Ilustración Elaine Li.-Pere Gimferrer-En las cabinas telefónicashay misteriosas inscripciones dibujadas con lápiz de labios.Son las últimas palabras de las dulces muchachas rubiasque con el escote ensangrentado se refugian allí para morir.Última noche bajo el pálido neón, último día bajo el sol alucinante,calles recién regadas con magnolias, faros amarillentos delos coches patrulla en el amanecer.Te esperaré a la una y media, cuando salgas del ciney a esta hora está muerta en el Depósito aquélla cuyocuerpo era un ramo de orquídeas.Herida en los tiroteos nocturnos, acorralada en las esquinas por los reflectores, abofeteada en los night-clubs,Mi verdadero y dulce amor llora en mis brazos.Una última claridad, la más delgada y nítida,parece deslizarse de los locales cerrados:esta luz que detiene a los transeúntesy les habla suavemente de su infancia.Músicas de otro tiempo, canción al compás de cuyas viejasnotas conocimos una noche a Ava Gadner,muchacha envuelta en un impermeable claro que besamosuna vez en el ascensor, a oscuras entre dos pisos, y tenía los ojos muy azules, y hablaba siempre en vozmuy baja se llamaba Nelly.Cierra los ojos y escucha el canto de las sirenas en la nocheplateada de anuncios luminosos.La noche tiene cálidas avenidas azules.Sombras abrazan sombras en piscinas y bares.En el oscuro cielo combatían astroscuando murió de amor,y era como si oliera muy despacioun perfume.