−Haya paz en la tierra entre las gentes de bien, inclusive las mujeres. Intenta terciar Noer en la disputa.− ¿Y eso por qué? Las dos esposas de Loot están a punto de tirársele al cuello.−Porque yo lo pido y lo ordeno. Y poniendo a tope su mirada divina deja pisciegas a las dos parejas que no paran de tropezar el uno con el otro.Cuando pasa a mirada humana hay tal embrollo de brazos y piernas y cabezas que ninguno sabe ya cual es cual y cual es yo. Noer resuelve el asunto decidiendo que vayan de una vez al templo, que solo quedan tres días y con más manos mejor saldrá el trabajo.Dos sumos sacerdotes dando voces para preparar el desfile de los soldados imponen bastante respeto y sus dos esposas hacen maravillas con las crías y sus danzas pues ahora hay muchas, dos veces más, ideas sobre cómo complacer a los dioses.Felicitándose las dos parejas regresan a casa cuando, al entrar, ¡sorpresa! Hay otras dos parejas idénticas. El Loot con un chinchón en la cabeza decide que no hay porqué llamar a su hermano y que lo que mejor que pueden hacer es trenzar más cestos para la ofrenda de semillas a los dioses en el templo.− ¿Cuántas cestas hacemos? Preguntan al unísono los otros tres Loot.−Ir haciendo, vosotros ir haciendo cestos.− ¿Y tú qué vas a hacer? Le pregunta una de las esposas.−Ahora me lo pienso, vosotras ir poniendo la mesa y preparando la comida.−¡¡¡Hombres!!!−Eso, eso. Repiten los cuatro cacofónicamente: ¡Hombres!Tras la copiosa comida deciden los cuatro Loot salir a pescar con la barca al río pero apenas acercarse al embarcadero descubren con cara de pasmo que otros cuatro Loot están ya soltando amarras.− ¿Qué hacemos? Pregunta uno de los recién llegados a la orilla.−Pescar todo lo que podamos. Responde un Loot que no para de rascarse el huevo que tiene en la cabeza. Tenemos muchas bocas que alimentar.− ¿Quieres decir que habrá otras cuatro…?−Eso es más seguro que el número de peces que hoy conseguiremos sacar del agua. Y estarán dándose voces y peleando por cuál de ellas portará la lanza. ¡Uff!
La pesca es casi milagrosa y los grandes cestos cargados de peces son muy bien recibidos por los ¡otros ocho Loot! Y sus diez y seis esposas. Deciden cenar en amor y compañía en la gran mesa del patio, a la sombra de la parra, aprovechando que hace una tarde deliciosa y corre algo de aire por la rivera.− ¿Y ahora qué hacemos?−No entramos todos en la casa, ¿dormimos al raso?− ¿Echamos a suerte qué pareja?−Ni se os ocurra pensarlo, cerramos la casa y nos vamos.− ¿Y eso por qué?−Porque me sigue doliendo la cabeza y este huevo parece que sigue creciendo. Nos vamos al templo, pasaremos la noche allí y haremos grandes preces y sacrificios a los dioses; tal vez ellos puedan arreglar este embrollo.Y al gran templo escalonado de La Diosa se van las diez y seis parejas. Las gentes de la ciudad contemplan arrobadas y maravilladas la procesión de antorchas de los diez y seis Loot y esposas. A ellos no hay manera de distinguirlos pero las esposas han decidido cada una ir vestida de manera diferente a las otras quince con lo cual alguna va…casi desnuda.Gran adoración hay esta noche en el templo y las esposas danzan y danzan con velos y ajorcas para buscar la complacencia divina. Hasta caer todos rendidos y amontonados por los rincones oscuros del templo.Vuelve la luz, se regresa del sueño.
Una noche más una magna procesión parte de Casa Loot para dirigirse al templo; las calles están rebosantes de gentes venidas desde largas distancias para el festival de mañana, el asombro es general. Los negritos se arrodillan a su paso, los extranjeros agachan la cabeza en signo de respeto, reyes y príncipes de las ciudades de los dos ríos esperan a la puerta del templo para ver al sumo sacerdote y esposa prodigiosamente repetido y las largas filas entran pomposamente sin inmutarse.Una vez cerradas las altas puertas la pregunta salta como una rana de la boca de La Portadora de la lanza:¿Y ahora qué hacemos Loot?Sin mediar palabra unos se ponen interpretar canciones en los instrumentos, otras a bailar otros, presentan ofrendas en altar, dejándola sola, como si tuviera que guardar la puerta.Pasado un buen rato, poco a poco, de pocos en pocos, se van distribuyendo por el templo para dormir algo. El descanso humano es regalo divino y hay que saber aprovecharlo; cuando los pájaros les despiertan y la claridad va llenando el recinto unos diez y nueve Loot y sus respectivas esposas se dirigen al centro del templo y comienzan a danzar por parejas mientras que los cuarenta y cinco restantes toman los instrumentos y forman el coro. Vistos desde la mirada superior de La Diosa simulan ser un ojo, un ojo cuyo iris se mueve con los movimientos acompasados de las parejas, cantantes y músicos forman de algún modo los párpados.(¿Otra de Loot?)(Pues va a ser que sí Enki, sí, tenemos otra de Loot)(Pues a ver cómo termina la cosa)(Me encanta lo que están haciendo)(¿Y esos cánticos?)Loot y esposa, tan magníficamente multiplicados van improvisando nuevas tonadas y movimientos danzantes, de la monotonía hasta entonces imperante se va pasando a una maravillosa polifonía de voces masculinas y femeninas y algún Loot se prodiga en acordes y desacordes.
Noer en la entrada está saltando de un lugar a otro, aplaude, aúlla, salta de alegría, grita: −¡¡Fabuloso!!¿?Cuando las sesenta y cuatro parejas salen del templo se encuentra a otras sesenta y cuatro parejas idénticas, con idénticos instrumentos, que han estado interpretando al mismo tiempo la misma danza prodigiosa que los internados en el templo, y están recogiendo aplausos y vítores por doquier.− ¿Pero esto…qué significa? Dice un Loot rascándose la cabeza.−Pues que mientras tú, le dice Noer, y los otros tú que estabais dentro y sabrán los dioses qué estabais haciendo, llegaron estos otros tantos tú y esposas e hicieron una interpretación maravillosa. ¡Ah! y aún más. Sí, si te molestas en usar tu mirada ultramundana verás que en el supramundo hay otros tantos Loot y esposas que también han realizado la misma interpretación.− ¡Ahí va, es verdad! Y espera, si miras al inframundo hay otras sesenta y cuatro parejas más y con lo mismo.−Pues no había caído, ¡ahí va! Pero, entonces, ¿cuántos sois ahora?−Pues así, sin cálamo, te diría que unos dos cientos cuarenta y seis, y pondré un par de puntillas no sea que algún demonio se cuele.−Más las esposas. Como quieran tener todas lanza propia vas a formar un ejército formidable. ¡Uff! Y mi hija que no para de darme la tabarra con que quiere casarse, no sé, no sé cómo terminará esto.− ¿Y no puedes ver alguna solución? Pero que no sea una gran barca y mandarme a otra parte del mundo.−Lo único que se me ocurre es que esto solo puede parar si el primer Loot, el que se llevó el palo, decidiera quitarse la vida. Solo así…−¡¡En la flor de la vida lo voy a dejar!! Se escucha gritar a un Loot cuatro filas más atrás. Ni lo sueñes. Que hagan sitio, hagan sitio a Loot el Multiplicador.Y a sus innumerables esposas.Que bien sabe el sumo sacerdote que con el pecado viene la penitencia.Días más tarde:−Anda, deja las bolitas de barro y vayámonos ya o llegaremos tarde, tienes que casar a la sobrina. Deja eso, ya pasó.−Sí, ya, cuando desapareció el huevo de mi cabeza también se fueron mis otros yo.−Y los míos.−Algo curioso sin duda, en fin, supongo que me niego a olvidar, ¡hubo momentos!− ¡Qué interpretaciones hemos hecho! Desde Marduk nos llegaban los aplausos.−Cuando pasamos de contarnos por cientos a miles, ¡fue genial! Genial, hay una cifra, una cifra…−Venga, vamos, tenemos que ser los primeros no los últimos.− ¿Cómo era la cifra? ¡Ah, sí!, sesenta y cinco mil quinientos treinta y seis.− ¿Tiene eso algo que ver con esa montaña monstruosa que levantaste con toda la madera del Líbano a la orilla del río?− ¿Err?, bueno, algo; son cosas de Noer, ya sabes, empezó con el que va a llover, que te digo yo que va a diluviar…− ¿En verano? ¿Y os gastasteis toda la madera? En…ese…engendro…−Tetraedro, se llama tetraedro…− ¿Tetra…? ¡Otra de las tuyas… alquimista!− ¡Que no me pegues con la lanza…joder!
En la cabeza no, ahí no, que luego pasa lo que pasa.
FIN
¿En la flor de la vida iba a dejar este mundo? Anda ya, con lo bien que se lo pasa con su prodigiosa familia, ¿usted, llegado a un caso similar, qué haría?
Daniel Paniagua Díez