Por: Eugenio Yáñez
Tomado de: www.cubanalisis.com
“Los perros ladran cuando tienen miedo. Las dictaduras también”.
Los actuales escándalos en La Habana y el resto del país contra “el imperialismo” no muestran fortaleza, sino temor. El comején dejado en la Isla con la visita del presidente Obama carcome las estructuras “ideológicas” de una supuesta revolución que no sabe vivir sin un enemigo a mano para acusarlo de todos los males.
Como el presidente de EEUU declaró en La Habana el entierro del hacha de la guerra; la Unión Europea (UE) adoptó una política más tolerante hacia el régimen; y las cosas en América Latina no son favorables con la crisis de Venezuela, el rechazo del pueblo colombiano a la “paz” con las narcoguerrillas, y el descalabro del partido de Lula da Silva en las elecciones municipales brasileñas, es imperativo para la gerontocracia inventarse un enemigo a toda costa: de no tenerlo no quedaría nada de que hablar en la prensa oficial, la única permitida. De manera que pusieron la marcha atrás permanente al vetusto almendrón “revolucionario”, para involucionar con prisa y sin pausa, y no piensan detenerlo, si por ellos fuera, hasta una edad media cuyo equivalente “socialista” sería la Ofensiva Revolucionaria de 1968.
Véanse algunas perlas:
La primera secretaria de la Unión de Jóvenes Comunistas (UJC), aquella psicóloga que siendo segunda secretaria se pagó “con sus ahorros” el viaje a Panamá para escandalizar en la Cumbre de Las Américas presentándose como parte de una supuesta sociedad civil, acusa ahora a una verdadera organización no gubernamental de EEUU de ser instrumento de Washington para subvertir el orden en el paraíso proletario antillano. El Gobierno cubano es uno de los pocos en el mundo que se molesta porque países mucho más desarrollados le ofrecen becas a sus nacionales.
Yo personalmente recuerdo, en 1966, al entonces miembro del Secretariado del Partido Comunista Blas Roca -posteriormente ascendería hasta el Buró Político- ante una conferencia de instructores políticos militares en lo que era entonces el Círculo Social de las FAR Gerardo Abreu Fontán, en La Habana, hablando pestes no solamente de Paradiso, sino de su autor, calificando la obra de inmoral, contrarrevolucionaria, mediocre, indecente, pornográfica, y cuanta cosa más se le ocurriera.
Aunque aquella novela había sido publicada en Cuba por una editora oficial, no hubo límites en todo lo que recitó el cacique partidista tanto contra la novela como contra el autor. Al fin y al cabo nadie podría replicarle, y mucho menos el creador infamado. Ni en Cuba socialista existen mecanismos para demandar a los innumerables difamadores oficiales, esos macabros personajes que constituyen la flor y nata de la “lucha ideológica”.
Poco tiempo después, la cultura cubana se movería entre los oscuros huracanes del “quinquenio gris” y las campañas contra “el diversionismo ideológico”, aunque ahora el oficialismo no quiera ni acordarse de eso.
En estos momentos, tras el fracaso del VII Congreso del PCC y la abulia de los cubanos
Por eso han colocado el desvencijado almendrón “revolucionario” en marcha atrás permanente y sin intención de detenerse.
Sin embargo, el problema del régimen en estos momentos radica en que cada vez son más escasos el combustible… y el tiempo.