—¿Qué estás pensando? — y a ti “espíritu indiscreto” ¡qué narices te importa! —Soy creación del dueño de la página. —Menos humos guapo, una voz en una diminuta ventana que actúa de “mosca cojonera”, eso es lo que eres. —Formo parte de un gran y prestigioso equipo de trabajo. —Y yo una de tus “amigas” ¿no es así como nos llamas? Y ¿no te da vergüenza cómo nos tratas? Vaya ínfulas que te gastas. Me fastidia que siempre me estés preguntando lo mismo, señalándome con un dedo acusador: “¿qué estás pensando?, ¿qué estás pensando?” Oye, que tú no eres Dios. —El Dios del más allá, ni lo pretendo; pero el de este mundo, no me negarás que me falta poco. —Entonces, prepotente controlador del pensamiento ¿por qué adoptas las formas del de más allá? Mira, una tiene reminiscencias de su época de estudiante en un colegio católico y esa pregunta, es que esa pregunta se las trae… Me recuerda lo de ”pensamiento, obra u omisión”, tres palabras lapidarias puesto que con cualquiera de ellas podías condenarte al fuego eterno. —Pues vete soltando lastre y a mi cuéntame ¿Qué estás pensando? —¡Eres imposible cabeza rectángulo! ¿Qué quieres conseguir con esa frase inquisitorial? Pero es que no te das cuenta que no es lo mismo decir “What are you thinking?” que decir ¿Qué estás pensando? Si es que sólo leerlo en castellano y se me cortan las ideas. —¡Ah! era eso, que estás con el síndrome del folio en blanco. —¡Aaaahhhh!
—¿Qué estás pensando? — y a ti “espíritu indiscreto” ¡qué narices te importa! —Soy creación del dueño de la página. —Menos humos guapo, una voz en una diminuta ventana que actúa de “mosca cojonera”, eso es lo que eres. —Formo parte de un gran y prestigioso equipo de trabajo. —Y yo una de tus “amigas” ¿no es así como nos llamas? Y ¿no te da vergüenza cómo nos tratas? Vaya ínfulas que te gastas. Me fastidia que siempre me estés preguntando lo mismo, señalándome con un dedo acusador: “¿qué estás pensando?, ¿qué estás pensando?” Oye, que tú no eres Dios. —El Dios del más allá, ni lo pretendo; pero el de este mundo, no me negarás que me falta poco. —Entonces, prepotente controlador del pensamiento ¿por qué adoptas las formas del de más allá? Mira, una tiene reminiscencias de su época de estudiante en un colegio católico y esa pregunta, es que esa pregunta se las trae… Me recuerda lo de ”pensamiento, obra u omisión”, tres palabras lapidarias puesto que con cualquiera de ellas podías condenarte al fuego eterno. —Pues vete soltando lastre y a mi cuéntame ¿Qué estás pensando? —¡Eres imposible cabeza rectángulo! ¿Qué quieres conseguir con esa frase inquisitorial? Pero es que no te das cuenta que no es lo mismo decir “What are you thinking?” que decir ¿Qué estás pensando? Si es que sólo leerlo en castellano y se me cortan las ideas. —¡Ah! era eso, que estás con el síndrome del folio en blanco. —¡Aaaahhhh!