Imagínese una vieja fotografía en blanco y negro de la época victoriana, por ejemplo, un retrato de familia. Las personas retratadas aparecerían con las mejores ropas, elaborados fondos traseros y, por supuesto, la característica principal de todas estas imágenes: personas serias y sin la sombra de una sonrisa.
¿Cree que eran así todas las fotos? Pues no. Hay pruebas de que las personas de la época victoriana sabían sonreír e incluso reír delante de la cámara de fotos. Al final resultará que también se trata de personas reales.
Además de los logros económicos de la época victoriana, fruto de la revolución industrial, si algo ha caracterizado a dicha época es el ser un tiempo exacerbado de moralismos y disciplina, con rígidos códigos morales y severas interdicciones.
Dicho moralismo y puritanismo social, especialmente reflejado en el comportamiento hacia la mujer de aquellos años, se transmitía en los retratos de la época, pero sin embargo, como veremos a continuación, existían excepciones.