Hace muchos años hubo un grupo de gente que quiso ser dios y crear al humano perfecto . Ellos jugaron con el ADN de las personas y modificaron a los humanos a su antojo. Esos humanos modificados fueron perfectos pero sus descendientes no. Al jugar con el ADN algo salió mal y los hijos de esos humanos modificados nacieron con un fuerte retraso mental. Esos hijos con fueron conocidos como reducidos.
No todo el mundo se puso a jugar con el ADN, pues hubo un grupo de humanos que no creyeron en las modificaciones, ellos son conocidos por Luditas. Después de las guerras entre los humanos modificados, el mundo llego a su fin y los Luditas que lograron escapar ahora tienen la misión de cuidar de los pecados humanos, los reducidos y los protocolos que lograrán salvar al mundo.
Los luditas creen fielmente en sus protocolos pero después de unos años la descendencia de los reducidos empiezan a mostrar signos de normalidad, a esos hijos de reducidos se les post y aunque muestren la misma capacidad que los luditas siguen estando bajo el yugo de esos y su mentalidad futurística puede traer muchos problemas.
Los viejos poemas decían que los amantes estaban hechos el uno para el otro, lo cual no era cierto en el caso de Kai y de Elliot. Ellos no estaban hechos el uno para el otro en absoluto, sino todo lo contrario. Pero habían crecido juntos hasta que fueron como dos árboles de un mismo tronco, más fuertes juntos de lo que cualquiera de ellos podría haber sido por separado.
Y, desde que Kai se había marchado, Elliot había estado sintiendo su pérdida. Él había crecido sin ella, pero Elliot... sólo se había marchitado.
Elliot (nuestra protagonista) es una Ludita que desde muy niña comienza una amistad con el hijo del mecánico, un post llamado Kai que hará ver a Elliot que los Luditas no son los seres justos que dicen ser y que quizá la mentalidad tan cerrada que tienen no han dejado que el mundo vuelva a florecer.
Kai está cansado de vivir en un viejo granero y quiere ver el mundo y vivir libre, así que le pide a Elliot que huya con él pero Elliot no puede dejar la hacienda por más que quiera hacerlo así que abandona a Kai pero se arrepiente de ello a cada minuto.
Después de mucho tiempo Kai regresa pero ya no es el chico que ella solía conocer.
Elliot levantó el rostro hacia él y reconoció en cada plano y en cada línea al chico que vivía en su corazón. Kai respiraba con dificultad, parejo con el ritmo de su propio corazón. Elliot estaba segura de encontrarse en el mismo estado. Durante cuatro años había subsistido gracias a recuerdos de aquello: su voz, su rostro, el sonido de su respiración y de los latidos de su corazón. Lo sentía como una hoja siente el sol, como un imán siente el metal.
-Eliott...
La joven se inclinó hacia Kai, reticente a responder con el nombre de él y arriesgarse a romper el hechizo. Durante cuatro años, Elliot había estado buscando el rumbo, girando tan inútilmente como la brújula que colgaba en la pared de su abuelo. Lo había intentado con todas sus fuerzas, pero sin Kai estaba perdida.
Este libro es un homenaje a Persuasión de Jane Austen y tengo que confesar que yo no he leído el libro pero después de leerme este tengo muchas, muchas ganas de ponerme con el clásico (¡ja! ¿Quién dice que la literatura infantil no incita a leer clásicos?) y ver las adaptaciones que la autora le hizo.
El mundo distópico que la autora creó me pareció estupendo y realmente bien pensado. Los personajes, tanto los secundarios como los principales son estupendos. Elliot es sin duda una protagonista fuerte que es capaz de cargar con toda la historia en sus hombros sin parecer débil en ningún momento. Puede que ella de la apariencia de ser débil y sumisa pero dentro de ella arde un fuego intenso que logrará salvar a casi todos los personajes.
Kai, no es precisamente mi personaje favorito (como todos los protagonistas de Austen), pero admito que disfrute mucho (muchísimo) viendo las cartas que compartían él y Elliot ya que a través de ellas me fue posible conocerlo a fondo y en cierta forma entender su actitud hosca a su retorno.
[...] ¿Cuántas veces se han tocado nuestras manos, al pasarnos las herramientas o al ayudarnos a subir y a bajar de las máquinas? Cientos de veces. Miles. Pero anoche mepareció diferente. Recogiste mi mano en la tuya, con las palmas hacia arriba, nuestros dedos doblados hacia dentro como un par de hojas caídas. Caídas, tal vez, pero no muertas: jamás había sentido la mano tan viva. Cada parte de mí que tocabas lanzaba chispas de energía. No pude dormir. No pude dormir así.
De modo que incliné la cabeza, sólo un poco, hasta que mis labios se posaron en nuestras manos. Olí el aceite que nunca consigues limpiarte del todo de los dedos. Aspiré el aroma de tu piel. Y, entonces, como si fuese aquello lo único que estaba haciendo, sólo respirar, dejé que mi labio inferior te rozara el nudillo.
El tiempo se detuvo. Estaba segura de que te darías cuenta de mi treta y te apartarías. Estaba segura de que sabrías que no estaba durmiendo, que no estaba respirando sin más. Pero no te moviste, así que lo hice otra vez. Y otra. y la tercera dejé que mi labio superior se uniera al inferior.
Te besé la mano, Kai. No lo hice para darte las gracias por dejarme llorar. Por dejarme dormir en tus brazos. He pensado que debías saberlo.
Así que si buscan una historia con un mundo bien pensado, una historia de superación y un romance dulce, este definitivamente es su libro.