Hola a todos. Dicen que el hombre es el único animal que tropieza dos veces en la misma piedra.... dos veces me parecen pocas en algunos casos, pero es lo que dice la enseñanza popular y listo. Supongo que habrá muchos homínidos que no repitan en el mismo error una vez aprendido, por lo que es de suponer, que se trata de una media. Así que, para todos aquellos que no se sientan aludidos por semejante afirmación, deciros, que el que firma este post, tiene para dar y tomar en cuanto a tropezones en la misma piedra se refiere, así que, por todos aquellos que no repiten en sus errores, aquí uno, que tiene para dar y regalar. ¿A que me refiero?, pues para ejemplo un botón. Resulta, imagino que os habéis dado cuenta, que ha empezado el cole. Os habréis dado cuenta, los que no sois padres, por los parques desiertos, los centros comerciales silenciosos y sobretodo por los ojos legañosos de los que si tenemos vástagos. Pero a lo que iba. Resulta que aún tengo las manos pegajosas...¿de que?... pues de tanto forro para libros que nos hemos gastado este año. Resulta que mi hija, la mayor, de seis añitos recién cumplidos tenía nada más y nada menos, que 27 libracos!!! para ponerle el pegajoso protector. Hay varias opciones, el de pegar, o el de no pegar. Yo, como buen hombre, volví a caer en la tentación de poner el de pegar, como el año pasado, y claro, pues como que no. Quitando que aún tengo trozos de forro pegado por toda la casa, alfombras, sofás, mesas, sillas.... también han aparecido trozos de tal material pegados en partes de mi cuerpo, que ni por asombro pensé que fuera a parar. Cinco días después, diez duchas más tarde, aún siguen apareciendo adosadas a mi cuerpo escamas plastificadas, parezco una serpiente mudando de piel, el último, apareció entre el dedo gordo del pié y su compañero de al lado. Si juntásemos el papel desperdiciado en tal evento, creo, sin miedo a equivocarme, y sin ser nada exagerado, que me daba para forra la nueva enciclopedia del estudiante Larousse, incluyendo el volumen de sinónimos, tan necesario para los alumnos a la hora de buscar nuevas formas de decir palabrotas o expresiones tan didácticas como pedo o culo... y hasta aquí puedo leer. ¿Que como me han quedado los libros?, pues como vaticinaba mi querida y paciente esposa, me han quedado libros paperosos....¿que es un libro paperoso?, pues es aquel que tras el intentos de forramiento por el padre, queda repleto de burbujas de aire, dándole un efecto de jovencito enfermo por tal enfermedad. También en mi defensa, que los libros están más protegidos, ya que en caso de caída, el libro nunca caerá en seco, si no que debido a tal cualidad, rebotará incansablemente, hasta que mi pequeña sea capaz de cogerlo en pleno vuelo. También, es bueno para esos momentos de aburrimiento en el trayecto del cole a casa, ya que pueden ir esplotando las burbujitas como llos plásticos de envolver jarrones y cerámicas, así que libros para aprender y para entretener.... si es que hay que estar en todo. La verdad es que la cara de mi mujer era un poema, porque según iba avanzando en cantidad de libros, mis habilidades, ya entredichas, desde el primer momento, mermaban con el cansancio, y, por que no decirlo, la rabia contenida, de que cuando las cosas no salen como uno las piensa.... ahhhh esos libros perfectamente lisitos, que los forras sin problemas... zas zas y listo.....¡¡¡¡pues para nada!!!!.... cada uno que me ponían delante era peor, y encima el montón de sin nunca bajaba y el de con, nunca crecía, siempre aparecían más.... ayyy como me acorde de las editoriales, de las pastas blandas, del forro, de quién decide que una niña de seis años necesita 30 libros y de las familias de todos ellos. Hasta que llegó el de religión, que ya me dijo mi mujer, es el de religión....a ver que dices. Ahí mantuve la calma lo que pude, sobretodo, mientras tuve delante de mi cara la portada del libro, pero una vez fue al montón de los de con...... no coments. Supongo que una pequeña bendición de los libros no vendrán mal, tanto para la joven estudiantina, que le ayudará en sus estudios, como para la limpìeza de los mismos, ya que he de reconocer, que cada uno que caía en mis manos, llevaba una buena cantidad de m... encima. Si es que soy así, sabía lo que iba a pasar, me había pasado ya antes, pero yo nada de nada, esa piedra para mi y para nadie más. Solo espero que no afecte demasiado a mi hija el llevar los libros con la textura de la piel de una iguana y que pase lo que pase, estudie mucho y aprenda todo lo que sale en todos esos libros. De momento, no me ha dicho nada, y por mi parte, deciros, que para el próximo año ya tengo pensado como hacer... aunque eso me lo guardo para mi solito. Feliz vuelta al cole!!!!. Un abrazo
Hola a todos. Dicen que el hombre es el único animal que tropieza dos veces en la misma piedra.... dos veces me parecen pocas en algunos casos, pero es lo que dice la enseñanza popular y listo. Supongo que habrá muchos homínidos que no repitan en el mismo error una vez aprendido, por lo que es de suponer, que se trata de una media. Así que, para todos aquellos que no se sientan aludidos por semejante afirmación, deciros, que el que firma este post, tiene para dar y tomar en cuanto a tropezones en la misma piedra se refiere, así que, por todos aquellos que no repiten en sus errores, aquí uno, que tiene para dar y regalar. ¿A que me refiero?, pues para ejemplo un botón. Resulta, imagino que os habéis dado cuenta, que ha empezado el cole. Os habréis dado cuenta, los que no sois padres, por los parques desiertos, los centros comerciales silenciosos y sobretodo por los ojos legañosos de los que si tenemos vástagos. Pero a lo que iba. Resulta que aún tengo las manos pegajosas...¿de que?... pues de tanto forro para libros que nos hemos gastado este año. Resulta que mi hija, la mayor, de seis añitos recién cumplidos tenía nada más y nada menos, que 27 libracos!!! para ponerle el pegajoso protector. Hay varias opciones, el de pegar, o el de no pegar. Yo, como buen hombre, volví a caer en la tentación de poner el de pegar, como el año pasado, y claro, pues como que no. Quitando que aún tengo trozos de forro pegado por toda la casa, alfombras, sofás, mesas, sillas.... también han aparecido trozos de tal material pegados en partes de mi cuerpo, que ni por asombro pensé que fuera a parar. Cinco días después, diez duchas más tarde, aún siguen apareciendo adosadas a mi cuerpo escamas plastificadas, parezco una serpiente mudando de piel, el último, apareció entre el dedo gordo del pié y su compañero de al lado. Si juntásemos el papel desperdiciado en tal evento, creo, sin miedo a equivocarme, y sin ser nada exagerado, que me daba para forra la nueva enciclopedia del estudiante Larousse, incluyendo el volumen de sinónimos, tan necesario para los alumnos a la hora de buscar nuevas formas de decir palabrotas o expresiones tan didácticas como pedo o culo... y hasta aquí puedo leer. ¿Que como me han quedado los libros?, pues como vaticinaba mi querida y paciente esposa, me han quedado libros paperosos....¿que es un libro paperoso?, pues es aquel que tras el intentos de forramiento por el padre, queda repleto de burbujas de aire, dándole un efecto de jovencito enfermo por tal enfermedad. También en mi defensa, que los libros están más protegidos, ya que en caso de caída, el libro nunca caerá en seco, si no que debido a tal cualidad, rebotará incansablemente, hasta que mi pequeña sea capaz de cogerlo en pleno vuelo. También, es bueno para esos momentos de aburrimiento en el trayecto del cole a casa, ya que pueden ir esplotando las burbujitas como llos plásticos de envolver jarrones y cerámicas, así que libros para aprender y para entretener.... si es que hay que estar en todo. La verdad es que la cara de mi mujer era un poema, porque según iba avanzando en cantidad de libros, mis habilidades, ya entredichas, desde el primer momento, mermaban con el cansancio, y, por que no decirlo, la rabia contenida, de que cuando las cosas no salen como uno las piensa.... ahhhh esos libros perfectamente lisitos, que los forras sin problemas... zas zas y listo.....¡¡¡¡pues para nada!!!!.... cada uno que me ponían delante era peor, y encima el montón de sin nunca bajaba y el de con, nunca crecía, siempre aparecían más.... ayyy como me acorde de las editoriales, de las pastas blandas, del forro, de quién decide que una niña de seis años necesita 30 libros y de las familias de todos ellos. Hasta que llegó el de religión, que ya me dijo mi mujer, es el de religión....a ver que dices. Ahí mantuve la calma lo que pude, sobretodo, mientras tuve delante de mi cara la portada del libro, pero una vez fue al montón de los de con...... no coments. Supongo que una pequeña bendición de los libros no vendrán mal, tanto para la joven estudiantina, que le ayudará en sus estudios, como para la limpìeza de los mismos, ya que he de reconocer, que cada uno que caía en mis manos, llevaba una buena cantidad de m... encima. Si es que soy así, sabía lo que iba a pasar, me había pasado ya antes, pero yo nada de nada, esa piedra para mi y para nadie más. Solo espero que no afecte demasiado a mi hija el llevar los libros con la textura de la piel de una iguana y que pase lo que pase, estudie mucho y aprenda todo lo que sale en todos esos libros. De momento, no me ha dicho nada, y por mi parte, deciros, que para el próximo año ya tengo pensado como hacer... aunque eso me lo guardo para mi solito. Feliz vuelta al cole!!!!. Un abrazo