17 noviembre 2013 por aprigar
Me descubro frente a la pantalla. Mis dedos acarician suavemente el teclado. A cada pulsación, ellos mismos se sorprenden por ser capaces de construir frases con significados más allá de planteamientos políticos, económicos o descriptivos sobre el devenir parlamentario.
Lo había olvidado. ¡Hace ya tantos años que abandoné la escritura de mi propio pensamiento para reflejar el de otros!
Pero hoy lo retomo. Salgo de un escondite sabiamente construido durante años de profesión periodística con el cemento de la prudencia que la timidez genera a quien teme la exposición pública como lo hago yo.
Mi temor reconocido y confesado siempre. Ahora toca afrontarlo para continuar el camino en un mundo en el que la tecnología, el exceso de información y de control externo sobre los individuos nos impide pasar desapercibidos, pese a lo que algunos quisiéramos.
Aquí estoy, por fin, aceptando la nueva realidad de la comunicación globalizada antes de ser devorada por ella.
Una pieza más en este heterogéneo y variopinto conjunto de visiones sobre nuestro entorno, el más próximo o el más lejano, en un tiempo presente, futuro o pasado.
Nunca he pretendido estar en medio de nada, pero siempre quiero formar parte de todo.