En lugar de ir al Sonorama fui a Casa Chema a ponerme fino

Por Lapastanoengorda

Holi. Este año ha sido bastante duro en cuanto a festivales, ha habido algunos que se solapaban y tenía que elegir a cuál ir, otros eran en ciudades en las que hace demasiado calor y no se pueden pisar por eso, este año el Sonorama se solapaba con el DGTL, ambos muy tentadores pero mientras decidía qué hacer, para autoconvencerme pensé que si no iba a ninguno de los dos, me gastaba menos dinero que si iba, así que decidí quedarme por el norte de España y viajar en coche sin planificar nada.

Esto que voy a decir parece un chiste pero es real. De repente aparecimos en Oviedo, pedimos una caña en un bar y le pregunté al presunto camarero si tenía tapas veganas, él me preguntó que qué era vegano, me puse nervioso y me costó explicárselo a este ñu de alto nivel. Tanto me asombró su ignorancia que puse en Google: Oviedo vegano, por si ellos lo llaman de otra manera o algo así, el caso es que en los resultados de Google me apareció: Casa Chema, lugar que me habían recomendado varias personas de las cuales me fio bastante, eran las cuatro de la tarde y decidimos no comer nada hasta las nueve que habíamos reservado para llegar con mogollón de hambre y comernos hasta las servilletas.

Llegamos a las 9 y 5, por fuera el edificio es muy azul y parece un típico bar de carretera de bocadillos de embutido, pero si entras y comes, te cambian de cubierto ocho veces, te recogen las migas de pan con una bandeja y te tratan de usted. Al pedir la bebida nos trajeron como bonus unos quesitos de anacardo muy ricos, llevaban algo que no logré adivinar qué era y esto me gusta.

Su carta, que viene presentada en una tablet, tiene una parte llamada:
preparaciones veganas. En esta tienes mogollón de platos, cosa que es complicada que ocurra en estas zonas del norte donde te intentan colar el embutido hasta en los zumos. Si tus amigos no son veggies pero tienen un deje, tu tarea será convencerlos de que lo mejor que pueden hacer es pedir todos estos platos veganos, así podrás probarlos todos, que no veas lo seductores que son.

Nosotros de primero pedimos rabas veganas, cosa que me encanta y no es nada fácil de encontrar, sobre todo en el norte, de hecho solamente las he comido un par de veces, las comercializan congeladas y son caras, como no son caseras ni las hace Chema, no hablaré nada más sobre este primer plato, que a mis amigos omnívoros les fliparon, por cierto.


De segundo una fabada vegana con embutido casero, vegano también, claro. Em, puedes flipar, es de los guisos más sabrosos que he probado ever, sabe a jodido hueso de jamón, me dio incluso un poco de mal rollo y me pregunté si realmente sabrían lo que significa vegano, pero deposité mi confianza en Chema y rebañé el plato con el pan de centeno que pidieron mis amigos. Los embutidos estaban increíbles, unos sabores muy logrados, el chorizo y la morcilla juraría que estaban hechos con pan debido a su textura, lo otro parecía más seitán casero, este era el mas sabroso de los tres, esta vez no pregunté cómo lo hacían ni me metí en la cocina, me quedé sentado en la mesa tranquilito, portándome bien y hablando de frivolidades y de Grindr con mis amigos.

Estos, que son medio ñus pero de buen corazón, pidieron de segundo un cachopo convencional, del que viene muerto. Yo pedí cachopines veganos que venían con unas patatas exquisitas, flores, zanahoria, una salsa que no puedo adivinar qué llevaba y cuyo sabor y textura me recordaba un poco más a un san jacobo que a un cachopo, estaba muy rico y no pude terminármelo por dejar un hueco para sus postres sexys. Tengo que decir que a pesar de que este me gustó, el de Masa Madre en Chueca me flipa y deberías ir a probarlo.

Los postres eran una tarta de zanahoria con queso vegano casero de almendra y lima y un brownie con helado de aguacate. La tarta buenísima, a mí me sabía a roscón de reyes pero tengo que decir que estaba tan lleno que las ideas no me circulaban muy bien, el brownie también muy rico, sobre todo el centro que estaba muy crudo, el helado no causó demasiado furor debido a su textura. Repito que aquí estaba muy lleno y no puedo hablar mucho más de los postres. Me quedé con ganas de probar sus albóndigas de azuki, su tabla de quesos veganos y varias monerías más, seguramente vuelva esta semana a disfrutar de su fachada azul y sus suculentos platos.

Si vas te recomiendo que no pidas pan, así podrás comer más de otras cosas.